Las escualos nocturnos

Christian Tavelli posee un diario de buceo en el que tiene registradas m¨¢s de 200 inmersiones. Aunque siempre que puede se sumerge, el director del hotel Ritz de Madrid, que acaba de cumplir un a?o en el cargo, recuerda especialmente un viaje a Maldivas con su mujer, en busca de tiburones martillo.

All¨ª hay mucha vida bajo el mar.

El viaje fue horrible. No hab¨ªa vuelo directo y en uno de los trasbordos vimos que perd¨ªamos el avi¨®n. Nos agobiamos bastante porque no hab¨ªa conexi¨®n hasta una semana despu¨¦s.

?Embarcaron?

S¨ª, pero mi mujer se agarr¨® un gran disgusto. Para calmarla no par¨¦ de invitarla a champ¨¢n durante el vuelo. Luego llegamos y todo maravilloso. Lo primero que realizamos: submarinismo nocturno en el atol¨®n de Mal¨¦.

?Qu¨¦ buscaban en la oscuridad?

Especies de tiburones que suben de las profundidades a comer plancton de madrugada. Cuando te metes en el agua sin luz te sientes muy expuesto; no ves casi nada y careces de referencias. Luego te calmas y empiezas a disfrutar. Es como volar rodeado de una masa azul.

?Llegaron los escualos?

Nos encontraron ellos a nosotros. En un momento dado, est¨¢bamos muy quietos y empezaron a aparecer decenas de tiburones ballena que nadaban a nuestro alrededor. Muy impresionante.

?Pero no buscaba a los martillo?

A esos los vimos en otra zona del atol¨®n, cuando realizamos un curso sobre estos animales. Son m¨¢s peligrosos que los otros porque estos s¨ª que se alimentan de carne. Otro d¨ªa hicimos algo muy especial: una inmersi¨®n de corriente.

?En qu¨¦ consiste?

B¨¢sicamente, en dejarse llevar. Te llevan a un punto, te sueltan y la circulaci¨®n del agua te arrastra hasta otro lugar donde te recogen. Es muy divertido porque solo tienes que coger profundidad y el mar hace el resto. Eso s¨ª, si te quieres parar a ver algo, te tienes que agarrar a una roca porque el agua circula con mucha fuerza. Ah¨ª vimos todo tipo de especies marinas.

?Salieron del agua en alg¨²n momento?

El poco tiempo que estuvimos en superficie lo pasamos en el hotel. Tambi¨¦n realizamos una visita al mercado de Mal¨¦, la capital de Maldivas. Es un lugar muy genuino. All¨ª probamos la palma de betel: nuez de areca envuelta en hoja de palmera. Dicen que tiene multitud de propiedades beneficiosas, pero sabe mal; es como comerse un corcho rancio.

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