Ruta por once ciudades fantasma
Desde la misteriosa Vilcabamba, ¨²ltimo reducto inca en los Andes de Per¨², a la fantasmag¨®rica isla de Hashima, en el mar de Jap¨®n, paseo por urbes fantasmag¨®ricas
Hay ciudades que un d¨ªa so?aron con ser eternas y hoy no son m¨¢s que ruinas. Otras permanecen casi sepultadas por el olvido, el desierto, la jungla o el agua. Algunas incluso murieron antes de nacer. Todas encierran historias fascinantes que los viajeros reviven al visitarlas.
Hablamos de ciudades perdidas, como la romana Leptis Magna, en el desierto del Libia, o la futurista Shanzhi, en Taiw¨¢n. Desde la legendaria y heroica Masada, en Israel, hasta la fantasmag¨®rica isla de Hashimi, en el mar de Jap¨®n, un recorrido que mezcla historia, arqueolog¨ªa, terremotos y mucho misterio.
01 La ciudad de los diamantes
Kolmannskuppe (Namibia)
Kolmannskuppe debe tanto su fortuna como su infortunio a los diamantes. Situada en el desierto del Namib, esta antigua ciudad minera hoy abandonada es la ¨²nica curiosidad tur¨ªstica del desierto del Namib. Est¨¢ a unos kil¨®metros de la ciudad portuaria de L¨¹deritz, ¨²nico n¨²cleo habitado en 130 kil¨®metros a la redonda. Los viajeros que se animan a visitarla (previa autorizaci¨®n del gobierno) dicen que a¨²n se siente a los fantasmas errantes entre las casas abandonadas de la que, en otro tiempo, fue un pr¨®spero enclave minero gracias a los diamantes.
En 1908, cuando ?frica del Sudoeste (actual Namibia) era un protectorado alem¨¢n, un obrero negro empleado en la construcci¨®n del ferrocarril recogi¨® por casualidad una piedra que result¨® ser un diamante. El descubrimiento hizo surgir precipitadamente, como una seta, esta ciudad, en su d¨ªa fue una de las m¨¢s pr¨®speras del continente. Ten¨ªa tranv¨ªa, casino, teatro, escuelas, piscina y hasta grandes almacenes donde se vend¨ªan las ¨²ltimas novedades de Berl¨ªn. Su hospital fue uno de los primeros del mundo en utilizar los rayos X y las calles se barr¨ªan cada ma?ana para mantener el desierto a raya. Pero el agua era m¨¢s cara que la cerveza. Aquella peque?a Alemania era un para¨ªso para ingenieros y colonos germanos, aunque no tanto para los mineros negros. Vivi¨® su apogeo en la d¨¦cada de 1920 ¨Cm¨¢s de 1.000 habitantes¨C pero, poco a poco, la antigua perla del desierto fue declinando su brillo a medida que se agotaban los filones. En 1956 se cerr¨® definitivamente su hospital y los ¨²ltimos residentes hicieron las maletas.
En 1990, el gobierno namibio y la empresa de diamantes De Beers decidieron convertir esta ciudad fantasma en una atracci¨®n tur¨ªstica y lo consiguieron. Se acondicion¨® incluso un peque?o museo en el antiguo casino, abrieron tiendas que venden piedras preciosas como souvenir, se restauraron algunas viviendas coloniales mientras otras quedaron tal cual, como congeladas en el tiempo¡ Una cosa es innegable: es dif¨ªcil resistirse al encanto del lugar.
02 La ciudad perdida de los incas
Vilcabamba (Per¨²)
En el fondo de un valle sagrado cubierto de frondosa vegetaci¨®n, Vilcabamba sigue siendo un misterio. Los arque¨®logos han encontrado unas ruinas de piedras amarillas pero la duda se mantiene: ?son los vestigios de la capital secreta de los ¨²ltimos incas? Siglos despu¨¦s de la rebeli¨®n de 1536 contra los conquistadores espa?oles, todav¨ªa se sigue buscando esta capital de la resistencia inca.
Tras enfrentarse a las tropas de Almagro, el rebelde inca Manco eligi¨® un lugar accidentado como coraz¨®n de la resistencia, a la sombra de las monta?as. Acababa de fracasar por muy poco en la liberaci¨®n de Cuzco pero en su ciudad secreta, Manco intent¨® reconstruir un peque?o reino reproduciendo el de Cuzco antes de la conquista. Desde su escondite lanz¨® incursiones contra los espa?oles durante 36 a?os y despu¨¦s de su asesinato en 1545 la lucha inca continu¨® de la mano de su hijo, el conciliador Sayri Tupac, y posteriormente a trav¨¦s de su hermano, el belicoso Titu Cusi. Tupac Amaru, cuarto y ¨²ltimo de los incas de Vilcabamba, se mantiene como el s¨ªmbolo de la resistencia india en Am¨¦rica Latina. En 1572, una expedici¨®n de castigo dirigida por el virrey de Per¨² firm¨® el fin de Vilcabamba: la artiller¨ªa espa?ola acab¨® con el reducto inca pero, antes de huir, Tupac Amaru incendi¨® su peque?o reino. Los vencedores decidieron fundar Vilcabamba la Nueva en un lugar m¨¢s hospitalario y la vieja fue abandonada, sumergida poco a poco bajo un oc¨¦ano vegetal.
Los hechos hist¨®ricos est¨¢n demostrados pero el emplazamiento exacto de Vilcabamba nunca ha sido documentado. La existencia de una ciudad perdida de los incas ha alimentado la imaginaci¨®n de arque¨®logos y aventureros que, de vez en cuando, emprenden expediciones para encontrar su emplazamiento exacto. Muchos han creido encontrarlo pero los debates est¨¢n lejos de haberse cerrado. El misterio alimenta la leyenda y la leyenda alimenta la aventura.
03 Un incendio perpetuo
Centralia (Estados Unidos)
En el Estado de Pensilvania una ciudad permanece consumi¨¦ndose por un incendio que nadie consigue apagar desde hace m¨¢s de cincuenta a?os. Se trata de Centralia, que desde un d¨ªa de mayo de 1962 sufre un fuego perpetuo que la borr¨® del mapa para siempre.
Todo se debi¨® a un descuido est¨²pido: unos obreros municipales que estaban limpiando la ciudad para la celebraci¨®n del Memorial Day prendieron fuego a un mont¨®n de basura junto al cementerio que se propag¨® hasta la mina de carb¨®n subterr¨¢nea que extiende sus galer¨ªas bajo la ciudad y a la que deb¨ªa su existencia. Hoy solo conserva una iglesia, cuatro cementerios y un local municipal con un cami¨®n de bomberos, por si acaso¡
Como tantas otras, esta ciudad obrera se fund¨® en 1866 debido al hallazgo de un yacimiento de carb¨®n. No ten¨ªa grandes monumentos, pero s¨ª una placentera vida t¨ªpicamente americana, con iglesias, tiendas, escuelas, un campo de f¨²tbol¡ y una poblaci¨®n de inmigrantes, sobre todo irlandeses, polacos y rusos. Todo se acab¨® con el incendio subterr¨¢neo que, pasados los meses, segu¨ªa extendi¨¦ndose lentamente a trav¨¦s de las fisuras del suelo, expulsando al exterior humaredas, chorros de mon¨®xido de carbono y gases nauseabundos. A pesar de aquello, muchos permanecieron all¨ª, a falta de otras perspectivas, pero en 1981 la cosa se puso imposible: un ni?o estuvo a punto de ser engullido por un hundimiento del terreno y las autoridades tomaron la decisi¨®n de evacuar a toda la poblaci¨®n. Todav¨ªa quedan algunos irreductibles que se resisten a dejar Centralia, que se ha convertido en una atracci¨®n estatal: incluso ha inspirado a los creadores del videojuego Silent Hill, del que existe una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica.
Los visitantes que pasan por all¨ª pueden comprobar las altas temperaturas de sus piedras, las casas destruidas y c¨®mo alrededor del cementerio, el suelo todav¨ªa humea. Nadie ha conseguido todav¨ªa apagar aquel fuego, que retuerce el asfalto y hace surgir grietas alrededor de las cuales se agarran algunos musgos. Los especialistas estiman que este incendio subterr¨¢neo podr¨ªa seguir ardiendo al menos doscientos a?os m¨¢s hasta que se consuma todo el carb¨®n que se encuentra bajo tierra.
04 Roma bajo la arena
Leptis Magna (Libia)
A 125 kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli, cerca de la ciudad de Khoms, Leptis Magna parece indiferente a la agitaci¨®n que sacude a la actual Libia. All¨ª sigue, casi como en tiempos del emperador romano Septimio Severo (a?o 193), cuando se convirti¨® en una de las m¨¢s importantes colonias romanas de la costa mediterr¨¢nea. Era una ciudad rica y poderosa con privilegios especiales, pero en los siglos siguientes fue decayendo y las diversas oleadas de pueblos del desierto y b¨¢rbaros terminaron por rematarla. En el a?o 535, los bizantinos reconquistaron ?frica del Norte y Leptis Magna volvi¨® a ser la capital de la Tripolitana, fuerte tras sus murallas, pero vac¨ªa de habitantes. Pero poco pudieron hacer frente a la nueva oleada ¨¢rabe y en 642 la civilizaci¨®n romana desapareci¨® definitivamente de ?frica. Los vestigios de Leptis Magna se hundieron en la arena.
Hasta el siglo XVII. Un avispado diplom¨¢tico franc¨¦s sin demasiados escr¨²pulos, Claude Lemaire, repar¨® en los extraordinarios bloques de m¨¢rmol del yacimiento y comenz¨® a desenterrar la ciudad a toda prisa para vender la preciada piedra de la antigua ciudad a constructores en Londres y Par¨ªs. El altar de la iglesia de Saint-Germain-des-Pr¨¨s, en la capital francesa, as¨ª como el coro de la catedral de Ru¨¢n, entre otros muchos monumentos, est¨¢n decoradas con columnas enteras procedentes de Leptis.
A partir de 1920, arque¨®logos italianos emprendieron excavaciones cient¨ªficas y en 1951, tras declarar su independencia Libia impuls¨® misiones arqueol¨®gicas y Leptis Magna emergi¨® con todo su esplendor: a lo largo de las v¨ªas pavimentadas aparecieron el extraordinario anfiteatro, el m¨¢s grande de ?frica del Norte; el templo de Serapis y el arco de S¨¦ptimo Severo, con su sutil decoraci¨®n esculpida, o la villa Silin, suntuosa casa de campo abierta al mar. En 2011, la Unesco pidi¨® a las fuerzas militares enfrentadas en Libia que respetaran el yacimiento, declarado patrimonio mundial desde 1982, para que cuando la calma regrese al pa¨ªs los viajeros puedan volver a contemplar la Roma africana.
05 La isla acorazada
Hashima (Jap¨®n)
En ocasiones, la realidad supera la ficci¨®n: la fantasmal ciudad que el director Sam Mendes recre¨® en Skyfall (2012) como escondrijo del perverso enemigo de James Bond interpretado Javier Bardem existi¨® realmente frente a las costas japonesas. La isla de Hashima ¨Cen japon¨¦s, Gunkanjima, la isla acorazada¨C, puede parecer a simple vista un presidio rodeado de agua o una fortaleza destinada a vigilar el centenar de islotes circundantes. Nada de eso. Se trata de un asentamiento minero, aparecido por un gran yacimiento de hulla descubierto a principios del siglo XIX.
El posterior desarrollo econ¨®mico del imperio nip¨®n multiplic¨® el valor del enclave y en 1890, la compa?¨ªa Mitsubishi adquiri¨® aquel pedrusco de seis hect¨¢reas y potenci¨® la explotaci¨®n del carb¨®n. En condiciones dur¨ªsimas de trabajo, los mineros y sus familias se alojaban en altos edificios de cemento, repartidos en apartamentos del tama?o de una celda mon¨¢stica, con cocinas y sanitarios colectivos. Hashima era una activ¨ªsima colmena de unos 30.000 habitantes que contaba con varias escuelas, un hospital y numerosos comercios. Tras la Segunda Guerra Mundial, la actividad extractora se redobl¨® debido a la posterior Guerra de Corea: en 1959 la isla registr¨® la mayor densidad de poblaci¨®n del mundo y estaba m¨¢s viva que nunca, con equipamientos de lo m¨¢s diverso: cine, bares, templos budistas y sinto¨ªstas, y hasta un burdel. Incluso se import¨® tierra (a precio astron¨®mico) para sembrar plantas en los tejados, a modo de jardines colgantes.
La decadencia comenz¨® a finales de los 60, cuando el petr¨®leo sustituy¨® al carb¨®n. En 1974 Mitsubishi cerr¨® la ¨²ltima mina y la isla fue abandonada definitivamente. Barrida durante a?os por los tifones, en 2009 comenzaron a llegar curiosos visitantes para recorrer este extra?o lugar, un laberinto de edificios decr¨¦pitos comunicados por escaleras y separados por estrechos pasajes. Algunos eran antiguos habitantes de Hashima, que acud¨ªan a reencontrarse con su pasado. Actualmente, reunidos en asociaci¨®n, pretenden que la isla sea declarada patrimonio mundial como homenaje a todos aquellos que vivieron (y sufrieron) en aquel lugar improbable que desaf¨ªa al oc¨¦ano.
06 Vacaciones al estilo nazi
Prora (Alemania)
El proyecto de reciclar una de las construcciones m¨¢s grandes y emblem¨¢ticas de la Alemania nazi, la ciudad-balneario de Prora, en la isla de R¨¹gen, al noroeste del pa¨ªs, apareci¨® recientemente en la prensa europea: reconvertir los edificios gigantes de aquel complejo hotelero en apartamentos tur¨ªsticos para su venta.
En realidad, Prora nunca lleg¨® a existir, aunque fue uno de los grandes sue?os de Hitler. Se llegaron a levantar edificios ¨Cochos bloques enormes¨C a lo largo de los cuatro kil¨®metros y medio en esta isla de B¨¢ltico con la intenci¨®n de convertirse en el gran complejo vacacional para los obreros del III Reich, que acoger¨ªa varios millones de veraneantes al a?o. Las obras comenzaron en 1933 y se cre¨® un programa de actividades y tiempo libre bautizado como La fuerza por la alegr¨ªa que inclu¨ªa piscinas, cines y restaurantes (que nunca vieron la luz). Pero el interior de los edificios era austero, sin decoraci¨®n alguna, salvo un altavoz para recibir los mensajes de la propaganda y con ba?os comunes en cada rellano.
En 1939, el estallido de la II Guerra Mundial acab¨® con el sue?o de Hitler. Los veraneantes nunca llegaron y en 1944 los edificios se reconvirtieron en hospital militar para los heridos de la Wehrmacht y sirvieron de refugio a la poblaci¨®n de la bombardeada Hamburgo. En 1945, Prora qued¨® en el territorio de la comunista RDA y fue transformada en base militar; m¨¢s tarde ser¨ªa cuartel de paracaidistas y centro de objetores de conciencia. En 1990, aquel colosal vestigio de la Alemania nazi fue definitivamente abandonado. Aunque siempre hubo proyectos de reconversi¨®n (en 2011 se inaugur¨® un albergue juvenil en uno de los bloques), sobre este lugar pesa la sombra de su pasado. De lo que nunca se ha hablado es de demolici¨®n, pues forma parte del patrimonio nacional alem¨¢n: el proyecto y sus planos recibieron el gran premio de arquitectura en la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs, en 1937.
07 Urbe futurista sin futuro
Sanzhi (Taiw¨¢n)
Contemplando fotos de esta ciudad de la punta norte de Taiw¨¢n uno llega a pensar en una avanzadilla de alien¨ªgenas, platillos volantes incluidos. En realidad, Sanzhi son dos pueblos, Sanzhi y Wanli, separados por unos 40 kil¨®metros, construidos en 1978 por unos fan¨¢ticos del dise?o futurista que hac¨ªa furor en los setenta. Fueron concebidos como lugares de vacaciones para la burgues¨ªa taiwanesa y los militares de las bases estadounidenses instaladas en la isla. En total, 15 complejos de seis ovnis en variados colores ¨Camarillos, verdes, rosas, naranjas¨C reunidos alrededor de una escalera com¨²n. Ten¨ªan grandes ventanales y rodeaban un jard¨ªn bien equipado¡ pero todo termin¨® antes de empezar.
Los marines se retiraron en 1979, el constructor quebr¨® tras la crisis del petr¨®leo y, por si fuera poco, los materiales de construcci¨®n (poli¨¦ster y fibra de vidrio sobre una estructura de cemento armado) no ayudaban a su conservaci¨®n. Entre leyendas de todo tipo ¨Cdesde homicidios entre los obreros hasta la presencia de veinte mil cad¨¢veres de holandeses muertos en el siglo XII¨C, las excavadoras arrasaron finalmente Sanzhi en 2010.
Wanli, en la costa, re¨²ne un centenar de las famosas c¨¢psulas del finland¨¦s Matti Suuronen que inspiraron los ovnis de Sanzhi. En 1968, el dise?ador cre¨® dos modelos: Futuro, circular, rodeada de ojos de buey y sostenida por cuatro pies, y Venturo, un cubo aplanado y acristalado por los cuatro costados. Casas del futuro, equipadas y todo terreno, desmontables y transportables en helic¨®ptero. Pero el parque de Wanli no tuvo m¨¢s ¨¦xito que Sanzhi. Entre aquellas decadentes casas veraniegas, hoy deterioradas y rodeadas de frondosa vegetaci¨®n, el visitante quiz¨¢ experimente la sensaci¨®n de estar dentro de c¨®mic, con extraterrestres a punto de aparecer tras las trampillas de acceso.
08 Ciudadela con pies de barro
Bam (Ir¨¢n)
En 2003 un intenso terremoto en el sur de Ir¨¢n destruy¨® una de las ciudadelas m¨¢s bellas e inspiradoras del mundo. Hasta entonces, Bam hab¨ªa sido escenario ideal para pel¨ªculas ambientadas en oasis, fortalezas en el desierto y la legendaria Ruta de la seda. El gigantesco complejo, la construcci¨®n de adobe m¨¢s grande del planeta, accesible desde la ciudad de Kerman, al sur del pa¨ªs, conservaba hasta entonces 77 torres, murallas almenadas y un d¨¦dalo de calles con p¨®rticos y c¨²pulas. Un fuerte casi perfecto aislado entre monta?as des¨¦rticas, que se desplegaba sobre m¨¢s de seis kil¨®metros cuadrados y que, a los ojos del viajero, aparec¨ªa como un aut¨¦ntico espejismo.
Levantada hace m¨¢s de 2.500 a?os en el gran desierto iran¨ª con troncos de palmera y adobe, ha sido atacada, destruida y reconstruida varias veces. Aparece mencionada por Marco Polo en su Libro de las maravillas del mundo, cuando acababa de recuperarse del paso devastador de Gengis Khan, la ¨²ltima rehabilitaci¨®n (antes del terremoto), databa de la dinast¨ªa de los Saf¨¢vidas, entre los entre los siglos XVI y XVIII. Fue abandonada a mediados del siglo XIX y a comienzos del XX comenzaron a llegar los primeros turistas. La restauraci¨®n a partir de 1950 dio a sus murallas una frescura artificial de castillo de arena reci¨¦n moldeado, respetando, eso s¨ª, las t¨¦cnicas y los materiales tradicionales.
La sacudida de 2003 lo devast¨® todo (fallecieron 30.000 habitantes) y puso en marcha un programa de salvamento en el que siguen colaborando numerosos pa¨ªses, Jap¨®n, Italia y Francia especialmente. Diez a?os despu¨¦s del se¨ªsmo los elementos m¨¢s emblem¨¢ticos han recuperado su anterior aspecto y, adem¨¢s, el temblor sac¨® a la luz capas m¨¢s profundas con restos m¨¢s antiguos, algunos con 6.000 a?os de antig¨¹edad.
09 Desaparici¨®n por mayor¨ªa
Gagnon (Canad¨¢)
Actualmente, Gagnon es solo una p¨¢gina de Facebook en la que los usuarios cuelgan fotos para mantener viva la memoria de una ciudad de la costa este de Canad¨¢ que muri¨® en plena juventud. Fue borrada del mapa tras una votaci¨®n de la Asamblea Nacional de Quebec, en octubre de 1984. Meses m¨¢s tarde los bulldozers y las excavadoras arrasaron con todo y solo un cruce de carreteras se?ala ahora el antiguo centro de la localidad.
En Gangon viv¨ªan entonces unos 4.000 habitantes. Fundada oficialmente en 1957 gracias al descubrimiento de yacimientos de hierro cerca de los lagos Jeannine y Barbel, era un municipio moderno y bien equipado cuyos habitantes estaban encantados a pesar del aislamiento (no ten¨ªa todav¨ªa una buena carretera de acceso) y las duras condiciones clim¨¢ticas. En 1970 la vida se complic¨®, por el agotamiento de las minas, aunque se deriv¨® la producci¨®n (y a los trabajadores) al fil¨®n de Fire Lake, 90 kil¨®metros al noreste. En octubre de 1984 lleg¨® el tiro de gracia con el cierre de este ¨²ltimo, y los habitantes de Gagnon supieron que la ciudad desaparecer¨ªa y ser¨ªan indemnizados por sus viviendas perdidas. Hoy solo quedan algunos espacios de extracci¨®n a cielo abierto, pero ninguna de sus viviendas, t¨ªpicas de la arquitectura de la d¨¦cada de los 60.
10 La ciudad suicida
Masada (Israel)
Aunque Masada fue destruida hace muchos siglos, no se puede decir que sea una ciudad perdida. Al contrario, sus grandiosas ruinas, con el desierto de Judea y el Mar Muerto de fondo, son uno de los lugares m¨¢s simb¨®licos de Israel y su historia una de esas leyendas de coraje y orgullo.
Construida por Herodes el Grande entre el 37 y el 15 antes de Cristo, est¨¢ ubicada sobre una meseta a 450 metros de altitud para que sirviera de refugio en caso de revueltas o de una invasi¨®n egipcia. La muralla, contundente e inexpugnable, esconde una lujosa mansi¨®n y un enorme palacio (4.000 metros cuadrados) que acog¨ªa la administraci¨®n, dependencias de lujo, talleres y armer¨ªa. Para suplir el ¨²nico manantial de la meseta, Herodes hizo excavar nueve dep¨®sitos gigantescos, as¨ª como canales para recoger las escasas lluvias. En el a?o 4 antes de Cristo muri¨® sin haberla ocupado.
Abandonada por las fuerzas romanas en el a?o 66, se convirti¨® en el refugio de unos cientos de rebeldes, a los que, tras la ca¨ªda de Jerusal¨¦n, se unieron los zelotes y sus familias en su huida de la ciudad santa. En el 73, los romanos decidieron ponerle sitio. El historiador jud¨ªo Flavio Josefo ha dejado una narraci¨®n detallada de aquella rebeli¨®n hasta la ca¨ªda de la plaza, cuyo desenlace fue especialmente tr¨¢gico: cuando las fuerzas romanas penetraron en la fortaleza solo encontraron edificios quemados. Los habitantes de la ciudad se dieron muerte entre ellos antes de prenderle fuego. La narraci¨®n de Josefo atrajo siempre a numerosos exploradores en busca de aquella fortaleza m¨ªtica, identificada en 1842. En la d¨¦cada los 60 comenzaron las excavaciones arqueol¨®gicas y hoy, adem¨¢s de sus ruinas, impresiona ver c¨®mo los soldados prestan un juramento marcial en aquel bell¨ªsimo lugar que encarna el mito fundacional del Estado hebreo. Ver salir el sol sobre las ruinas de Masada es algo que no se olvida nunca.
11 La Pompeya nuclear
Pr¨ªpiat (Ucrania)
Hay turistas para todos los gustos, incluidos los que buscan destinos extra?os, tenebrosos e incluso morbosos, como las ciudades abandonadas tras los desastres nucleares. Chern¨®bil se ha convertido en un nuevo destino tur¨ªstico desde que las autoridades ucranianas abrieran las visitas la zona de exclusi¨®n (de 30 kil¨®metros) que rodea la ciudad, en 2011.
Muchos extranjeros pasean por el escenario de la que fue (hasta Fukushima) la mayor cat¨¢strofe nuclear de la historia, entrando en los sectores accesibles de la central para luego hacer un circuito en autocar por la zona de exclusi¨®n. El plato fuerte llega en Pr¨ªpiat, tres kil¨®metros al norte de Chern¨®bil, una extra?a localidad abandonada que en tiempos fue una moderna ciudad concebida por urbanistas de los 60 para albergar a los empleados de la central. Su historia se trunc¨® el 27 de abril de 1986, el d¨ªa posterior a la explosi¨®n del reactor n¨²mero 4. La poblaci¨®n (unos 50 000 habitantes), a la que nadie advirti¨® de la cat¨¢strofe, vio llegar a un convoy de carros y autobuses fletados para vaciar lo m¨¢s r¨¢pidamente la ciudad. La consigna era no llevar ninguna pertenencia, pues el regreso estaba previsto, les aseguraron, tres d¨ªas m¨¢s tarde. No regresaron nunca.
En la actualidad, un silencio de muerte acoge al visitante que, acabada la visita, debe pasar obligatoriamente bajo un p¨®rtico de seguridad que mide la radiaci¨®n. Pr¨ªpiat nunca fue descontaminada y puede registrar, en funci¨®n de las condiciones meteorol¨®gicas, part¨ªculas radioactivas equivalentes a 70 veces el umbral internacional de seguridad. Nada se?ala la presencia del peligro, todo permanece tal y como qued¨® aquel d¨ªa. Desde el palacio de la cultura ¨Cque albergaba biblioteca, sal¨®n de espect¨¢culos, gimnasio y sala de conferencias¨C hasta el hotel Polyssia, el mayor de la ciudad, reina la misma desolaci¨®n. A lo lejos se observa la silueta de la central, amenazante y familiar, como si nada hubiera pasado.
M¨¢s informaci¨®n en el libro Atlas de las ciudades perdidas, de Aude de Tocqueville, y en www.lonelyplanet.es
{ "active": true, "code": "304036", "elementType": "offerExtension", "id": 71, "name": "AGUAS CALIENTES", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.