Visitar Par¨ªs en Oto?o
Restaurantes, caf¨¦s, mercados y tiendas en tres barrios donde las tendencias globales y el chic parisiense van de la mano. Un canto a la buena vida en Barb¨¨s, Sourth Pigalle y Le Marais
Con el oto?o los muelles (quais) del Sena se reinventan y cambia la panor¨¢mica de las dos orillas del r¨ªo. Las ef¨ªmeras terrazas desaparecen mientras se esperan las hojas que en breve forrar¨¢n el pavimento. El oto?o invita a pasear por Par¨ªs prestando atenci¨®n a sus generosas perspectivas, a los continuos caprichos gourmands, a sus nuevas exposiciones y a los distritos m¨¢s trepidantes.
BARB?S
M¨¢s que en ning¨²n otro lado, la impronta hipster se percibe en Barb¨¨s-Rochechouart (distrito XVIII) y en el sur de Pigalle (distrito IX), ya conocido como SOPI (South Pigalle). Un universo de bicicletas, barbas, gorras, diademas de flores, comida saludable, cervezas artesanales y carteles anunciando bagels, shakes, salads, juice, cookies y soup.
Brasserie Barb¨¨s
La reciente brasserie (2, Boulevard Barb¨¨s; brasseriebarbes.com) explica la transformaci¨®n de un barrio extraordinariamente popular y multi¨¦tnico en un espacio branch¨¦ (en la onda). Levantada en la esquina de los bulevares Barb¨¨s y La Chapelle, donde cuesta esquivar a los ya entra?ables contrabandistas de tabaco (s¨ª, a¨²n existen), ocupa el antiguo espacio de los almacenes Vano (incendiado en 2011). Seiscientos treinta metros cuadrados repartidos en tres plantas y enormes ventanales que miran al borboteo urbano, con una terraza en la planta baja y otra en la segunda, junto al torre¨®n. Ofrece vistas perfectas y ciertos c¨®digos de las brasseries cl¨¢sicas en la carta. Abre de ocho de la ma?ana a dos de la madrugada y es caf¨¦, bar, restaurante y discoteca. En cuanto a la decoraci¨®n, se nota la mano de la directora art¨ªstica Leslie David, que ha optado por un esp¨ªritu que mezcla modernidad y toques a?os treinta visibles en el m¨¢rmol verde, el hormig¨®n encerado y las l¨¢mparas d¨¦co en cristal.
Cine Louxor
La reapertura del hist¨®rico cine Louxor (170, Boulevard Magenta; www.cinemalouxor.fr), edificio que mezcla de maravilla el estilo d¨¦co con matices de arquitectura egipcia, es la mayor tentaci¨®n para los nost¨¢lgicos del arte y ensayo. El caf¨¦ con terraza en la azotea se puede aprovechar en los d¨ªas de sol de oto?o. La estaci¨®n a¨¦rea de metro Barb¨¨s-Rochechouart sigue aportando la necesaria tonalidad underground al decorado de un barrio hist¨®ricamente mestizo que muta a gran velocidad.
Cocoboh¨¨me
Otra direcci¨®n que evidencia la mutaci¨®n del barrio es Cocoboh¨¨me (22, Rue de Jessaint; www.cocoboheme.fr). La impronta hipster no solo se percibe en hamburguesas, zumos, c¨®cteles y el brunch de los domingos; tambi¨¦n en una repentina debilidad por la decoraci¨®n vintage. Hasta hace poco, por aqu¨ª solo hab¨ªa tiendas de telas (es un barrio adorado por los dise?adores) y de telefon¨ªa m¨®vil. Ahora que los comercios casi determinan el vecindario, locales as¨ª, con madera de curvas danesas, son reducto de innovaci¨®n y term¨®metro de tendencias. Bonito y bohemio.
Le Caf¨¦ du Commerce
Con una atm¨®sfera entre lo kitsch y lo retro, en Le Caf¨¦ du Commerce (13, Rue de Clignancourt) las l¨¢mparas son industriales y aportan la misma estridencia que los solos de guitarra de Jeff Beck, m¨²sica ambiental que colisiona con la calma que transmite el bar desde fuera. Con cierta nostalgia Moulin Rouge en la decoraci¨®n, aqu¨ª conviven modernos entregados a la ?happy hour (una constante en Par¨ªs entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche) y alg¨²n abuelo despistado que busca su bar de siempre y no lo encuentra.
SOPI
Para llegar al sur de Pigalle (SOPI, South Pigalle) basta recorrer unos 300 metros del Boulevard Rochechouart y esquivar a los turistas que descienden del Sacr¨¦ Coeur a la altura de Anvers. En ese tramo hay dos salas de conciertos a tener en cuenta: Le Trianon y La Cigale, dos mitos de la ciudad.
Una marca con la abreviatura SOPI ya ha abierto su tienda de merchandising en el 9 de la Rue Clauzel, casi tocando a la cotizad¨ªsima Rue des Martyrs. SOPI es el barrio en alza: lo define la presencia de comercios bio, hoteles boutique con ¨ªntimo encanto (el Amour es el mejor ejemplo; hotelamourparis.fr), restaurantes que no aceptan reserva, regeneraci¨®n de la clientela en bares que anta?o eran antros (hoy el lumpen es puro estilo) y largas y sofisticadas listas de c¨®cteles caros. As¨ª se demuestra el aburguesamiento de un barrio popular a partir de la rehabilitaci¨®n de inmuebles.
Dirty Dick
En el n¨²mero 10 de la Rue Frochot, Dirty Dick es un antiguo peep show reconvertido en cocteler¨ªa de moda. Reina una atm¨®sfera Mad Men con precios altos. La oscuridad siempre ha tenido su morbo y su p¨²blico. Es un local absolutamente idolatrado por unos hipsters que lo encuentran tan ideal que no tocar¨ªan ni una servilleta. Tiene buenos compa?eros de viaje: en la misma calle, Glass y L¡¯Isol¨¦ y, muy cerca, Dr Lupin, un cl¨¢sico deliciosamente reciclado. Todos coinciden en rescatar el lado bueno de la mala vida.
Le Mansart
Estamos en el cuartel general del hipsterismo. A partir de las seis de la tarde, el goteo de bicicletas de pi?¨®n fijo y el combo barba espesa m¨¢s camisa abrochada hasta el ¨²ltimo bot¨®n es constante en Le Mansart (1 Rue Mansart). A nuestro lado, una joven inglesa ense?a a su amiga la foto que hizo el d¨ªa anterior a una hamburguesa en Le Petit Trianon para la secci¨®n Eat de la web que tiene a los instagramers de Par¨ªs arrebatados: hipstersinparis.com.
?picerie G¨¦n¨¦rale
Esta tienda de comestibles, en franc¨¦s ¨¦picerie (epiceriegenerale.fr), de la Rue Moncey irradia esp¨ªritu bio y permite hacer la compra y tomar un caf¨¦. Seg¨²n una reciente encuesta, el 67% de los franceses consideran importante conocer de d¨®nde provienen los ingredientes cuando compran platos para llevar. Defender valores alimentarios y apoyar a los agricultores se ha convertido en cuesti¨®n seria en SOPI.
Le D¨¦panneur
Este bistr¨® californiano (27 Rue Pierre Fontaine; ledepanneurpigalle.com) hace las delicias de quienes pagan 5 euros por una ca?a (demi) o 12 por un c¨®ctel como si tal cosa. Esa guerra entre el precio y el valor s¨ª que es s¨ªntoma de gentrificaci¨®n. El culpable de la carta es Jordan Fielders, creador de la furgoneta gastron¨®mica Cantine California (cantinecalifornia.com), que recorre Par¨ªs ofreciendo platos americanos con productos biol¨®gicos franceses. En Le D¨¦panneur no dejan de salir tacos de cerdo bio y burgers.
Le Sans Souci
De los mismos due?os que la Brasserie Barb¨¨s (y que Chez Jeannette, cl¨¢sico del Faubourg Saint-Denis), es un ejemplo de bar popular y cultureta. Se recomienda llegar temprano a Le Sans Souci (65, Rue Jean Baptiste Pigalle). En su terraza uno puede estar diez horas sin que pase nada m¨¢s que tiempo. Como su nombre indica, todo fluye ¡°sin problemas¡±.
LE MARAIS
Si hay un barrio que sabe venderse y disfruta haci¨¦ndolo es Le Marais. En realidad hay tres Marais y conviene diferenciarlos. El primero es el cl¨¢sico, el que va de Saint-Paul al Museo Picasso. Est¨¢ lleno de turistas, s¨ª; cuesta caminar por sus estrechas aceras, s¨ª; cada vez hay m¨¢s tiendas franquicia, s¨ª; pero nos encanta porque conserva una impagable escenograf¨ªa arquitect¨®nica y placeres intemporales como La Belle Hortense (31, Rue Vieille du Temple), caf¨¦ librer¨ªa ideal para inflamarse a calvados mientras uno lee a Camus, o la imposible terraza de enfrente, la de Au Petit Fer ¨¤ Cheval.
En la Rue des Rosiers ser¨¢ siempre agradable hacer cola para comer en L¡¯As du Fallafel antes de llegar a la magn¨ªfica Place des Vosges. Y por supuesto no se puede obviar L¡¯Atelier des Guillemites (3, Rue des Guillemites), entra?able espacio que es brocante (tienda de antig¨¹edades) y sal¨®n de t¨¦ a la vez. Su terraza tiene al barrio encandilado. Justo al lado, en el n¨²mero 5, es imprescindible el reciente L¡¯Improbable, comida bio en un ambiente mitad f¨¢brica neoyorquina, mitad granja provenzal.
El segundo Marais es el del norte, en la zona de Temple. Es un Marais si cabe m¨¢s expresivo y menos fastuoso, que demuestra que ya pas¨® la ¨¦poca de locales ostentosos donde un entrante con cuatro esp¨¢rragos costaba 25 euros y se iba al ba?o tras el postre so?ando con escapar por la ventanilla. Ahora, aunque manden los men¨²s degustaci¨®n y los restaurantes sin nombre en la puerta (tambi¨¦n los hay caros pese a la apariencia despreocupada como Bones, Clamato, Clover o Maison Plisson), es el momento de los mercados con comida buena.
Por su puesta en escena, por su colorido, por su variedad y por su actitud, el March¨¦ des Enfants Rouges (39, Rue de Bretagne) es imbatible. Es el mercado cubierto m¨¢s antiguo de Par¨ªs (1626) y su nombre hace referencia al uniforme rojo que vest¨ªan los hu¨¦rfanos del antiguo hospicio colindante y que estuvo abierto de 1524 a 1777. Cerca, Nanashi (nanashi.fr) suma fans con sus men¨²s org¨¢nicos y sus buenos precios, al igual que Le Plan B (leplanbparis.fr) y Rose Bakery (30, Rue Debelleyme), aunque un poco m¨¢s caros.
Adem¨¢s, en este Marais, entre terrazas complacientes y abarrotadas como la de Le Progr¨¨s (1, Rue de Bretagne) o la del Caf¨¦ Charlot (38, Rue de Bretagne; cafecharlotparis.com), resplandece la moda. Marcas francesas ya cl¨¢sicas como APC o FrenchTrotters tienen tienda en la zona, y otras m¨¢s punteras como ?tudes (14, Rue Debelleyme) o Commune de Paris. 1871 (19, Rue Commines), acaban de llegar. Lo mismo ocurre con la estupenda Monsieur Lacenaire (57, Rue Charlot; monsieurlacenaire.com), cuya boutique no es m¨¢s parisiense porque no puede.
Existe un tercer Marais que se halla m¨¢s al sur, entre Saint-Paul y el Sena. Tambi¨¦n se conoce como Petit Marais, y es exactamente eso, un peque?o pueblo en mitad de la ciudad, tan inesperado como acogedor. Una vez en Saint-Paul, basta encontrar la estrech¨ªsima Rue du Pr¨¦v?t y caminar hasta Charlemagne. Enseguida llaman la atenci¨®n el bistr¨® Cru (7 Rue Charlemagne; restaurantcru.fr), la galer¨ªa de arte especializada en fotograf¨ªa Bin?me; la residencia Mije (11 Rue du Fauconnier), probablemente el bed &breakfast (alojamiento y desayuno) m¨¢s hermoso del mundo, y, por supuesto, los restos de la hist¨®rica muralla de Philippe Auguste (1190).
Y a¨²n quedan los coquetos comercios del village Saint-Paul y el maravilloso palacio H?tel de Sens (antigua vivienda del archiduque de Sens, Tristan de Salazar, en 1475). El flamante edificio pas¨® a manos del Ayuntamiento de Par¨ªs en 1911 y se restaur¨® para albergar la biblioteca p¨²blica Forney, desde cuyo segundo piso se ven los jardines y el r¨ªo. Al experimentar este modelo de sensibilidad, cualquiera se reconcilia con Par¨ªs y entiende que hasta Cioran, el fil¨®sofo de las brumas del pesimismo, se quedara aqu¨ª.
Use Lahoz?es autor de la novela El a?o en que me enamor¨¦ de todas (Espasa).
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