Luces y transparencias

Su aire high tech es una tentaci¨®n para todo ejecutivo. No hay clientela m¨¢s agradecida con el juego de luces y transparencias que se perciben desde la avenida que lo une al estadio de f¨²tbol Boavista. La fachada en vidrio, acero inoxidable y aluminio gris plateado anticipa la inmensidad de vol¨²menes y alturas del vest¨ªbulo, sin duda lo mejor de este hotel de la marca Sheraton dise?ado por el arquitecto portugu¨¦s Jo?o Paci¨ºncia, autor tambi¨¦n del hotel Meli¨¢ Aldeia dos Capuchos, en Almada, y del plan de ordenaci¨®n urbana de Portalegre, junto a Carrilho da Gra?a.

Si la llegada pasma, no digamos el recorrido vertical de este paralelep¨ªpedo reticular de 12 plantas a trav¨¦s de tres ascensores panor¨¢micos acristalados. La subida es vertiginosa. Casi no da tiempo a fisgar lo que sucede a nuestros pies. Pero consigue apaciguar los sentidos con su envoltorio de m¨¢rmol, su estructura de acero y su equipamiento de madera, especialmente de noche, cuando la iluminaci¨®n crea atm¨®sferas para dialogar con una copa en la mano.

En las ant¨ªpodas tecnol¨®gicas, el servicio act¨²a con lentitud y cierta despreocupaci¨®n. Si el registro resulta parsimonioso, la disponibilidad de habitaciones no llega hasta las tres de la tarde, ajena al horario de los vuelos en el aeropuerto Francisco S¨¢ Carneiro de Oporto.

Tampoco el servicio de desayuno parece muy activo, a tenor de las colas frecuentes para entrar al comedor de desayunos. Eso s¨ª, la alimentaci¨®n es variada y sabrosa.

Arriba, las habitaciones se sobran en amplitud y confort. Los colchones se merecen una inmediata zambullida, casi antes que probar el cuarto de ba?o, igualmente espacioso. Antes de que salga el agua de la ducha atemperada, la disposici¨®n de la botonera augura un salpic¨®n. Se observa un cierto desgaste en las moquetas, de un tono rojizo desva¨ªdo. El mobiliario tambi¨¦n acusa el paso del tiempo, qu¨¦ le vamos a hacer. Aunque las mayores quejas provienen del precio abusivo de la wifi: ?tres euros la hora! Pero el ambiente interior es agradable, muy tranquilo. Y si nos toca en suerte una habitaci¨®n del piso once gozaremos de unas espectaculares vistas sobre el campo de f¨²tbol.

Inexcusable terminar el d¨ªa con un paseo por los alrededores arbolados para visitar la Casa da Musica. Adem¨¢s de su interesante programaci¨®n invernal, el edificio es una de las obras se?eras del arquitecto Rem Koolhaas.

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