Arte en las escaleras

Arquitecto, interiorista, acuarelista, restaurador de arte, bodeguero, amante de la gastronom¨ªa¡­ En Zamora y provincia, todos los caminos conducen a Paco Somoza. Ni una piedra se toca si no es con su consentimiento y sabidur¨ªa. Suya ha sido la rehabilitaci¨®n serena y meticulosa del castillo de Zamora, durante a?os abandonado por la desidia de sus propios conciudadanos. Suyo tambi¨¦n fue el rescate de una f¨¢brica de luz del siglo XIX adosada a una iglesia del XII, donde hoy se levanta el hotel NH Palacio del Duero. Lo ¨²ltimo, en el casco hist¨®rico de la ciudad, ha sido la reconstrucci¨®n de un edificio ecl¨¦ctico para dar cuartel a siete ¨²nicas habitaciones, no por recluirse en el negocio hotelero, sino por darle salud y brillo a una plaza que es uno de los espacios urbanos m¨¢s proporcionados y deliciosos de Zamora.

En realidad, el hotel no es casi nada pero lo es todo en su plaza. A ver qu¨¦ otro lugar en la ciudad re¨²ne semejante colecci¨®n pict¨®rica y mobiliaria, sin otros espacios para ser exhibida que las escaleras y los rellanos, pues no hay metros siquiera para instalar un sal¨®n social. Hay un peque?o vest¨ªbulo de espera con mostrador de recepci¨®n y una m¨ªnima sala de catas con bodega en los s¨®tanos. Pero la promesa art¨ªstica merece renunciar al ascensor y subir las escaleras, pelda?o a pelda?o, disfrutando de los cuadros de Mariscal, El Hortelano, Rafael Alberti, Jacobo P¨¦rez Enciso y otros amigos personales de Somoza.

De las habitaciones puede decirse otro tanto. Son escuetas y medidas al cent¨ªmetro para no escatimar comodidades. Pero lo emocional salta enseguida a la vista: piezas de Eero Saarinen, Arne Jacobsen y Verner Panton para sentarse, mesitas de Carlo Mollino para tomar notas de lo retratado, camas de ¨²ltima generaci¨®n para soportar mejor los sue?os. Y cuadros, m¨¢s cuadros de la colecci¨®n personal del propietario.

Uno de los dormitorios por planta se abre a la plaza, donde da gusto reconocer los inmuebles caracter¨ªsticos de una ¨¦poca, los albores del siglo XX, que empezaba a respirar modernismo. A un lado se encuentra el antiguo hotel Franco-Espa?ol, dise?ado por Garc¨ªa S¨¢nchez Blanco. Al otro, fuera de la plaza, el C¨ªrculo de Zamora, obra de Mathet y Coloma concluida cinco a?os antes que el Casino de Madrid. El hotelito carece de servicio de desayunos. Se toma incluido en el precio en la taberna colindante Alsiguiente.

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