Emulando ¡®Titanic¡¯ en Gran Canaria

Es noche cerrada. Han pasado cuarenta minutos desde que el sol se ocult¨® detr¨¢s del Teide en la vecina isla de Tenerife, sorteando una compacta masa de nubes sobre el horizonte. A medida que el sol ca¨ªa, el perfil del volc¨¢n se defini¨® mejor en lo alto y el a?il del mar fue mudando a negro. A las diez de la noche atracamos en el puerto deportivo de Pasito Blanco, en Maspalomas, en el sur de Gran Canaria. La aventura a bordo del The Secret comenz¨® tres horas antes.

Zarpamos a las siete de la tarde. Nos acompa?an una pareja de novios que grabar¨¢ su invitaci¨®n de boda durante la traves¨ªa, as¨ª como los abuelos de ¨¦l, una pareja septuagenaria originaria de Le¨®n que celebra tambi¨¦n sus bodas de oro. Los 60 euros que Guacimara, Ancor, Rafael y Dolores han pagado incluyen el barco entero a disposici¨®n, m¨¢s bebida y comida. Pero The Secret no es uno de los party boats (barcos festivos) que ofrecen desenfreno multitudinario por la zona. Aqu¨ª sonar¨¢n est¨¢ndares internacionales, pero como explica la propietaria, Leonor Navarro, ¡°nunca a un volumen que distorsione la experiencia. The Secret es una comuni¨®n con el mar¡±.

El barco, una fragata de 24 metros de eslora, tres m¨¢stiles de 16 metros de altura y cuatro velas, tiene espacio para doce personas m¨¢s una tripulaci¨®n de cuatro. La navegaci¨®n se realiza a vela, silenciosa, aunque para salir y aproximarse a puerto cuenta con dos motores de 150 caballos. Funciona los siete d¨ªas de la semana. Las rutas habituales son de 11.00 a 17.00 horas, o desde las 19.00 hasta la puesta de sol. ¡°Nos adaptamos al cliente. Hay familias que han embarcado un fin de semana completo¡±, explica Navarro. Las reservas se realizan a trav¨¦s de la web, o bien por correo electr¨®nico o tel¨¦fono.

Mar rizada y almogrote gomero

Suena Mediterr¨¢neo, de Serrat, aunque navegamos por el poderoso Atl¨¢ntico, que hoy presenta mar rizada. M¨¢s tarde oiremos Aguas de mar?o , de Tom Jobim y Elis Regina, aunque estemos en julio. En una salida habitual se fondea cerca de una costa azocada (Anfi del Mar, El Pajar, Taurito o Maspalomas) y los pasajeros se dan un remoj¨®n. Saltar a esta piscina inabarcable no se olvida. De nuevo a bordo, almorzaremos paella o fideu¨¢. Durante el recorrido, adem¨¢s, la tripulaci¨®n dispone para los clientes una degustaci¨®n de productos locales, como quesos, mermeladas y almogrote gomero. Refrescos, cerveza, agua y vino blanco de Lanzarote tampoco faltan.

El casco de The Secret es de madera y plastificado de fibra de carbono. En la popa, una mesa con bancos enfrentados con capacidad para doce. Sobre los camarotes, colchonetas blancas con cojines permiten disfrutar de la traves¨ªa recostados. En la proa, cuatro grandes pufs blancos; otro banco ocupa la manga del velero. El m¨¢stil de proa es perfecto para alongarse emulando a Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en la famosa secuencia de Titanic.

Aqu¨ª no hay icebergs. Desde que soltamos amarras apenas nos hemos cruzado con algunas barquillas. Una fal¨²a de la guardia civil nos adelanta a lo lejos brincando sobre las olas delante de un pesquero que avanza rodeado de pardelas y otras aves. El barco enfila direcci¨®n suroeste. Jos¨¦ Luis Navarro, el patr¨®n, da orden de parar los motores. Navegando a vela el vaiv¨¦n del mar se aprecia menos. El silencio solo se rompe con el chapoteo del mar contra el casco. Con suerte, veremos parejas de peces voladores persigui¨¦ndose de puntillas sobre las aguas. O nos rodear¨¢n delfines o alg¨²n cet¨¢ceo.

Ocaso en el Manhattan canario

Navarro invita a colaborar en la navegaci¨®n. Los pasajeros pueden coger el tim¨®n, halar velas y atar cabos. H¨¦ctor Rodr¨ªguez, segundo patr¨®n, toma fotos desde la proa. Mientras los ancianos contemplan el mar cogidos de la mano bajo la mesana, los novios han bajado a los camarotes. The Secret dispone de seis camas individuales en literas, adem¨¢s de una king size, y un ba?o. El sol cae. El cielo enrojece, la luz cubre las monta?as del suroeste de Gran Canaria como si les adhiriera encima un celo semitransparente. La lejan¨ªa a la isla hace que emerjan los macizos de la cumbre. El barco avanza orzando destino el atardecer.

En el trayecto de regreso, la cementera de Arguinegu¨ªn dibuja, en primera l¨ªnea de costa, un skyline de gran ciudad, el Manhattan canario lo llaman. Venus y J¨²piter tiemblan altos y muy cercanos en el cielo. Si el fulgor amarillo de la primera es intenso, el azul de J¨²piter podr¨ªa confundirse con cualquiera de los cientos de estrellas que empiezan a hacer su ronda nocturna por el firmamento.

Gregory Porter interpreta Be Good sobre un fondo de piano, contrabajo y saxo. Visto del rev¨¦s, desde la perspectiva de este mar y este cielo negros, The Secret es una mota de polvo en un edificio repleto de valiosos muebles viejos. La joven pareja sigue film¨¢ndose en los camarotes. Los turistas empiezan a encender las luces de sus habitaciones en los complejos hoteleros. Otro destello, el del faro de Maspalomas, nos gu¨ªa para que regresemos sanos y salvos a Pasito Blanco.

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