La arquitectura del agua
De la mezquita de C¨®rdoba a una estaci¨®n de exploraci¨®n marciana, edificios, infraestructuras y espacios dise?ados para usar el agua como recurso natural y hedonista
La proximidad al agua ha sido un elemento central e imprescindible en las culturas y geograf¨ªas con predominio de sol. Hist¨®ricamente, el agua ha ordenado de muy distintas formas la posici¨®n de sus ciudades, as¨ª como la forma de sus trazados y edificios. Adem¨¢s, de cara al futuro, el planeta tiene en la captaci¨®n de reservas de agua uno de los grandes retos en el desarrollo sostenible de sus grandes urbes, especialmente en el m¨¢ximo aprovechamiento de la que cae del cielo.
Estos paisajes urbanos del agua gu¨ªan este recorrido que proponemos, que se detiene en edificaciones tan diversas como una mezquita ¨¢rabe, una remota ciudad de adobe rodeada por un desierto infinito y colosales infraestructuras de hormig¨®n dise?adas para el abastecimiento de una de las grandes megal¨®polis del mundo.
Arquitectura captadora
La ruta empieza por espacios tradicionales, ligados a culturas ¨¢ridas y cuidadosas con los recursos, que con una tecnolog¨ªa preindustrial y ausencia de energ¨ªa buscan el m¨¢ximo aprovechamiento con un funcionamiento ligado a criterios de forma. La Mezquita de C¨®rdoba es, en este sentido, un claro ejemplo de arquitectura porosa como infraestructura captadora. Desarrolla, de forma sofisticada, la estructura del impluvium romano, con una cubierta estriada, formada por l¨ªneas-acueducto, que conduce la lluvia hacia el dep¨®sito del patio central y, desde all¨ª, a un suelo acanalado que reparte el agua entre sus famosos naranjos.
Una versi¨®n a gran escala de este sistema ser¨ªa la ciudad de Venecia, construida formando los campi, unidades de recogida de agua que coinciden con la forma pol¨ªtica de la parroquia, cuya forma est¨¢ dirigida a la captaci¨®n de agua.
La ciudad yemen¨ª de Shibam, rodeada de desierto, es un ejemplo de depuraci¨®n de agua in situ y sin uso de energ¨ªa. La propia estructura urbana de la conocida como Manhattan del desierto conduce, sirvi¨¦ndose de la gravedad, las aguas residuales hasta sus huertos, donde los cultivos agr¨ªcolas aprovechan el agua y la materia org¨¢nica. La cubierta del palmeral protege del sol a las especies m¨¢s delicadas y genera una inversi¨®n t¨¦rmica que permite preservar el aire enfriado por la evaporaci¨®n del riego. Forma as¨ª un ecosistema productivo y un espacio p¨²blico climatizado a la vez.
Como muestra de un espacio urbano como infraestructura captadora, el Parque G¨¹ell de Barcelona, inicialmente pensado para albergar viviendas, busca, a partir de sus viales y parcelaci¨®n, retener el agua de las tormentas mediterr¨¢neas en esta monta?a pedregosa e inclinada. Gaud¨ª dise?¨® un sistema de conducci¨®n del agua pluvial a partir de terrazas filtrantes, escaleras y muros de parcelaci¨®n que funcionan como canales y acueductos. Plazas-dep¨®sito y barandillas condensadoras, de forma que este ecosistema ¨¢spero se convierte en un jard¨ªn autosuficiente.
Agua para la megal¨®polis
La ruta contin¨²a y se detiene ahora en las infraestructuras construidas por la ingenier¨ªa positivista del siglo XX. Obras p¨²blicas de grandes dimensiones y car¨¢cter sublime que asocian la gesti¨®n del agua a elevados consumos de energ¨ªa, dimensiones colosales y localizaciones remotas.
Los Angeles River, un canal de hormig¨®n de 80 kil¨®metros de recorrido, agiliza la evacuaci¨®n de las lluvias locales hacia el mar en la megal¨®polis californiana. Pero aunque muy eficiente como sistema de prevenci¨®n de inundaciones, desperdicia la totalidad del agua de la cuenca e incrementa las dependencias del exterior. La belleza de sus curvas, precisas y t¨¦cnicas, s¨ª han servido, por otro lado, como escenario de muchas historias urbanas e incluso como plat¨® de cine. El canal se asocia necesariamente a otras conducciones ¨Ccomo el acueducto del r¨ªo Colorado¨C que, a lo largo de m¨¢s de 800 kil¨®metros, transportan el agua desde puntos remotos de la costa oeste estadounidense hasta la ciudad de Los ?ngeles.
Uno de estos acu¨ªferos parte de Owens lake, un gran lago (o lo que queda de ¨¦l) ubicado en el este de California, cerca de la localidad de Lone Pine, junto al acceso al ¨¢rido parque nacional de Death Valley. La gran urbe angelina ha extra¨ªdo de su cuenca, durante d¨¦cadas, el agua necesaria para su supervivencia. Actualmente pr¨¢cticamente seco, parece un paisaje lunar, con tormentas de sal y colonias de algas t¨®xicas regadas por redes de aspersores que tratan de paliar el desastre medioambiental.
Una casa para Marte
Por ¨²ltimo, el recorrido se acerca a las nuevas construcciones actuales, ligadas a la integraci¨®n de ecosistemas y a tecnolog¨ªa digital. Como la Mars Research Station (Estaci¨®n de exploraci¨®n de Marte), en Utah (Estados Unidos), un peque?¨ªsimo edificio que contiene un modelo de enorme potencial para nuestras ciudades. Usada como base de experimentaci¨®n para las aventuras aeroespaciales de la Nasa, incluye ecosistemas hiperactivos, agilizados mediante redes y bombas, dise?ados para incrementar al m¨¢ximo la autonom¨ªa de un recinto cerrado. El aire, el agua y el resto de residuos se transforman en nuevos productos ¨²tiles, como reservas de ox¨ªgeno, agua limpia y productos comestibles (vegetales). Este principio de cooperaci¨®n entre distintas especies es el embri¨®n de la sostenibilidad para las ciudades del futuro.
La necesidad de convivir en las urbes actuales con vol¨²menes de agua cambiantes ha dado lugar a nuevas tipolog¨ªas como las plazas de agua, que resuelven el riesgo de inundaciones y retienen el agua permitiendo su uso posterior. Un ejemplo es la water square Benthemplein, del estudio De Urbanisten, en la ciudad holandesa de R¨®terdam, cuyo suelo adquiere tridimensionalidad, se vuelve profundo, con grandes poros construidos que a veces ocupa el agua y otras otros programas. Una versi¨®n tecnificada, m¨¢s precisa, de esos fant¨¢sticos sensores hidrol¨®gicos que son los pozos tradicionales indios, cuyo nivel de agua oscilante hacen visible lo que ocurre en el subsuelo.
La recuperaci¨®n de las acequias en las huertas termales en Caldas de Montbui (Barcelona) y la reforma del centro de Ba?oles, en la provincia de Girona, a cargo del estudio MiAS Arquitectes, son dos ejemplos fant¨¢sticos que muestran c¨®mo la presencia del agua en el espacio p¨²blico activa cualidades pl¨¢sticas y sensoriales. En ambos casos, se ha recuperado la operatividad de los canales de riego hist¨®ricos que atravesaban la ciudad y la conectan con su paisaje m¨¢s pr¨®ximo.
Carolina Gonz¨¢lez Vives (Madrid, 1974) es arquitecta por la Escuela de Arquitectura de Madrid (Universidad Polit¨¦cnica). Su investigaci¨®n se ha centrado en el ¨¢mbito de las infraestructuras, la naturaleza urbana y el agua.
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