Bola?o en el laberinto del DF
Ruta por la capital mexicana, protagonista indomable de ¡®Los detectives salvajes¡¯
Una ciudad que en alg¨²n momento de su historia se pareci¨® al para¨ªso y que hoy se asemeja al infierno de los hermanos Marx, al infierno de Guy Debord, al infierno de Sam Peckinpah, con estas palabras defini¨® Roberto Bola?o a M¨¦xico Distrito Federal, la ciudad de su adolescencia y la protagonista indomable de Los detectives salvajes, esa pieza radical de las letras contempor¨¢neas que ha acabado por ser tambi¨¦n el para¨ªso literario de una generaci¨®n entera de escritores hispanoamericanos. El DF, una ciudad sembrada de ba?os p¨²blicos y prostitutas, estudiantes en movimiento perpetuo, librer¨ªas de viejo y poetas muertos de hambre. Una ciudad a la que lleg¨® a los 15 a?os y donde fue tan feliz que no quiso regresar jam¨¢s de adulto.
La primera vez que Roberto Bola?o lleg¨® a M¨¦xico fue en 1968, en el 68 de la Matanza de Tlatelolco, desde su Chile natal, junto con sus padres y su hermana Salom¨¦, y lo primero que le pas¨®, nada m¨¢s pisar el colegio, fue que le retaron a una paliza de la que fue lo bastante inteligente como para dejar en empate. Entonces viv¨ªan en la colonia Lindavista (m¨¢s adelante se mudar¨ªan a las colonias de N¨¢poles y a Guadalupe Tepeyac, cerca de la estaci¨®n de metro de Cuauht¨¦moc), donde trabajaba descargando cajas de refrescos y vendiendo por las calles im¨¢genes de san Mart¨ªn de Porres y l¨¢mparas de la Virgen de Guadalupe.
En 1972 decidi¨® volver, ?por v¨ªa terrestre y a dedo!, al Chile de Salvador Allende, del que tuvo que huir como pudo, para regresar a M¨¦xico DF en 1973. Entonces comenz¨® a escribir, teatro y poes¨ªa. ¡°Con mi aura de veterano de guerra¡±, dijo. Pronto conoci¨® a Bruno Montan¨¦ (Felipe M¨¹ller en Los detectives salvajes) y a Juan Villoro en el taller de Augusto Monterroso de la UNAM. Tambi¨¦n entr¨® en contacto con la incombustible Alcira Sous Scaffo, la Auxilio Lacouture de Las detectives salvajes y de Amuleto. Imparti¨® alguna charla en la Casa del Lago: ¡°Me contaron que una vez Arturo Belano dio una conferencia en la Casa del Lago, y que cuando le toc¨® hablar se olvid¨® de todo, creo que la conferencia era sobre poes¨ªa chilena y Belano improvis¨® una charla sobre pel¨ªculas de terror¡± (Los detectives salvajes). Hizo amistad con las hermanas Vera y Mara Larrosa, quienes aparecen bajo el nombre de Mar¨ªa y Ang¨¦lica Font, las poetas real visceralistas de Los detectives salvajes. Las hermanas Font viv¨ªan en la calle de Colima de la colonia Condesa. Un chalet que uno imagina invadido de agaves polvorientos: ¡°El patio trasero es otra cosa: los ¨¢rboles all¨ª son grandes, hay plantas enormes, de hojas de un verde tan intenso que parecen negras, una pileta cubierta de enredaderas (en la pileta, no me atrevo a llamarla fuente, no hay peces pero s¨ª un submarino a pilas, propiedad de Jorgito Font, el hermano menor)¡±. Una casa destartalada y siempre llena de gente que entra y sale sin parar, el refugio a donde ven¨ªan a pasar las noches en vela Ulises Lima (Mario Santiago, Papasquiaro, en la realidad) y Arturo Belano (el mismo Bola?o) y donde transcurre gran parte de la novela y desde donde huyen a Sonora en el Ford Impala blanco del loco de Quim Font.
En el a?o 1975 Bola?o y Mario Santiago y los otros miembros del taller de Poes¨ªa de la UNAM sol¨ªan reunirse en la cafeter¨ªa La Habana de la calle de Bucareli, un amplio local acristalado, en esquina, donde en su momento de gloria hist¨®rica se reun¨ªan Fidel Castro y el Che Guevara, periodistas culturales y buscavidas de todo calaje. El caf¨¦ La Habana aparece bajo el nombre de caf¨¦ Quito en Los detectives salvajes, y es el lugar habitual de reuni¨®n de Ulises Lima y Arturo Belano, las hermanas Font y Felipe M¨¹ller. As¨ª eran los poetas real visceralistas de Los Detectives: tomaban caf¨¦s con leche en el Quito y en los caf¨¦s chinos y en La Encrucijada Veracruzana, dorm¨ªan en s¨®tanos y en azoteas y en hoteles de mala muerte. Caminaban por Ni?os H¨¦roes, por el jard¨ªn Morelos, ¡°vac¨ªo y fantasmal pero en cuyos rincones se adivina una vida secreta, cuerpos y risas (o risitas) que se burlan del paseante solitario¡±. Caminaban por Reforma, por la plaza de Pacheco, por los senderos infestados de ardillas asesinas del bosque de Chapultepec, por todo el DF, porque al fin y al cabo eso es la literatura de Bola?o: vamos a caminar y mientras caminamos ya buscaremos qu¨¦ andamos buscando.
En el s¨®tano
Se pierden en librer¨ªas de viejo, en la Francesa de la Zona Rosa, en la Baudelaire, a la caza de libros baratos que roban directamente: "He descubierto la librer¨ªa de viejo Plinio el Joven, en Venustiano Carranza. La Librer¨ªa Lizardi en Donceles. La librer¨ªa de viejo Rebeca Nodier en Mesones con Pino Su¨¢rez, (¡) La Librer¨ªa del S¨®tano en un s¨®tano de la Avenida Ju¨¢rez, (¡) La librer¨ªa Mexicana, atendida por tres samur¨¢is, en la calle Aranda¡±. Cientos de librer¨ªas donde se levantaba tomitos de Amado Nervo, de Ernesto Cardenal, de Roque Dalton, librer¨ªas de largos pasillos a oscuras, con libros apilados sobre mesas cojas, que recorr¨ªa junto al poeta Mario Santiago Papasquiaro, el amigo ¨ªntimo y mito literario de Bola?o y a quien iba a dedicar Los detectives salvajes, pero que muri¨® arrollado por un coche, en la calle, en la acera de las calles donde dorm¨ªa, justo al d¨ªa siguiente de que Bola?o pusiera el punto final a su libro. En Los detectives salvajes Ulises Lima dice de los real visceralistas que caminan hacia atr¨¢s. ?C¨®mo hacia atr¨¢s?, le preguntan. ¡°De espaldas, mirando un punto pero alej¨¢ndose de ¨¦l, en l¨ªnea recta hacia lo desconocido¡±, que es como Roberto Bola?o mir¨® siempre M¨¦xico, desde muy lejos pero sin apartar la vista jam¨¢s.
??Esther Garc¨ªa Llovet es autora de la novela Mamut (Malpaso)
Gu¨ªa
C¨®mo ir
Informaci¨®n
? Iberia (www.iberia.com), Air Europa (www.aireuropa.com) y Aeromexico (www.aeromexico.com) vuelan directo a M¨¦xico DF. Ida y vuelta desde Madrid, a partir de unos 700 euros.
? Turismo de Ciudad de M¨¦xico (www.mexicocity.gob.mx).
? Turismo de M¨¦xico (www.visitmexico.com).
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