¡®Pintxos¡¯ en la ciudad de los naipes
El huevo con trufa de Zaldiaran o el huevito frito de Sagartoki. A la ruta gastron¨®mica de Vitoria se a?ade el museo de barajas de Heraclio Fournier y una catedral g¨®tica que inspir¨® al novelista brit¨¢nico Ken Follett
Es una de las ciudades europeas con m¨¢s espacios verdes. Nada como perderse recorriendo sus tranquilas calles, descubriendo sus palacios del Renacimiento o disfrutando de una sofisticada gastronom¨ªa. Fundada en 1181 por el rey navarro Sancho VI, Vitoria-Gasteiz, con 242.000 habitantes, puede presumir de contar con 42 metros por persona de espacios verdes, con 130.000 ¨¢rboles de 150 especies diferentes. De ah¨ª que fuera galardonada con el premio Capital Verde Europea 2012. Su Anillo Verde, con 101 kil¨®metros adaptados para las bicicletas, convierte la capital alavesa en una de las capitales espa?olas con mejor calidad de vida.
10.00? Muralla del siglo XI
La catedral g¨®tica de Santa Mar¨ªa (1, pincha aqu¨ª para ver su localzaci¨®n en el mapa) sirvi¨® para proteger el antiguo poblamiento de Gasteiz, y el recorrido por ella incluye parte de una muralla del siglo XI descubierta en 2001. Parada para los peregrinos del camino de Santiago, la compleja rehabilitaci¨®n de la catedral inspir¨® al novelista Ken Follett en su novela Un mundo sin fin, de 2007, continuaci¨®n de Los pilares de la Tierra. Una escultura del autor brit¨¢nico de best-sellers en la plaza de la Buruller¨ªa le homenajea.
11.30? Ruta de los palacios renacentistas
Hora de inicio de las visitas guiadas en fin de semana por el casco medieval. Si prefiere ir por libre, visite el Museo Artium (2) (calle de Francia, 28), que alberga hasta el 31 de diciembre la muestra Muro de maravillas, con obras de Gonzalo Lebrija, Dora Garc¨ªa y Loretta Lux. Si prefiere pasear, ac¨¦rquese a El Portal¨®n (Correr¨ªa, 151), fonda y parada de carruajes en el siglo XV, ahora un reconocido restaurante. Aproveche para reservar su incomparable men¨² txuleton. En otro tiempo fue tambi¨¦n posada, pero para los miembros de la corte, el Palacio de Montehermoso (3), construido en 1524. Podr¨¢ acceder al antiguo dep¨®sito de aguas a trav¨¦s de un subterr¨¢neo, un peculiar espacio transformado en sala de exposiciones. Otro palacio, el de Escoriaza-Esquivel (1530-1541), es el mejor conservado. De estilo plateresco, destaca su patio, aunque no admite visitas. Llegando a la plaza del Machete, encontrar¨¢ el Palacio de Villasuso (4) (1542), que hoy es la sede de congresos. En dicha plaza podr¨¢ comprar puntualmente en su mercadillo de alimentos y artesan¨ªa.
12.30? La sencillez del arquitecto Miguel Fisac
De imprescindible visita es la iglesia de San Miguel (5), el templo m¨¢s antiguo, que alberga la capilla de la Virgen Blanca, la patrona de la ciudad. En honor a la virgen, desde hace m¨¢s de cien a?os, una procesi¨®n de faroles ilumina las calles cada 4 de agosto al anochecer. Estas 271 piezas de vidrio se pueden ver (hasta las 13.00) en el peculiar Museo de los Faroles (Zapater¨ªa, 35). Otra iglesia, la de la Virgen de la Coronaci¨®n (6) (calle Eulogio Serd¨¢n, 9), nos devuelve a la contemporaneidad. De 1960, es una de las obras maestras del arquitecto Miguel Fisac. Sorprende su planta, en forma de vientre de ballena, y la sencillez del interior: un muro recto de mamposter¨ªa cuyas aberturas en forma de damero ba?an de luz un segundo muro curvo pintado de blanco. Una luz cenital que apenas se aprecia de d¨®nde viene a?ade intensidad a ese juego. La sencillez prima tambi¨¦n en los materiales: piedra, hormig¨®n, madera, terrazo, yeso y cristal.
14.00? C¨²pula azul con estrellas
Sofisticados pintxos; raciones de habitas o caracoles; un buen queso Idiaz¨¢bal¡ Todo regado por un vino de la Rioja alavesa o un txakol¨ª (vino blanco), y rematado por un goxua, un bizcocho con crema y nata. ?C¨®mo resistirse! Recorra las tabernas que rodean la plaza de Espa?a y los Arquillos, como Tolo?o (7) (San Francisco, 3) y su deliciosa mousse de txangurro. Siga por la plaza de los Fueros, con la laber¨ªntica escultura de Eduardo Chillida, de camino hacia el Teatro Principal (8) (San Prudencio, 29). A pocos metros instal¨® Heraclio Fournier su primera f¨¢brica de naipes, la Casa Fournier (Manuel Iradier, 46), cuya colecci¨®n de cartas se exhibe en el Palacio de Benda?a (9) (Cuchiller¨ªa, 54). Acoplado al edificio renacentista, el arquitecto Francisco Mangado proyect¨® el elegante Museo de Arqueolog¨ªa (2009), que destaca por su fachada de perfiles met¨¢licos revestidos de chapa de bronce. Luego nos dirigimos a la estaci¨®n de tren, de 1929, y desde all¨ª hacia la Casa Pando-Arg¨¹elles (10) (San Antonio, 41) para apreciar su espectacular c¨²pula azul con estrellas naranjas. En la misma calle, en el n¨²mero 3, otra parada culinaria de primera: Perretxico, llamado as¨ª por las setas de San Jorge.
18.00? La secuoya gigante
Vitoria puede presumir de un magn¨ªfico Anillo Verde, con parques enlazados mediante corredores. Puede apuntarse a conocer la ciudad corriendo (www.vitoriaenzapatillas.com) o en bicicleta (www.cicloruta.org). Si le gusta disfrutar de la tranquilidad, nada como perderse en el parque de la Florida (11), un jard¨ªn bot¨¢nico con ¨¢rboles ¨¦xoticos adquiridos en la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs de 1855. Podr¨¢ admirar un nogal negro americano de 140 a?os o un tulip¨ªfero de Virginia de m¨¢s de 40 metros de altura. Si tiene ni?os, busque el Txoroleku, un espacio pensado para ellos. Para hospedarse en Vitoria, el NH Canciller Ayala (12) (Ram¨®n y Cajal, 5) es de los m¨¢s c¨¦ntricos. Si contin¨²a por el Paseo de la Senda (13), caminar¨¢ bajo pl¨¢tanos centenarios y ver¨¢ palacios del siglo XIX, como la Casa Zuloaga (en el n¨²mero 15), que se encuentra muy cerca de la residencia oficial del lehendakari vasco, el palacio de Ajuria Enea. Caminando llegar¨¢ a los jardines de la catedral de Mar¨ªa Inmaculada (14), con su rinoceronte de bronce, de Koko Rico (2004). Pero la reina de la corona est¨¢ en la plaza de Lovaina: una gigantesca secuoya roja de California, plantada en 1860. En bicicleta podr¨¢ llegar al Prado (15), antigua dehesa, hoy lugar de reuni¨®n de los vitorianos.
21.30? Para comer de un bocado
De vuelta hacia el centro, recorra la calle Eduardo Dato (16), que, junto con General ?lava, son las arterias comerciales de la ciudad. F¨ªjese en la Caja Laboral, sede del antiguo Caf¨¦ Suizo de 1870, y no olvide probar la deconstrucci¨®n de bacalao del bar Saburdi (en el n¨²mero 32) o el tartar de salm¨®n de La Huerta (41), restaurante muy concurrido en septiembre durante el Festival de Televisi¨®n. En julio, la ciudad vibra al son del Festival de Jazz. Llegar¨¢ a la plaza de la Virgen Blanca (17), antiguo mercado en la ¨¦poca medieval, ahora punto de encuentro, donde ver¨¢ el monumento a la batalla de Vitoria contra Napole¨®n y donde se celebra, el primer s¨¢bado de cada mes, el mercado de la almendra. Otro de los s¨ªmbolos de la ciudad est¨¢ en la plaza del Arca: la escultura en bronce de El Caminante. Como colof¨®n, podr¨¢ visitar la muralla de noche, y si quiere darse el capricho, degustar el considerado mejor plato de Euskadi de 2014, el huevo con trufa de Zaldiaran (18) (avenida Gastesiz, 1), ¨²nico restaurante de Vitoria con una estrella Michelin. Si es m¨¢s de pintxos, abra boca con el afamado huevito frito, ¡°para comer de un bocado¡±, de Sagartoki (19) (Prado, 18), mientras brinda con un txikito (vino) o un zurito (cerveza) por una ciudad, Vitoria, en la que apetece quedarse a vivir.
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