La paloma m¨¢s famosa de Picasso
En una pared del imponente Pabell¨®n del Centenario de Wroclaw pint¨® Picasso la m¨¢s c¨¦lebre de sus palomas en 1948. En 2016 la ciudad polaca a orillas del Oder ser¨¢ capital por partida doble: de la cultura europea y del libro
La capital de Baja Silesia y cuarta ciudad de Polonia tiene un problema: el nombre. Wroclaw (pron¨²nciese br¨®sguaf) aparece en algunos libros como Breslau, y su bonito nombre castellano, Breslavia, apenas se usa. No es cuesti¨®n menor esta del nombre. Porque apunta de lleno al serio problema de la identidad. Al acabar la II?Guerra Mundial hubo aqu¨ª un corrimiento de poblaci¨®n; polacos procedentes del Este desplazaron a los habitantes alemanes, hasta entonces mayoritarios. Los se¨ªsmos demogr¨¢ficos, pero sobre todo pol¨ªticos, han sido una constante desde que esta ciudad se fundara en ¨¦poca medieval. Ha tenido vecinos (y amos) de todo pelaje, al encontrarse en un cruce de caminos. As¨ª que Wroclaw es una ciudad abierta por puro fatalismo, lo lleva en sus genes. Y el talante abierto, ya se sabe, propicia la cultura: Wroclaw, capital europea de la cultura en 2016, tambi¨¦n elegida capital del libro para ese a?o por la Unesco, tiene hechos sus deberes (www.wroclaw2016.pl).
9.00? Hormig¨®n pionero
Por cuestiones log¨ªsticas, tal vez convenga alejarse del centro en tranv¨ªa para ver, lo primero, el Hala Stulecia o Pabell¨®n del Centenario (1,pinche sobre el mapa para verlo ampliado), levantado en recuerdo de una batalla que nadie recuerda. De camino, sorprender¨¢ la amplitud de bosques y espacios verdes: son fruto de la devastaci¨®n b¨¦lica. El pabell¨®n, mezcla de est¨¦tica constructivista y ra¨ªces expresionistas, es patrimonio mundial. Lo construy¨® un paisano, Max Berg, en 1913. El k¨¢iser Guillermo II, cuando fue a inaugurarlo, no se atrevi¨® a entrar, por si las moscas: la c¨²pula de hormig¨®n era pionera en ese material y la mayor de su tiempo. All¨ª grit¨® Hitler sus soflamas. Por contra, en 1948 se celebr¨® el Congreso Mundial de Intelectuales por la Paz. Picasso particip¨® y dibuj¨® en un muro la m¨¢s c¨¦lebre de sus palomas de la paz; nueve meses despu¨¦s de la pintada nac¨ªa su hija Paloma. Hoy el Pabell¨®n se visita como monumento, pero tambi¨¦n se usa para conciertos y espect¨¢culos. Los cuerpos que flanquean el cilindro central fueron utilizados en la era comunista como estudios de cine; all¨ª se rodaron medio millar de pel¨ªculas; entre ellas, varias de Andrzej Wajda, como Cenizas y diamantes o El cuchillo en el agua.
10.00? Tendiendo puentes
De regreso al centro, atravesamos el puente Grunwaldzki (Grunwald cuando se construy¨®, en 1910). Este puente colgante es el m¨¢s llamativo de los 130 puentes o pasarelas que hacen necesarios los caprichos del r¨ªo Oder, sus brazos y las 12 islas que generan. Estaba cantado que los puentes fueran el emblema de esta ciudad. A un paso del Grunwaldzki se encuentra el Panorama de Raclawice (2), una pintura sobre tela de 120 metros de largo y 15 de alto alojada en un edificio circular construido ad hoc, y que representa una batalla del patriota Tadeusz Kosciuszko contra los rusos en 1794. Justo al lado est¨¢ el Museo Nacional.
12.00? La isla sagrada
Tonteando con el Oder, nos dirigimos a Ostr¨®w Tumski, la orilla donde creci¨® Wroclaw hace mil a?os en torno a su catedral de ladrillo (3). Pocos quedaron en su sitio tras las bombas, as¨ª que los vecinos la rehicieron tal cual. Juan Pablo II ech¨® all¨ª un pulso al r¨¦gimen comunista en 1983, congregando a un mill¨®n de fieles; el r¨¦gimen caer¨ªa seis a?os despu¨¦s. El territorio m¨¢gico de Ostr¨®w Tumski, donde solo habitan el obispo y unos pocos seminaristas, es alumbrado al atardecer por farolas de gas que va encendiendo uno de los pocos serenos que quedan en Europa. El rito se extiende a la isla de enfrente, que podr¨ªamos llamar sagrada: no hay m¨¢s que iglesias y jardines. En la de Santa Cruz (4) fue can¨®nigo Nicol¨¢s Cop¨¦rnico, y ahora dan conciertos de ¨®rgano. M¨¢s adelante, camino de la plaza Mayor, Santa Mar¨ªa de la Arena (5) aloja m¨¢s tr¨ªpticos flamencos que un museo.
14.00? La torre m¨¢s alta
La plaza Mayor o Rynek (6), como todas las de Silesia, tiene en su epicentro el ayuntamiento, una virguer¨ªa g¨®tica m¨¢s o menos remendada. En sus bajos se puede tomar el aperitivo, en la piwnica o cervecer¨ªa Swidniska. La plaza, cercada por fachadas burguesas y gabletes surtidos, tiene buenas terrazas donde atender al est¨®mago. Tambi¨¦n se pueden explorar por el callejero cercano sitios como Dobra Karma (7), Le Chef (8) o Kurna Chata (9). Contigua a la plaza Mayor est¨¢ la plaza de la Sal, antiguo zoco en la ruta de la sal, o Via Regia, hoy mercado de flores. Y a un paso, dos iglesias g¨®ticas imponentes, la de Santa Mar¨ªa Magdalena (10) (donde se celebran numerosos conciertos) y la de Santa Isabel (11), con la torre m¨¢s alta de la ciudad (a la que se puede subir).
16.00? Una joya del barroco
La universidad (12) es casi un barrio. Con ella han tenido que ver una docena de premios Nobel, y los estudiantes suman la quinta parte de la poblaci¨®n urbana. Desde la azotea del edificio principal, antiguo colegio jesuita, se cierne el mapa anfibio de la ciudad. En el mismo edificio se aloja un museo y la joya del barroco local, la Sala Leopoldina, que, junto con el Oratorium Marianum, rezuman oro, nubes de estuco y m¨²sica. Para este recinto compuso Johannes Brahms su Obertura acad¨¦mica. En la iglesia contigua, si uno alza la vista ver¨¢ a Ignacio de Loyola o Francisco Javier entre querubes bien alimentados. La biblioteca Ossolineum (13), en un monasterio pr¨®ximo, va a ser una de las apuestas del a?o cultural, abriendo un museo tem¨¢tico con el manuscrito de Pan Tadeusz; esta epopeya nacionalista, escrita por el gran Adam Mickiewicz en 1834, fue llevada al cine por Wajda, con una extraordinaria banda sonora de otro grande, Wojciech Kilar.
19.00? ?pera, jazz y planes noct¨¢mbulos
Los parques y muelles que arropan al barrio universitario son pasto de paseantes y clientes de cruceros fluviales. La zona de marcha est¨¢ m¨¢s al interior, en el llamado Distrito de las Cuatro Confesiones. Por all¨ª est¨¢ el Kino Nowe Horyzonty (14), la apuesta cultural m¨¢s reciente y ambiciosa (cine y centro cultural y de ocio). El teatro brota a chorros en la ciudad de Grotowski y Tomaszewski, seguidores del gran Stanislavski. Por cuesti¨®n de idioma, ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil entregarse a la m¨²sica. El jazz es abrumador, en n¨²mero de garitos y festivales. Reciente es el Capitol Musical Theatre (15), para musicales, y m¨¢s nuevo a¨²n el Narodowe Forum Muzyki (16), que acaba de abrir al ladito de la ¨®pera. Esta ¨®pera clasicista brinda ocasi¨®n de ver algo de Moniuszko o de Zelenski, o de los m¨¢s conocidos Karol Szymanowski (quien, adem¨¢s de ¨®pera, escribi¨® una novela titulada Efebos) o Krzysztof Penderecki. Un tranv¨ªa que parte de la ¨®pera, el Baba Jaga, es un bar rodante para noct¨¢mbulos. Para recogerse, un par de sugerencias novedosas y c¨¦ntricas: el Puro Hotel (17), el m¨¢s chic; el hotel boutique The Granary (18) y, para hipsters, Absynt Hostel & Apartments (19).
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