En goleta a la antig¨¹edad
Restos del Artemis¨®n, tronos de m¨¢rmol blanco y otras maravillas en la costa turca
Desde Kusadasi, en plena costa turca del Egeo, hasta Antalya, en pleno Mediterr¨¢neo anat¨®lico, hay un sinf¨ªn de posibilidades para realizar agradables singladuras en las cl¨¢sicas goletas turcas. Hay planes, periplos de navegaci¨®n y opciones econ¨®micas para todos los gustos. Y varias excursiones fascinantes, por el espacio y el tiempo que dio origen a la civilizaci¨®n occidental, cuando atracas y saltas a tierra.
Fil¨®sofos, matem¨¢ticos y cient¨ªficos presocr¨¢ticos como Tales de Mileto, Her¨¢clito, Anaximandro, Anax¨ªmedes, Di¨®genes¡ nacieron y pensaron en las antiguas colonias j¨®nicas de la actual Turqu¨ªa. Tambi¨¦n nacieron en la actual Anatolia arquitectos como Hip¨®damos, historiadores como Herodoto o poetas como Homero, quien, con su Odisea, simboliza a la perfecci¨®n el esp¨ªritu de este fecundo ¨¢mbito geogr¨¢fico en el que mitolog¨ªa e historia, dioses y hombres, se mezclan incesantemente. Dos de las siete maravillas de la antig¨¹edad estuvieron igualmente en esta zona del mundo: el Artemis¨®n, el templo dedicado a la diosa Artemisa, y la tumba del rey Mausolo en Halicarnaso.
En nuestra singladura por la costa turca vamos parando en algunos enclaves imprescindibles.
01 ?feso
?feso fue, en su apogeo, una de las ciudades m¨¢s pobladas del mundo antiguo, con casi 300.000 habitantes. La fundaron los jonios en el siglo XI antes de Cristo y vivi¨® su momento de mayor esplendor en ¨¦poca romana. En la actualidad, y pese a que ¨²nicamente est¨¢ al descubierto el 20% de la ciudad, ?feso es, sin duda, uno de los mayores y mejor conservados yacimientos arqueol¨®gicos que existen, con su emplazamiento privilegiado, protegida por los montes Pi¨®n y Coressos y al fondo del estuario del r¨ªo Caistro.
?feso exige un d¨ªa completo de visita. El paseo nos lleva, muy cerca del ?gora Superior, a la fuente de Trajano, una bella muestra de la arquitectura monumental romana; el templo de Adriano, con sus elegantes relieves; las termas de Escolastiqu¨ªa y las casas de la Ladera, estas ¨²ltimas dise?adas por el famoso arquitecto cl¨¢sico Hip¨®damos, el mismo que concibi¨® la ciudad en ret¨ªculas rectil¨ªneas.
Desde el ?gora Superior, bajando por la V¨ªa de los Curetos, se tiene una magn¨ªfica perspectiva, divis¨¢ndose al fondo la famosa biblioteca de Celso, construida en el siglo II despu¨¦s de Cristo, y cuya espectacular fachada es una de las im¨¢genes m¨¢s significativas de ?feso. Tomando la v¨ªa de Marmol se accede al ?gora Inferior, una formidable explanada bordeada por los vestigios de lo que en su d¨ªa fueron galer¨ªas porticadas en las que se mezclaban fil¨®sofos y comerciantes que interactuaban con disc¨ªpulos y clientes. Por este gran mercado de la antig¨¹edad pasearon, entre otros, Tales de Mileto, el primer fil¨®sofo de la historia, y Anaximandro, el maestro de S¨®crates. Cruzando el ?gora se llega al que probablemente sea el mayor teatro de la antig¨¹edad. Un recinto grecorromano que ten¨ªa capacidad para 30.000 personas. Desde sus gradas m¨¢s elevadas se ve la avenida que desembocaba en el antiguo puerto de la ciudad. Buena parte de las piezas arqueol¨®gicas de la antigua ?feso est¨¢n en el museo de Selcuk ¡ªla nueva ?feso¡ª, como la muy especial estatua de Artemisa de los mil pechos.
A la salida de ?feso se encuentra el Artemis¨®n, el templo de Artemisa, diosa de la fertilidad y de la caza; una de las siete maravillas del mundo antiguo y superior en dimensiones y belleza al mismo Parten¨®n. Hoy ¨²nicamente queda en pie una colosal columna de 20 metros que da la medida de la grandiosidad y esbeltez de aquel c¨¦lebre templo. En el Artemis¨®n trabajaron Prax¨ªteles y Escopas, los dos escultores griegos m¨¢s famosos de la ¨¦poca. En ?feso tambi¨¦n predic¨® san Pablo, donde se dice que escribi¨® su evangelio de san Juan, y la leyenda cuenta que vivi¨® los ¨²ltimos a?os de su vida la Virgen Mar¨ªa.
02 P¨¦rgamo
Algo m¨¢s al norte de ?feso nos espera la ciudad de P¨¦rgamo. Aunque es verdad que buena parte de su riqueza arqueol¨®gica est¨¢ en el museo de Berl¨ªn, sobre el terreno todav¨ªa quedan suficientes muestras del antiguo esplendor de la ciudad, cuya biblioteca fue la segunda en importancia del mundo cl¨¢sico despu¨¦s de la de Alejandr¨ªa.
Situada en una gran elevaci¨®n rocosa, la Acr¨®polis de P¨¦rgamo conserva restos de importantes templos, como el de Trajano, restaurado en los a?os ochenta; los de Atenea, Dion¨ªsios, Demeter o el Altar de Zeus. Tambi¨¦n pueden verse notables vestigios del gimnasio y del ¨¢gora superior y, sobre todo, del espectacular teatro ce?ido a la ladera de la monta?a y desde el que se tiene una vista insuperable de la zona.
En la parte baja de P¨¦rgamo se encuentra toda una amplia ¨¢rea construida en el siglo II despu¨¦s de Cristo en honor de Asclepio, esencialmente una ciudad dedicada al culto del dios de la medicina y a la sanaci¨®n. Aqu¨ª ejerci¨® Galeno, uno de los fundadores de la medicina moderna, y acudieron a curarse emperadores como Adriano, Marco Aurelio y Caracalla. El conjunto alberga un teatro, templos y p¨®rticos.
03 Hier¨¢polis y Pamukkale
A unas tres horas en coche al noreste de ?feso est¨¢ la ciudad balneario de Hier¨¢polis y el Castillo de Algod¨®n de Pamukkale, enclaves declarados patrimonio mundial en 1989. Pamukkale es uno de los paisajes m¨¢s singulares de toda Turqu¨ªa, una catarata de espuma blanca petrificada sobre la ladera de una extensa colina. Durante millones de a?os, las aguas cargadas de carbonato c¨¢lcico se fueron filtrando en el terreno para reaparecer despu¨¦s, a casi 36 grados, e ir formando una pel¨ªcula blanquecina sobre la toba volc¨¢nica de la zona, dando lugar con ello a espectaculares bancadas y piscinas naturales de un pur¨ªsimo y blanco travertino.
El azul de las aguas y el albino de los sedimentos calc¨¢reos depositados en el fondo de las terrazas superpuestas crean una visi¨®n fant¨¢stica. El visitante puede recorrer este prodigio natural mientras se ba?a en alguna de las zonas preparadas al efecto. Tambi¨¦n podr¨¢ zambullirse despu¨¦s en las termas de la ciudad de Hier¨¢polis rodeado de ruinas sumergidas.
Hier¨¢polis fue una ciudad balneario fundada en el siglo II antes de Cristo por el rey de P¨¦rgamo. De la antigua ciudad santa y curativa de Hier¨¢polis se conservan un gran teatro, el templo de Apolo, los restos de la v¨ªa porticada que atravesaba toda la ciudad y, sobre todo, la gran necr¨®polis. Pasear por Hier¨¢polis a ¨²ltima hora de la tarde es como entrar en el grabado antiguo de los viajeros rom¨¢nticos. Bosques de columnas y cipreses, una calzada desgastada e infinidad de t¨²mulos, mausoleos, sepulturas y sarc¨®fagos de las m¨¢s variadas formas y tama?os que se suceden a izquierda y derecha de una avenida de m¨¢s de dos kil¨®metros. Una maravillosa cat¨¢strofe de tumbas que dan lugar al m¨¢s ca¨®tico y sugerente muestrario imaginable de monumentos funerarios.
04 Priene
Fundada por los j¨®nicos, Priene es una genuina colonia helena. Y eso se nota en la exquisita construcci¨®n de la muralla que rodea la ciudad, con sillares primorosamente trabajados, y por el privilegiado emplazamiento escogido para la poblaci¨®n: en la ladera de un alto promontorio (el monte Mykale), sobre el que situaron la acr¨®polis.
Priene conserva restos de gran inter¨¦s, como el antiguo teatro, con capacidad para 6.500 personas y una ac¨²stica perfecta. El teatro de Priene deja ver todav¨ªa los sitiales preferentes de los notables de la ciudad, que, adem¨¢s de palcos especiales, ten¨ªan reservados cinco preciosos tronos-sillones esculpidos en m¨¢rmol blanco y rematados en forma de patas de le¨®n.
Priene es una de las m¨¢s sugerentes colonias griegas de la antig¨¹edad y uno de los parques arqueol¨®gicos m¨¢s importantes de Turqu¨ªa. Su urbanismo y el trazado en ¨¢ngulo recto de sus calles segu¨ªan el criterio del famoso arquitecto Hip¨®damos. Su Beuliteri¨®n, del siglo II antes de Cristo, es un coqueto edificio con tres grader¨ªas y capacidad para 600 o 700 personas. Este lugar era el centro de reuniones del consejo de la ciudad, uno de los que han llegado en mejores condiciones hasta nuestros d¨ªas.
Adem¨¢s de la casa que se cree que ocup¨® Alejandro Magno en el a?o 344 antes de Cristo, otro de los lugares m¨¢s inspiradores de Priene es el templo de Atenea, posiblemente el mejor ejemplo de arte j¨®nico que existe. Un magn¨ªfico santuario dedicado a la diosa de las artes al que se le podr¨ªa devolver buena parte de su aspecto primigenio, ya que la mayor¨ªa de los elementos del templo siguen desperdigados en los alrededores. Pese a todo, las cinco columnas que se mantienen en pie y los capiteles y los fragmentos cil¨ªndricos y estriados que aparecen diseminados por toda el ¨¢rea tienen una enorme capacidad de evocaci¨®n.
05 Mileto
Mileto tuvo como enclave j¨®nico una influencia comercial y cultural decisiva, ya que comerci¨® con el lejano Egipto. Y cultural, pues aqu¨ª nacieron Tales de Mileto, Anaximandro e Hipodamo, autor este ¨²ltimo del trazado reticulado de la ciudad, o trazado hipod¨¢mico, un hito en la histora del urbanismo. Mileto conserva un formidable teatro edificado del siglo IV antes de Cristo con capacidad para 15.000 personas; varios templos en la V¨ªa Sacra, como el de Dionisios, y las Termas de Faustina.
Desde el puerto de los Leones de la ciudad, la V¨ªa Sacra se prolongaba 20 kil¨®metros hasta alcanzar el templo de Apolo en D¨ªdima. El santuario y su templo eran en su ¨¦poca tan c¨¦lebres para consultar al or¨¢culo como el de Delfos. El templo de Apolo lleg¨® a tener 120 columnas j¨®nicas.
06 Afrodisia
Terminamos en la ciudad de Afrodisia, con el P¨®rtico de Tiberio, las Termas de Adriano, el Ode¨®n, el templo de Afrodita y el teatro como monumentos m¨¢s destacados, junto con un magn¨ªfico estadio de forma el¨ªptica muy bien conservado. Pero podr¨ªamos seguir en la goleta haciendo escala en muchos otros lugares de inter¨¦s arqueol¨®gico, como Knidos, Kaunos o los enclaves licios de Tlos, Pinara, Xanthos, Letoon o Patara; y las ciudades helenas y romanas de Termessos, Perge, Side o Aspendos. El viaje terrestre de la goleta turca nos dar¨¢ la ocasi¨®n de adentrarnos en la antig¨¹edad m¨¢s fascinante.
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