Argentinos y valencianos

Est¨¢ pasando el verano practicando algo as¨ª como el teatro extremo. Se estrena como director en M¨¦rida con La asamblea de las mujeres, de Arist¨®fanes, y anda metido en ensayos en plena can¨ªcula madrile?a. ¡°No podemos abrir las ventanas porque se quejan los vecinos ni poner el aire acondicionado porque se me quedan af¨®nicos los actores¡±, dice el actor. As¨ª que en estas condiciones le parece un tanto cruel ponerse a pensar en viajes.

?Ya lo sentimos! Pero haga un esfuerzo. ?Cu¨¢l es su destino fetiche?

Hay dos ciudades que me fascinan y me cuesta mucho escoger: Par¨ªs y Buenos Aires. La primera tiene algo sobrecogedor y la segunda es esa ciudad a la que uno le gustar¨ªa pertenecer. Pero Buenos Aires es mucho m¨¢s canalla que yo, as¨ª que no me atrevo.

Hablemos de lo que importa, la comida.

Buenos Aires es la ciudad que huele a asado. Tanto que cuando llevas dos meses all¨ª s¨®lo quieres volver a Espa?a a comer arroz blanco. Los amigos, como Dar¨ªo Grandinetti, siempre me llevan a las parrillas, pero en realidad no es una ciudad gastron¨®micamente tan interesante como otras, como M¨¦xico D.F., por ejemplo. Donde mejor se come en Buenos Aires es encasa de los amigos. Un argentino es como un valenciano, que empiezan la paella a las diez de la ma?ana y la acaban a la una de la noche. Pues ellos igual con el asado.

?Tiene sus rituales?

Lo primero que hago al llegar a la ciudad es dejar la maleta y acercarme al M¨²nich, el restaurante del barrio de la Recoleta al que iban Borges, Bioy Casares y el compositor de tangos An¨ªbal Troilo, que dicen que se com¨ªa una bandeja entera de milanesas a caballo. Yo me pido siempre lo mismo: milanesa, pur¨¦ de patata y ensalada de remolacha. El pur¨¦ no es el de J?el Robuchon pero casi. Espectacular.

?Y en Par¨ªs, qu¨¦ es lo primero que hace?

Me planto debajo de la torre Eiffel como un turista, lo mismo que cuando voy a Nueva York, que subo al Empire State. Siempre pienso en el actor Antonio Gamero, que falleci¨®. ?l iba a Par¨ªs cuatro o cinco veces al a?o para ver ¨®pera y luego me tra¨ªa quesos y recomendaciones de bistr¨®s que iba encontrando. Ahora cuando voy a Par¨ªs parece que lo estoy oyendo: ¡°Juanito, tengo un camembeeert¡­¡±.