Kromeriz, una tentaci¨®n barroca

Kromeriz hubiera pasado desapercibida si no fuera porque los obispos y arzobispos de Olomouc, antigua capital de la regi¨®n de Moravia, la eligieron como residencia de verano. El obispo Bruno von Schauenburg mand¨® construir, en 1260, un palacio; lo que hizo que esta localidad adquiriera categor¨ªa de ciudad y su residencia pasase a ser una de las m¨¢s bellas de la regi¨®n. Esta es una de esas peque?as poblaciones europeas (29.000 habitantes) que los d¨ªas de sol parecen sacadas de un cuento, pero que servir¨ªan de escenario para un thriller con cielos nublados. Donde los edificios predominan sobre la gente, que pareciera no querer interferir en el paisaje con su presencia.

9.00? Escenario ?de ¡®Amadeus¡¯

Cuando el cine necesita telones de fondo barrocos acude a este rinc¨®n de la Rep¨²blica Checa, ya que aqu¨ª est¨¢n el palacio arzobispal (1, pinche sobre el n¨²mero para ver el mapa para verlo ampliado) y sus jardines, declarados patrimonio mundial por la Unesco en 1998. Aqu¨ª se rodaron escenas de las pel¨ªculas Amadeus (1984), de Milos Forman, y la danesa A Royal Affair (2012). La sala de asambleas, una enorme estancia rococ¨® de paredes blancas, grandes ventanales, candelabros de cristal y profusi¨®n de dorados, es una tentaci¨®n para cualquier cineasta que quiera recrear un baile de la ¨¦poca m¨¢s floreciente de las dinast¨ªas europeas (y en especial del Imperio Austroh¨²ngaro).

10.00? Entre cuadros y partituras

En este vasto complejo barroco, el museo guarda 130 obras que constituyen, tras la colecci¨®n de la Galer¨ªa Nacional de Praga, la segunda mejor pinacoteca del pa¨ªs, con trabajos de Tiziano, Brueghel, Lucas Cranach o Van Dyck. Hay tambi¨¦n una colecci¨®n de m¨²sica con partituras manuscritas de Mozart, Poglietti, Haydn o Beethoven. La entrada a cada estancia del palacio es una sorpresa est¨¦tica, como la biblioteca, toda en madera y con frescos en el techo; la sala de trofeos de caza o el sal¨®n rosa para las damas. Desde la torre, que se hace algo dif¨ªcil con los 200 escalones para acceder a ella, se ve una impagable panor¨¢mica de los jardines y la ciudad.

11.00? Jardines versallescos

Los exteriores del edificio est¨¢n en consonancia con el lujo de puertas adentro. El jard¨ªn del palacio (2), de 64 hect¨¢reas, se cre¨® en 1509 y su estructura ha ido cambiando con el tiempo, aunque predomina ese aire de bosque domesticado de los parques ingleses. Los estanques, cataratas, edificaciones rom¨¢nticas y las 200 especies raras de ¨¢rboles lo convierten en un para¨ªso. El Jard¨ªn de Flores (3), conocido como el Versalles checo, es una obra maestra y una extra?a mezcla, en lo que a jardiner¨ªa se refiere, entre el estilo italiano renacentista, el barroco franc¨¦s y el estilo cl¨¢sico. En este espacio de 16 hect¨¢reas se juntan parterres de flores con ingeniosos dise?os, fuentes, dos laberintos verdes, invernaderos con flora tropical y un edificio circular (4) que alberga un p¨¦ndulo de Foucault. El artefacto es uno de los cuatro de este tipo que quedan en el mundo. Una arcada de 244 metros con estatuas de dioses griegos y romanos es otro de los elementos m¨¢s preciados cinematogr¨¢ficamente hablando, ya que constituye el escenario perfecto para un duelo en la niebla a altas horas de la madrugada.

13.00? Comida en el convento

El restaurante Oct¨¢rna (5) (www.octarna.cz), dentro del hotel del mismo nombre, es de esos peque?os establecimientos con encanto que eligen las parejas para casarse y fotografiarse en sus jardines. Originariamente hab¨ªa sido un convento de franciscanos, luego una panader¨ªa y m¨¢s tarde una bodega. Las recetas checas son elaboradas aqu¨ª en pleno mestizaje con ingredientes de otros pa¨ªses, aunque el vino tiene una vocaci¨®n m¨¢s patri¨®tica. Pero lo mejor son los postres caseros, especialmente el strudel de manzana.

14.00? Lecciones visuales de historia

En los jardines del hotel Oct¨¢rna est¨¢n las denominadas Lunetas de Max Svabinsky, cuatro paneles en forma de mosaicos que originariamente estaban destinadas a adornar la logia del frontispicio del Teatro Nacional de Praga. El tema de cada panel relata episodios de la historia del pa¨ªs interpretados por Svabinsky (1873-1962), hijo de la ciudad de Kromeriz y considerado uno de los m¨¢s destacados artistas checos de la primera mitad del siglo XX, cuya obra contiene elementos realistas, simbolistas y del art nouveau.

14.30? Las bodegas del obispo

Los s¨®tanos del palacio est¨¢n ocupados por las amplias bodegas fundadas en 1266 por Bruno de Schauenburg, obispo de Olomouc, que ten¨ªan el privilegio de producir vino sacramental, autorizaci¨®n concedida por el rey Carlos IV en 1355. Los productos de estas vi?as han ganado numerosos premios en los ¨²ltimos a?os. La temperatura constante, de 9 a 11 grados cent¨ªgrados, convierte a este espacio en el lugar id¨®neo para producir vino de gran calidad, enteramente natural. Hay visitas guiadas (www.kromeriz.eu) que incluyen catas de vino.

15.30? Un paseo en bici a orillas del canal

Uno de los inconvenientes de esta peque?a ciudad es que los lugares de inter¨¦s tur¨ªstico cierran muy pronto, sobre todo en invierno. Una forma de aprovechar lo que queda de tarde y luz es alquilar una bicicleta o una esc¨²ter (6) (www.kolobkykm.cz) y acercarse al canal de Bat¡¯a, por el que hay una ruta ciclista paralela al agua de 56 kil¨®metros que une Kromeriz con la localidad de Hodin¨ªn. Pero no hace falta cubrir todo el trayecto para hacerse una idea de la vida junto al canal, aunque el tramo desde Kromeriz no es navegable.

18.00? Conexi¨®n no precisamente wifi

Los checos tienen a gala producir la mejor cerveza del mundo, o una de las mejores dependiendo de la cantidad de vasos que se haya tomado el interlocutor. En plena plaza Grande, donde se alza el ayuntamiento y un conjunto de casas con fachadas en toda la gama de Pantone, est¨¢ la cervecer¨ªa-restaurante-pensi¨®n Cerny Orel (7) (www.cerny-orel.eu), que elabora su propia cerveza checa a la manera artesanal y que permite visitar los s¨®tanos donde se fabrica. Arriba, el ambiente es el de cualquier cervecer¨ªa del pa¨ªs. Comida nacional, mesas compartidas para facilitar la conexi¨®n, no precisamente wifi, de los clientes y m¨²sica en vivo en las grandes ocasiones. Si hay algo en lo que los checos de las distintas regiones del pa¨ªs coinciden es en su amor por este brebaje.