Torre de Uriz, dormir en el torre¨®n

Camino a Roncesvalles, en el valle de Arce, Jes¨²s Taberna Chacartegui y Paula Machimbarrena fijaron su atenci¨®n en un torre¨®n de 1785 que coronaba el conjunto de casas g¨®ticas con escudos de armas llamado de Uriz. Por qu¨¦ no instalar en este aristocr¨¢tico lugar un hotel con encanto, se preguntaron. Ella hab¨ªa trabajado 27 a?os en la industria tur¨ªstica y ¨¦l llevaba la sal de los viajes en la piel; hab¨ªa sido tripulante de una de aquellas carabelas que recorrieron la costa norteamericana con motivo del quinto centenario, en 1992. Hacer habitable una construcci¨®n defensiva del pasado ten¨ªa tambi¨¦n algo de exploraci¨®n.

Como grumetes de una hospitalidad aprendida a rachas de viento, nuestros anfitriones recrearon a puertas del Camino de Santiago el ambiente de un camarote oce¨¢nico. Espacios codo con codo, pasarela levitante de madera y vidrio entre la torre de babor y el torre¨®n de estribor, un comedor para desayunos y cenas (excepto los mi¨¦rcoles por descanso semanal), baupr¨¦s literario en la primera planta, con anaqueles dedicados a la peregrinaci¨®n jacobea, y cofa panor¨¢mica desde la que gritar ?Pirineos a la vista!

Afortunadamente, esta singladura hostelera no anticipa ning¨²n historicismo arquitect¨®nico propio de no pocos establecimientos de turismo rural. Jes¨²s y Paula se resistieron con un dise?o de minimalismo prudente que no escatima detalles de acogida personales, como unas estacas generosas en toallas, unos cosm¨¦ticos bien surtidos, unos botellines de agua en la mesilla de noche y un surtido de frutas.

No hay servicio de comida, pero s¨ª de cena. Cocina honrada, rica, de proximidad. Para qu¨¦ ir m¨¢s all¨¢ si la huerta navarra produce tanto de bueno y los ganaderos del Pirineo abastecen estos valles de unas carnes formidables.

A la ma?ana siguiente, los desayunos contin¨²an en la misma tesitura. Yogur navarro, mermeladas de Aidin, reposter¨ªa local, quesos y embutidos pirenaicos, seguidos de infusiones ecol¨®gicas de Josenea. Con buen tiempo, estas suculencias se sirven tambi¨¦n bajo las sombrillas laminadas de una coqueta terraza exterior, junto al port¨®n de entrada.

Y en el torre¨®n, una suite con una vista de 360 grados alrededor.

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