De Mart¨ªn, hospitalidad y patatas revolconas

Su nombre lo delata. A unos pasos del Real Sitio escurialense, junto a la plaza Mayor, el hotel de la familia Mart¨ªn lleva apenas tres a?os abierto, pero todo el mundo lo conoce por lo peque?ito que es y el mucho encanto que atesora. Tambi¨¦n por el reconocimiento en el pueblo de una familia relacionada con la hosteler¨ªa. Diosdado Mart¨ªn y su esposa, Teresa, depositan en sus hijos Iv¨¢n, M¨®nica y Sergio la continuidad del negocio.

Los Mart¨ªn decidieron ampliar horizontes con la rehabilitaci¨®n del edificio que emerge de su restaurante Las Viandas, famoso por las patatas revolconas, originalmente construido en el a?o 1800. Las instalaciones, de corte actual, ofrecen detalles decorativos de bajo coste y mucho efecto a la vista. Se nota el preciso conocimiento que tienen los propietarios de sus hu¨¦spedes a trav¨¦s de los a?os y del buen condumio. No es un b&b (cama y desayuno) al uso. Las Viandas sirve como comedor de hotel, aunque nadie est¨¢ obligado a sentarse aqu¨ª. Existe en San Lorenzo oferta suficiente para escoger un tapeo de altura cada d¨ªa.

La recepci¨®n es tan peque?ita como el hotel, lo que ayuda a acelerar un poco el registro. Por razones inexplicables, la clientela internacional ve rechazada su American Express. Mejor no discutir y subir raudos a la habitaci¨®n asignada entre las 11 que ofrece el establecimiento, todas personalizadas y distinguidas por un nombre. Capit¨¢n Alatriste es un homenaje al escritor Arturo P¨¦rez-Reverte; ofrece nada menos que dos balcones con vistas al Ayuntamiento. La Rom¨¢ntica dispone de un jacuzzi triangular¡­

La Gurriata, jacuzzi redondo. El Cardenal Quiroga es, probablemente, la m¨¢s seria, toda forrada en madera de nogal. Ana de Austria tiene el techo de estuco magenta. La M¨ªstica aparece rodeada de una cenefa que representa un hayedo bajo un cielo estrellado. El Reloj, abuhardillada, proyecta vistas sobre el despertador del Consistorio. La Tentaci¨®n es coqueta, provocadora. Las Cuatro Esposas de Felipe II sirve para adentrarse en la historia del imperio. 1968 rememora la plaga de termitas que hubo aquel a?o en el monasterio. Y La Blanca goza de un espacio m¨ªnimo y minimalista: apenas cabe una cama y el cuarto de ba?o. Eso s¨ª, con una buena se?al de wifi alrededor.

No es que el caser¨®n sea un modelo de insonorizaci¨®n, pero casi no hay ruidos en esta zona del pueblo. El patio de luces al que dan algunas habitaciones se queda toda la noche encendido, fatal para quienes sufren de insomnio, pero fausto para los nict¨®fobos y escot¨®fobos.

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