Rebeld¨ªa berlinesa
25 pistas para disfrutar de una de las ciudades m¨¢s vibrantes de Europa, con tiendas de 'cyberpunk', discotecas de 'techno' o parques de atracciones abandonados
Hijo m¨ªo, est¨¢s loco. Tienes que ir a Berl¨ªn (Du bist verr¨¹ckt mein Kind, Du musst nach Berlin). Es el dicho que les gusta recordar a muchos berlineses. A menudo lo hacen con orgullo por pertenecer a una ciudad que es el lugar al que van a parar curiosos irredentos, almas proactivas e hipersensibles, sin importar el disfraz con el que llegan a ella. Lo fue a finales del XIX ¡ªcuando el compositor austriaco Franz von Supp¨¦ cre¨® la frase para una de sus ¨®peras¡ª y tambi¨¦n en los cabar¨¦s de la era de la Rep¨²blica de Weimar (1918-1933); sigui¨® si¨¦ndolo en los setenta, cuando atrajo a un David Bowie en busca de un caos diferente al que ya le resultaba habitual.
Ese ej¨¦rcito de locos e ilusos llamados berlineses ha sabido resistir ante el cambio inevitable, manteniendo durante un cuarto de siglo algunos resquicios de aquella efervescencia nacida entre escombros. Quiz¨¢ por eso sea interesante repasar 25 pistas que, de un modo u otro, definen a la ciudad, por si acaso llega el momento en que deje de ser el destino de los casos perdidos.
Darklands
El cyberpunk es la tendencia a seguir en esta tienda de moda que selecciona lo m¨¢s novedoso de un incre¨ªble cat¨¢logo de dise?adores de vanguardia. Est¨¢ situada al fondo de un complejo de almacenes en Heidestrasse, all¨¢ donde el barrio de Mitte pierde su nombre, cerca del museo Hamburger Bahnhof. Entre sus prendas predomina el negro, color protagonista entre los asistentes a alguna de las inauguraciones que se celebran en las galer¨ªas de arte vecinas cada vez que se abre en ellas una nueva exposici¨®n. Quien se decida a comprar algo deber¨¢ abrir bien la cartera, pero aun sin llevarse nada la visita es toda una experiencia.
Hansaviertel
Walter Gropius, Oscar Niemeyer, Alvar Aalto y otros 50 creadores son responsables de un heterog¨¦neo complejo de viviendas surgido tras la Segunda Guerra Mundial: Hansaviertel. Este barrio al norte del parque de Tiergarten es un gran ejemplo de las posibilidades urban¨ªsticas que surgieron en una ciudad obligada a reconstruirse. No muy lejos del lugar se encuentra otro hito arquitect¨®nico de Berl¨ªn: el archivo de la Bauhaus.
Badeschiff
Muchas cosas buenas en la capital ocurren en torno al agua. La famosa (y muy est¨¦tica) piscina flotante en pleno r¨ªo Spree (un proyecto del que son coautores los arquitectos del estudio tinerfe?o AMP) es solo la atracci¨®n estrella del Arena Berlin. Un espacio multiusos donde una feria de arte, un mercado de comida gourmet o una sesi¨®n de m¨²sica electr¨®nica nacen y desembocan en la ribera sur del r¨ªo que atraviesa Berl¨ªn, a la altura de Eichenstrasse.
Berghain
Uno de los grandes misterios de Berl¨ªn: qui¨¦n entra y qui¨¦n se queda fuera en Berghain, la discoteca de techno m¨¢s famosa del planeta. El derecho de admisi¨®n es tan aleatorio que eso tambi¨¦n contribuye a alimentar el fervor de sus feligreses. No hay veto a ninguna nacionalidad ni c¨®digo de vestimenta a seguir. Hasta los DJ mejor pagados se han quedado fuera. Ayuda ser discreto y hablar alem¨¢n. En su interior, el cielo y el infierno nocturno conviven en sus distintas salas. Y para viajar al m¨ªtico mundo nocturno gay berlin¨¦s, hay que ir hasta el s¨®tano de este mismo edificio (ya sin pol¨ªtica de entrada), durante las noches de fin de semana del espectacular y muy concurrido club Lab.Oratory.
Sammlung Boros
En el centro de Berl¨ªn hay un tesoro escondido. La colecci¨®n de arte privada Sammlung Boros, encerrada en un b¨²nker de la Segunda Guerra Mundial, contiene 500 obras, algunas de ellas creadas por Ai Weiwei, Damien Hirst y Wolfgang Tillmans. La asepsia del espacio cede todo el protagonismo a las piezas expuestas de un valioso cat¨¢logo que solo se puede visitar durante los fines de semana.
Spiegelsaal
En los avejentados y casi ciegos cristales de la Spiegelsaal (sala de los espejos) se refleja, seductor, el Berl¨ªn de entreguerras. Se esconde dentro de la centenaria sala de baile Cl?rchens Ballhaus, donde los problemas del mundo exterior quedan olvidados. El estilo cl¨¢sico de su arquitectura interior contrasta con la sobriedad, igualmente a?eja, de su mobiliario.
www.spiegelsaal-berlin.de/geschichte.html
Walter Womacka
Entre el ajetreo de una Alexanderplatz repleta de est¨ªmulos visuales, m¨¢s de una mirada se desv¨ªa atra¨ªda por el colorista mosaico de Walter Womacka, pintor de la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA), situado en el frontal de la colindante Haus des Lehrers (la casa del profesor). Es solo un destello de la Alemania que cay¨® con el muro, pero no el ¨²nico de la ciudad. Las vidrieras de la Universidad de Humboldt y dos impresionantes murales en el alejado barrio del este Marzahn tambi¨¦n son suyos.
Patern¨®ster Rathaus Sch?neberg
Desde hace 40 a?os es ilegal construir patern¨®sters, un tipo de ascensores creados a base de una cadena de compartimentos abiertos en continuo movimiento vertical. No tienen puertas, as¨ª que hay que entrar y salir de ellos en marcha. Son una curiosidad del pasado que siguen vigentes en varios puntos de la ciudad, como el del Ayuntamiento del distrito de Sch?neberg (que lo mantiene en funcionamiento) o el del Museo de la Stasi, otro de esos lugares que han quedado congelados en el tiempo.
Volksb¨¹hne
Una rueda andante ocupa el centro de la plaza de Rosa de Luxemburgo; es el s¨ªmbolo del Volksb¨¹hne (teatro del pueblo). La organizaci¨®n obrera Neue Freie Volksb¨¹hne construy¨® este extraordinario edificio hace un siglo para promover un arte esc¨¦nico con los pies en el suelo a precios asequibles. La obra del arquitecto Oskar Kaufmann, reconstruida en los a?os cincuenta por Hans Richter tras ser bombardeada durante la guerra, reina en la plaza de Rosa de Luxemburgo y comparte espacio con otro centro cultural de equivalente ambici¨®n social, el cercano Kino Babylon.
Un d¨ªa gay en Sch?neberg
Apenas hay que cruzar una calle, tras despertarse en el moderno y bastante asequible Quentin Design Hotel (quentindesign.com), para desayunar en la cafeter¨ªa Romeo und Romeo (Motzstrasse, 20), con buenos cruasanes, sabor de barrio y las revistas de la semana. La misma sexualidad urbana pionera y desinhibida a la que hace referencia Robert Beachey en su ensayo Berl¨ªn gay, lugar de nacimiento de una identidad moderna (Gay Berlin, Birthplace of a Modern Identity) se encuentra entre las zapatillas deportivas y las prendas de cuero de los escaparates de las tiendas fetichistas Boyz R Us y RoB, y tras la barra de Tom¡¯s Bar o los vecinos Hafen o Mutschmanns, tres lugares donde terminar la noche (o empezar el d¨ªa) sin alejarse de la calle Motzstrasse. Y para cenar, el restaurante austriaco Sissi (en el n¨²mero 34).
Cicli Berlinetta
Berl¨ªn es una ciudad ideal para ir a pedales. Muchas son las tiendas que veneran la bicicleta, y Cicli Berlinetta, en el n¨²mero 19 de la Sch?nfliesser Strasse, en el barrio de Prenzlauer Berg, es una de ellas.
Mercadillo Maybachufer
El mercado turco de Maybachufer es un cl¨¢sico atemporal del ocio berlin¨¦s. A medio camino entre Kottbusser Tor y Hermannplatz, est¨¢ impregnado de la cultura turca, al igual que ambas plazas de Kreuzk?lln (la intersecci¨®n entre los barrios de Kreuzberg y Neuk?lln que lo rodean). Otro mercadillo interesante es el de Mauerpark.
DarkSide
En la parte de atr¨¢s de la ociosa y aburguesada Bergmannstrasse se esconde este punto de encuentro entre amantes del fetichismo y del placer visto desde un punto de vista poco convencional. Los juicios de valor se quedan de puertas afuera. Apto para todas las tendencias sexuales, la ubicaci¨®n de este club es una buena muestra de que Berl¨ªn puede ser tan familiar como salvaje.
Do You Read Me?!
En plena ruta de las galer¨ªas de arte concentradas en la Auguststrasse se encuentra, en el n¨²mero 28, Do You Read Me?! (?me lees?, ?me recibes?), una librer¨ªa repleta de revistas innovadoras y oportunos ensayos publicados en cuidadas ediciones en papel. No es la ¨²nica librer¨ªa berlinesa que recuerda que el formato f¨ªsico sigue teniendo sentido. El dise?o y el arte quedan convenientemente registrados en las estanter¨ªas de Walther K?nig (Invalidenstrasse, 51), y la pol¨ªtica, la cr¨ªtica econ¨®mica y la arquitectura, entre los ¨¢ngulos rectos de la muy anal¨ªtica Pro QM (Almstadtstrasse, 48).
KW (Kunst-Werke)
El KW (Kunst-Werke), el Instituto de Arte Contempor¨¢neo de la ciudad, guarda mucho de la esencia de su fundador, Klaus Biesenbach. ?l es uno de los comisarios de museo de referencia y al mismo tiempo toda una celebridad de la cultura pop actual. Herr Zeitgeist, como se le conoce, tan pronto organiza una ¡ªpara muchos nada lograda¡ª retrospectiva de la cantante Bj?rk en el MoMA neoyorquino como pasa los fines de semana posando ante una Polaroid junto a James Franco y Lana del Rey. KW no solo expone, tambi¨¦n produce arte de naturaleza urbana, transgresora, en un coqueto edificio de la Auguststrasse (n¨²mero 69). Su obsesi¨®n por la actualidad y el ma?ana hace que no cuente con una colecci¨®n permanente.
Blain|Southern
En la mitad norte de la Potsdamer Strasse se concentran desde hace unos a?os un buen pu?ado de galer¨ªas de arte que intentan aprovechar su cercan¨ªa con la Neue National Galerie. Una de las m¨¢s veteranas es la sucursal en Berl¨ªn de la londinense Blain|Southern. Ahora alberga la muestra colectiva I Was Once Lonelyness (una vez fui la soledad), sobre la proliferaci¨®n de las plataformas digitales y sus consecuencias en la representaci¨®n de la realidad f¨ªsica e inmaterial. Pero, al margen de su exquisita oferta, uno de sus atractivos es su propia sede, que ocupa parte de las instalaciones vac¨ªas de la antigua redacci¨®n del peri¨®dico local Der Tagesspiegel.
Bikini Berlin
Puede que este centro comercial tenga fama de para¨ªso hipster, pero sentarse unas horas frente a la enorme cristalera que da al zoo de Berl¨ªn con un caf¨¦ en la mano es una buena opci¨®n. A los mandriles que se observan se les suma la fauna humana que los admira, una forma m¨¢s de comprobar lo ecl¨¦ctica que es la capital alemana. Como la Berl¨ªn unificada es una colecci¨®n de cromos repetidos, una curiosidad: hay un segundo zoo situado en la parte oriental, el Tierpark.
Gleis 17
Una de las m¨¢ximas representaciones de los horrores del nazismo es el and¨¦n 17, junto a la estaci¨®n de cercan¨ªas de Grunewald. En uno de los muros de ladrillo de la estaci¨®n de tren una peque?a placa recuerda a los jud¨ªos deportados hacia los campos de concentraci¨®n entre 1941 y 1945. La sutileza y contenci¨®n de la intervenci¨®n arquitect¨®nica de Nikolaus Hirsch, Wolfgang Lorch y Andrea Wandel es admirable: han fijado para las generaciones futuras la atrocidad, en un sentido literal, mediante placas ancladas en los andenes en las que se recuerdan los d¨ªas que partieron los trenes, su destino y el n¨²mero de v¨ªctimas que iban en ellos.
Nefertiti en el Neues Museum
Bastante m¨¢s cerca del Spree que del Nilo, Nefertiti es de nuevo desde 2009 la reina de la muy visitada isla de los museos de Berl¨ªn. El Neues Museum hab¨ªa quedado asolado por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, y la rehabilitaci¨®n de David Chipperfield, premiada en 2011 con el Mies Van der Rohe de arquitectura como mejor edificio europeo del a?o, decidi¨® no maquillar del todo los estragos sufridos, para que la modernidad no destruyera el contexto hist¨®rico. Una rehabilitaci¨®n ejemplar que destaca tambi¨¦n por la sabia combinaci¨®n de los materiales.
Spreepark
A punto estuvo de ser el orgullo de la Alemania comunista: el parque de atracciones m¨¢s ambicioso del pa¨ªs. Hoy en d¨ªa es un cap¨ªtulo m¨¢s del Berl¨ªn abandonado, de todos esos lugares que no encontraron hueco en la nueva vida de la ciudad. Bajo una noria gigante que nunca gira y entre caravanas en desuso vive Norbert Witte, el empresario que se hizo cargo de ¨¦l en sus d¨ªas de gloria. Es un hombre afable cuya historia de vida asegura una larga tarde de conversaci¨®n. El lugar, en el parque de Pl?nterwald, se alquila de cuando en cuando para organizar eventos especiales.
Museo Georg Kolbe
Gu¨ªa
C¨®mo llegar
Dormir
? Ryanair (www.ryanair.com) vuela a Berl¨ªn-Sch?nefeld desde Madrid y Barcelona. Desde 40 euros, ida y vuelta.
? Iberia Express (www.iberiaexpress.com). Madrid-Berl¨ªn, ida y vuelta, desde 59 euros.
? Air Berlin (www.airberlin.com) y Norwegian (www.norwegian.com). Desde Madrid por 112 euros.
? Easyjet (www.easyjet.com). Barcelona-Berl¨ªn desde 50 euros, ida y vuelta.
? Hotel Michelberger (michelbergerhotel.com; Warschauer Strasse, 39/40).
? Generator Hostel Mitte (generatorhostels.com; Oranienburger Strasse, 65).
En el antiguo estudio del reputado escultor y pintor alem¨¢n (1877-1947), a las afueras de la ciudad, se construye un exhaustivo recorrido por su obra y sus diferentes periodos creativos (es el autor de La ma?ana, escultura que cre¨® para el pabell¨®n alem¨¢n de Mies van der Rohe en Barcelona). Pero, a pesar de su nombre, el lugar es un museo de escultura m¨¢s all¨¢ de Kolbe. La colecci¨®n permanente tambi¨¦n presta atenci¨®n a otros de sus coet¨¢neos y a obras contempor¨¢neas.
Dos grandes colecciones
En su d¨ªa, el palacio de Charlottenburg era una residencia de verano para la monarqu¨ªa situada a las afueras de la ciudad, con la colecci¨®n de pintura francesa m¨¢s grande fuera de sus fronteras. Ahora que el palacio de estilo prusiano queda integrado por completo en Berl¨ªn, dos elegantes edificios neocl¨¢sicos, gemelos y colindantes, que en su d¨ªa ocup¨® la guardia real, complementan la opulencia mon¨¢rquica con obras m¨¢s recientes: Picasso y Matisse en la colecci¨®n del Museum Berggruen y de Goya al surrealismo en el Sammlung Scharf-Gerstenberg.
Haus am Waldsee
Un centro de arte emplazado en una casa de campo junto a un peque?o lago (Argentinische Allee, 30) que se abre a toda disciplina posible (memorable su reciente exposici¨®n dedicada al grupo de arquitectos experimentales vieneses Haus-Rucker-Co). El 4 de diciembre se inaugurar¨¢ una muestra dedicada a la ceramista Stefanie Hering.
Ruta Franzen
En su reciente novela, Pureza, el estadounidense Jonathan Franzen hace parada en el Berl¨ªn Oriental. El lago Grosser M¨¹ggelsee en el distrito de K?penick, la Friedrichstrasse partida en dos por el Checkpoint Charlie y la gigantesca sede de la Stasi cercana a la Frankfurter Alee ¡ªen la actualidad casi intacta como Museo de la Stasi¡ª son partes de un recorrido que establece una relaci¨®n de amor/odio con la Ostalgie (nostalgia por el Este).
Hauptstrasse, 155
A primera vista, nada de especial tienen esta calle ni este portal, en la zona m¨¢s heterog¨¦nea del barrio de Sch?neberg. Aqu¨ª fue donde David Bowie comparti¨® piso con Iggy Pop durante la ¨¦poca que registr¨® parte de su celebrada trilog¨ªa de Berl¨ªn.
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