Sidorme Madrid Aeropuerto T4, cama gigante suspendida en el aire

Desde la autov¨ªa de entrada norte a Madrid se divisa el hotel como un enorme reclamo publicitario. Ser¨¢ por el portentoso r¨®tulo que lo culmina, o por la c¨²pula pastelera del cercano centro comercial Plaza Norte 2. Si bien lo m¨¢s llamativo para los automovilistas es la limpia pantalla de vidrio que estructura la piel del edificio, signo del gusto de la cadena hotelera Sidorme por la eficiencia operativa, la pulcritud sin concesiones al adorno y un trato al viajero suficientemente cercano. Una filosof¨ªa de alojamiento tan et¨¦rea y c¨®moda como su estrenada Air Bed de dos por dos metros, una cama que se sostiene en el aire, retroiluminada por debajo hasta volverse invisible en el volumen austero de la habitaci¨®n.

Smart Sleep, lo llaman. El sue?o inteligente de Jairo Gonz¨¢lez, gerente de la cadena y su art¨ªfice principal. Su visi¨®n salta de la grupa del lujo y el bajo coste a la del sentido com¨²n. En sus hoteles se paga por lo que consume, no por lo que se es ni por lo que se tiene. La cama, con el confort esperado. La habitaci¨®n, con el espacio preciso. Las circulaciones, con las medidas que determina el reglamento. El desayuno, para no desfallecer de hambre y punto.

En este dechado de minimalismo funcional le ha acompa?ado la arquitecta e interiorista Mar¨ªa Peire, encargada de acicalar los restos del antiguo hotel Arturo Norte, que ocup¨® este edificio antes de su desahucio tur¨ªstico. Como en otros establecimientos del grupo, el wifi es gratuito y funciona a buena velocidad. El minibar aloja dos botellines de agua de cortes¨ªa, al igual que caf¨¦ y otras bebidas calientes sobre la mesa. Cabe la posibilidad de solicitar una almohada y una toalla extras sin coste. Como tambi¨¦n se incluye en el precio de la estancia el aparcamiento exterior.

Habr¨¢ quien se pregunte qu¨¦ gana pasando la noche en el extrarradio de Madrid, junto a un supermercado y una autov¨ªa de ocho carriles. La respuesta solo puede estar en el precio, ya que el mismo espacio y el mismo m¨ªnimo servicio ya casi vale el doble en la almendra central de la ciudad. Y otro aliciente innegable mientras dure: aqu¨ª todo est¨¢ nuevo, nuevo, nuevo.