24 horas en Edimburgo
Un trazado subterr¨¢neo, escaleras sin principio ni fin, un soberbio castillo medieval y un barrio portuario, el de Leith, renovado y animado. Atractivas pistas para disfrutar de la capital de Escocia
Se dice que Edimburgo, como Roma, est¨¢ construida ¡°en siete colinas¡±. Al menos tres de ellas son volcanes extinguidos, lo que convierte la capital de Escocia en una ciudad de geograf¨ªa inusual. Sus medievales bocacalles laber¨ªnticas desaf¨ªan la orientaci¨®n del viajero. En Edimburgo uno se siente dentro de los grabados del artista holand¨¦s M. C. Escher, en los que las empinadas escaleras llevan a todas partes y parecen no tener ni principio ni fin. Pero hay algo m¨¢s: la denominada ciudad nueva es una obra maestra de la planificaci¨®n de los siglos XVIII y XIX. Entre 1767 y 1890, una serie de talentos de la arquitectura y el urbanismo ¡ªJames Craig, John y Robert Adam, William Chambers, William Playfair...¡ª convirtieron la ciudad en un ejemplo fascinante de di¨¢logo entre el compacto y org¨¢nico urbanismo medieval y el ensanche georgiano, hecho a base de edificios de sillares de piedra de resonancias palladianas y juegos con los ¨®rdenes cl¨¢sicos. Calles rectas y ventiladas (George Street, Queen Street, Princes Street...), encantadoras plazas circulares arboladas y una asombrosa claridad en la estructura urbana. Ambas, la ciudad medieval y la ciudad nueva, son patrimonio mundial desde 1995.
9.00 Pastel en Victoria Street
Se empieza el d¨ªa desayunando en el coraz¨®n de la ciudad, en Grassmarket (1), plaza de un antiguo mercado sobre una planicie, una rareza geogr¨¢fica en la ciudad. A la derecha de la plaza, enfilamos hacia Victoria Street (2), una de las calles comerciales con m¨¢s encanto. Se puede desayunar tambi¨¦n en la Barantine Victoria. En este local, propiedad de una familia francesa de pasteleros, se toma buen caf¨¦ y magn¨ªfica reposter¨ªa.
9.30 Vistas desde Castle Hill
El Grassmarket est¨¢ situado justamente debajo de una de las colinas principales, Castle Hill, donde se ubica el castillo (3), nuestro primer gran destino. Es el edificio m¨¢s antiguo de la ciudad, del siglo XII, una fortaleza erigida sobre roca volc¨¢nica. El monumento se puede visitar de forma completa por 16 libras (unos 20 euros). Entrar en su explanada es gratis, para disfrutar de las vistas de la ciudad apoyados en los ca?ones.
11.30 La ciudad escondida
Una vez concluida la visita, nos dirigimos hacia la salida que desemboca en una de las calles principales, la Royal Mile. Estamos a punto de bajar del cielo a los infiernos: desde lo alto de la colina del castillo hasta Mary King¡¯s Close (4), un callej¨®n del siglo XVII enterrado en el subsuelo. Este complejo de callejuelas congeladas en el tiempo forma un laberinto en las profundidades del centro hist¨®rico. Uno de los mitos m¨¢s extendidos de esta ciudad subterr¨¢nea es que fue tapiada para evitar que se extendiera la peste, y que muchas personas murieron enterradas en vida. Sin embargo, las investigaciones arqueol¨®gicas no dan credibilidad a esa teor¨ªa, que aun as¨ª forma parte de la historia de la ciudad de tantas veces como se ha repetido. La ¨²nica manera de acceder es unirnos a las visitas que ofrecen unos gu¨ªas vestidos con trajes de ¨¦poca (13 libras por persona, casi 17 euros).
12.45 Bocadillo, manzana y ¡®haggis¡¯
Tanto subir y bajar abrir¨¢ temprano el apetito. Continuamos bajando la Royal Mile para volver a Victoria Street. En la parte superior de la calle hay dos buenas opciones para comer de bocadillo: Mellis Shop, una queser¨ªa tradicional con productos hechos de la leche de los granjeros del pa¨ªs, y Oink, un local min¨²sculo de nombre onomatop¨¦yico donde el plato ¨²nico es cerdo asado con compota de manzana. Es recomendable a?adirle una cucharada de haggis, uno de los platos escoceses m¨¢s t¨ªpicos, que merece la pena probar. El haggis es un embuchado semejante a primera vista a la morcilla, pero elaborado en realidad con casquer¨ªa (normalmente, pulm¨®n, h¨ªgado y coraz¨®n de cordero u oveja). Ambos establecimientos E est¨¢n a tan solo cinco pasos el uno del otro y, por solo cinco libras, nos permiten catar sabores t¨ªpicos ligados a esta tierra.
13.45 ¡®Vieja friendo huevos¡¯
Subir al trono de Arturo es casi un deber para el viajero. Las vistas y el paseo por Holyrood Park (5) merecen la pena. Desde la entrada al parque hay un paseo de unos 20 minutos, que se convertir¨¢n en una interesante caminata de 40 si comenzamos desde Grassmarket. Otros planes infalibles son la visita a la National Gallery of Scotland, donde se exhibe la Vieja friendo huevos, de Vel¨¢zquez, y al edificio del Parlamento de Escocia, obra emblem¨¢tica del brillante arquitecto barcelon¨¦s Enric Miralles (1955-2000).
15.00 Hacia el barrio de Leith
Por la tarde nos alejamos del tur¨ªstico centro para acercarnos a uno de los barrios m¨¢s escoceses de la ciudad, el industrial Leith (6). Los autobuses n¨²meros 16 y 22 tardan 15 minutos desde Princes Street (7), la calle principal de comercios. Nuestro destino es el canal de The Shore, donde se puede pasear y tomar una pinta en uno de sus m¨²ltiples pubs poblados por la gente del barrio.
Durante siglos, el barrio de Leith fue un pueblo industrial y portuario, hasta que en 1920 pas¨® a formar parte de la ciudad. El barrio, situado junto al mar en el norte de Edimburgo, es una de las zonas m¨¢s animadas de la capital escocesa. En los ¨²ltimos a?os ha conseguido dejar atr¨¢s un pasado decadente y renacer con m¨¢s fuerza que nunca. Un pub con encanto frente al canal es el Malt and Hops, y tampoco hay que perderse el Carriers Quarters, un bar angosto y oscuro que llama la atenci¨®n visto desde fuera.
17.00 Oasis urbano
Tras explorar el barrio, es hora de volver a Princes Street y quedarnos un rato a este lado del glaciar. S¨ª, del glaciar: los puentes que separan la zona del castillo de Princes Street parecen sortear un r¨ªo profundo, pero cruzan un valle esculpido por el desprendimiento de glaciares en la edad de hielo. A este lado de la ciudad encontramos tiendas y descubrimos la vida ajetreada de Rose Street, Young Street y Hill Street I, y nos adentramos en oasis de gran calidad urbana como Moray Place, Ainslie Place, Royal Circus y Randolph Crescent.
18.30 Mejillones para cenar
Vamos al 61 de Rose Street para cenar una de las comidas t¨ªpicas de esta ciudad: mejillones. The Mussell Inn (8), que abre hasta las diez de la noche, es un restaurante donde tambi¨¦n dan ostras a un precio razonable. Si hace fr¨ªo, la sopa de salm¨®n y nata es un primero caliente y delicioso.
20.00 Anochecer con m¨²sica en vivo
Acabamos en el Sandy Bell¡¯s (9), un bar en el que siempre suena la m¨²sica en vivo. Cada noche se puede compartir mesa y pintas con artistas de folk en uno de los pubs con m¨¢s encanto de la ciudad, cerca de Bristo Square.
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