Las caravanas de la sal
Un lago de lava, lagunas sulfurosas y temperaturas de hasta 60 grados en la depresi¨®n et¨ªope del Danakil
Viajamos a la depresi¨®n del Danakil o de Afar, una extensa franja de terreno, casi tan grande como Andaluc¨ªa, localizada a caballo entre Etiop¨ªa, Eritrea y Yibuti. La depresi¨®n del Danakil se origina en el valle del Rift y est¨¢ situada justo encima de los bordes de las placas tect¨®nicas ar¨¢bica y africana, lo cual hace que la zona tenga una enorme actividad s¨ªsmica y volc¨¢nica y est¨¦, por ello, sometida a constantes y tremendas fuerzas tel¨²ricas que tienden a partir en dos el continente africano. Una zona de remotos espacios abiertos, disputas tribales y leyendas. Una Etiop¨ªa genuina y primaria.
Adem¨¢s, la depresi¨®n del Danakil es uno de los lugares m¨¢s extremos y hostiles de la tierra. Un despiadado desierto de lava y sal en el que puede verse, por ejemplo, uno de los pocos lagos de lava hirviente que existen en el planeta; o contemplarse burbujeantes y multicolores lagunas sulfurosas; o planicies salinas de blancuras deslumbrantes. En este inh¨®spito territorio se ha registrado la temperatura ambiental m¨¢s alta del mundo (m¨¢s de 60 grados). Adem¨¢s, estos parajes se encuentran en el punto m¨¢s bajo del continente africano (160 metros por debajo del nivel del mar). Fue aqu¨ª donde tambi¨¦n se descubri¨®, en 1974, el primer antepasado de nuestra especie, el esqueleto fosilizado de Lucy, la primitiva abuela de toda la especie humana. Toda esta enorme riqueza y multiplicidad de experiencias se pueden ver y vivir a lo largo de un viaje-expedici¨®n de cuatro d¨ªas iniciado en Mekele, la capital de la provincia de Tigray, la m¨¢s pobre de Etiop¨ªa, antesala del desierto m¨¢s implacable que existe.
Como en la tierra de los afar pr¨¢cticamente no hay nada, al emprender el viaje hay que aprovisionarse de gasolina, comida, botiqu¨ªn y agua, mucha agua. Despu¨¦s de sobrepasar la ¨²ltima poblaci¨®n grande que nos encontraremos en la ruta, nos esperan cuatro d¨ªas de incertidumbre, precariedad y carencias. Nos adentraremos en un mundo incomunicado ¡ªno funcionan los m¨®viles¡ª, incierto e inmisericorde. Por razones de tensiones fronterizas y de pasados riesgos de bandidaje en la zona, durante buena parte del viaje iremos agrupados en un convoy de cuatro o cinco veh¨ªculos y escoltados por varios militares.
Camino al volc¨¢n
Durante el primer d¨ªa seguimos una estupenda carretera asfaltada que comunica el norte de Etiop¨ªa con Yibuti y que nos conducir¨¢ al lago Afrera. La densidad salina de este lago es parecida a la del mar Muerto. Ba?arse en sus untuosas aguas, en las que el cuerpo inevitablemente flota, resulta una placentera e ingr¨¢vida experiencia. La existencia en la zona de unas imponentes salinas y la proximidad de la frontera han creado, en medio de una calcinada planicie, un inconcebible poblado lleno de hileras de barracones de madera y zinc, filas de tr¨¢ileres, escombreras, monta?as de neum¨¢ticos, calles polvorientas, cabras mordisqueando cualquier resto org¨¢nico, aire abrasador y una peculiar fauna humana formada por buscavidas, contrabandistas, gentes de paso, comercios arrabaleros, prostituci¨®n¡
Dormimos en camastros al aire libre bajo un impresionante cielo estrellado, y a media ma?ana del segundo d¨ªa nos dirigimos a Dod¨®m, el campamento base del volc¨¢n Erta-Ale. Tardamos casi siete horas en cubrir los 70 kil¨®metros que nos separan de uno de nuestros principales objetivos del viaje. Cuando llegamos a Dod¨®m est¨¢ empezando a anochecer. Tenemos el tiempo justo para preparar una peque?a mochila y colocarnos el frontal luminoso antes de salir camino de la cumbre del volc¨¢n, que con sus 615 metros es el punto m¨¢s alto de toda la depresi¨®n del Danakil.
Resplandor anaranjado
Son ocho kil¨®metros y medio de suave y oscura ascensi¨®n que nos llevar¨¢ cubrir algo m¨¢s de tres horas. A lo largo del trekking nocturno vemos c¨®mo el cielo se va haciendo m¨¢s y m¨¢s imponente, al tiempo que cada vez se agranda y define m¨¢s el lejano resplandor anaranjado de la caldera.
La primera visi¨®n del Erta-Ale se tiene nada m¨¢s alcanzar el borde del gran cr¨¢ter de la monta?a (Erta-Ale quiere decir monta?a humeante). En su interior, 300 metros m¨¢s abajo, asciende el rojo aliento del lago de lava. Cuando despu¨¦s de descender 200 metros a trav¨¦s de las coladas secas de las ¨²ltimas mareas eruptivas del volc¨¢n llegamos al brocal del inmenso pozo humeante y uno contempla aquel burbujeante y desconcertante espect¨¢culo de ascuas incandescentes, borbotones amarillos y cegadores blancos, experimenta una sensaci¨®n mezcla de incredulidad y asombro. A escasos 10 metros de donde nosotros estamos, la tierra se cocina a s¨ª misma en un lento y denso chop chop, dentro de una gigantesca marmita de m¨¢s de 100 metros de di¨¢metro. Del Erta-Ale se desciende con las primeras luces del amanecer entre las caprichosas y tortuosas formas de los vastos campos de lava. La noche pasada apenas hemos dormido un par de horas. Abandonamos Dod¨®m hacia las diez de la ma?ana para pasar pr¨¢cticamente todo el d¨ªa en el Toyota que nos conduce a la zona del Dallol.
El cuarto d¨ªa de nuestra estancia en la depresi¨®n Afar lo pasamos visitando el volc¨¢n y el desierto del Dallol. La extensa ¨¢rea del Dallol es un fabuloso museo al aire libre en el que contemplamos el m¨¢s amplio e inconcebible cat¨¢logo de desiertos de sal y el m¨¢s variado repertorio de fen¨®menos termovolc¨¢nicos.
Nada m¨¢s iniciar nuestro periplo matinal nos topamos, en un espectacular contraluz de amanecida, con una inacabable columna de dromedarios dirigi¨¦ndose hacia las minas de sal del desierto. No conseguimos divisar ni el principio ni el final de la caravana. ?Quinientos, mil dromedarios? Los animales y sus due?os hacen un viaje de m¨¢s de una semana de duraci¨®n hasta llegar a las salinas. All¨ª, hombres y bestias pasar¨¢n dos o tres d¨ªas hasta conseguir el preciado bot¨ªn de sal, para retornar despu¨¦s a Tigray, realizando un nuevo desplazamiento de siete d¨ªas. Probablemente sea esta la ¨²ltima caravana de dromedarios con utilidad real del mundo.
En el Dagoll la cristalizaci¨®n p¨¦trea de la sal y la actividad t¨¦rmica y volc¨¢nica de la zona han creado un casi infinito mar de fosilizados barros salinosos del que surgen enormes formaciones que alcanzan los 20 o 25 metros. En el Dagoll la sal se presenta de incre¨ªbles maneras, rodeando lagunas de aguas gelatinosas que dejan escapar gases burbujeantes y que siembran el terreno de pozos y oquedades de salmuera efervescente; o dando lugar a inmensas extensiones de superficies blanqu¨ªsimas que exudan una fina pel¨ªcula de agua y crean la ilusi¨®n de un acuoso pavimento marm¨®reo, casi n¨ªveo.
Para los afar, la dura etnia dominante en los territorios implacables del Danakil, nosotros somos simplemente forangi (extranjeros). Para m¨ª, ellos siempre ser¨¢n esa asombrosa gente capaz de sobrevivir en el mundo m¨¢s bello y hostil que pueda imaginarse.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Mekele se encuentra a 760 kil¨®metros al norte de Adis Abeba, la capital de Etiop¨ªa, a la que vuela directo desde Madrid Ethiopian Airlines.
? Turismo de Etiop¨ªa.
? www.moct.gov.et.
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