¡®Belle ¨¦poque¡¯ termal en el Gran Hotel Balneario

Al descender por las revueltas del valle de Ambroz, desde la autov¨ªa de la Plata, surge lo inesperado: el caser¨ªo esconde en su irregular trazado un complejo termal de estimables dimensiones y origen catalogado en la ¨¦poca romana. Este inc¨®gnito emplazamiento, un privilegio hoy en d¨ªa, asegura un clima benigno todo el a?o, por lo que la actividad ag¨¹ista no se interrumpe nunca, a diferencia de otros balnearios peninsulares.

El edificio primitivo del Gran Hotel, enfrente del balneario moderno, es obra del siglo XIX, sobre las ruinas de otro construido en el siglo II para los militares y funcionarios de la Roma imperial. Por el subsuelo flu¨ªan unas aguas sulfuradas, s¨®dicas y oligomet¨¢licas que los devolv¨ªan a la vida tras sus batallas. Algunos optaban por quedarse al fresco, de ah¨ª que la poblaci¨®n creciera al punto de abrirse, las aguas y el valle, a cualquier doliente sin estirpe que justificar, all¨¢ por el siglo XVIII. Hoy, Ba?os de Montemayor acredita ser uno de los principales centros termales extreme?os.

Si la planta arquitect¨®nica y la decoraci¨®n destilan una atm¨®sfera anta?ona, inmutable desde la construcci¨®n del edificio, en 1928, la clientela actual no ayuda mucho a transmitir una imagen l¨²dica del lugar, para eso ya existen los hoteles convencionales con spa. Un balneario tradicional ofrece como raz¨®n de ser la terapia frente al placer, el rigor frente al juego, la disciplina frente al relax. En todos sus rincones huele a medicina, incluso a la hora en que se despacha el desayuno industrial de cada d¨ªa. Las instalaciones est¨¢n algo pasadas de moda, y algunas zonas, como la cafeter¨ªa y el sal¨®n de estar, ser¨ªan el perfecto escenario para rodar una pel¨ªcula de ¨¦poca. De la belle ¨¦poque europea.

Una escalera de b¨®veda catalana, secundada por z¨®calos de azulejer¨ªa sevillana y amplios ventanales de cuarterones, conduce a las 90 habitaciones de porte m¨¢s moderno, distribuidas equitativamente entre individuales, dobles y triples. Di¨¢fanas, as¨¦pticas, como corresponde a un establecimiento as¨ª. Con un servicio wifi excelente, que no deja a nadie desconectado de la actualidad.

La vida en el balneario se desenvuelve con providencial tranquilidad. De los ba?os e inhalaciones a los paseos lentos por el lateral ajardinado, de los almuerzos y cenas en com¨²n a las partidas de mus y domin¨® por grupos. Nada distrae de la rutina salut¨ªfera, salvo cuando hay una celebraci¨®n especial en el teatrillo original del balneario, enmarcado por el habitual tel¨®n de fondo rojo y un artesonado policromado digno de un selfie en edad crepuscular.