Fideos gordos para Sophia Loren

Aqu¨ª, muy cerca de los jardines de La Granja de San Ildefonso, cay¨® el Imperio Romano. No fue el acabose porque est¨¢bamos a principios de 1963 y el director Anthony Mann grit¨® el ¡°corten¡± de la secuencia final. Pero el actor James Mason tuvo el capricho de comprarse una casa de piedra en el barrio de las Canonj¨ªas y Mel Ferrer se qued¨® por un tiempo en otro hogar de la localidad. No hac¨ªa mucho que Sophia Loren, Stephen Boyd y Dino de Laurentis dieron cuenta de un estofado en el restaurante de las herederas de Domingo Sanz Yubero y su mujer, Hilaria. A principios de 2000, otro director de culto, Ridley Scott, film¨® en los alrededores boscosos de este Valsa¨ªn peliculero El reino de los cielos.

Elvira y Gema Sanz Herrero recuerdan al pie de la letra toda la filmograf¨ªa que desde hace algunas d¨¦cadas ha tenido como escenario esta ladera de Guadarrama, declarada reserva de la biosfera en 2013. Por qui¨¦n doblan las campanas, La batalla de las Ardenas, Doctor Zhivago, Conan el b¨¢rbaro y, m¨¢s recientemente, El laberinto del fauno. Un libro en la parca recepci¨®n del establecimiento ilustra el patrimonio monumental del pueblo y las vicisitudes de aquellas cintas.

El alojamiento ha sido construido en los terrenos donde se aposentaba la antigua terraza de verano del restaurante, al pie de la carretera. Su escaso tr¨¢fico nocturno asegura el silencio esperado en un lugar as¨ª. En invierno, una chimenea caldea el ambiente interior, levemente en penumbras gracias a la calidez que transmite su fachada en color terracota, los ventanales a escala humana, la inclinaci¨®n de las buhardillas y una decoraci¨®n gustosa. Aqu¨ª prima la cocina, lo que se ve en los judiones de la cena y en la torta casera que se sirve a la hora del desayuno.

Con las calendas del buen tiempo, la casona se anima a costa de cicloturistas brit¨¢nicos organizados en grupos por una peque?a agencia de Silledo. Sus peripecias ambientan las noches alrededor del fuego con la parroquia local y los inquilinos dispuestos a o¨ªrles. Las habitaciones son extremadamente peque?as, sin espacios apenas para abrir las maletas, sin un sof¨¢ para sentarse. Pero se sobran en comodidades y en abrigo nocturno. Pa?os r¨²sticos, estampados silvestres, lamparitas finas y ciertos toques minimalistas que enganchan a la clientela m¨¢s joven. Por 20 euros m¨¢s vale la pena reservar una suite de pel¨ªcula y sufrir como sufri¨® la Loren cuando pidi¨® unos espaguetis y le sirvieron unos¡­ ?fideos gordos!

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