V¨ªa verde, pueblos blancos
Seis pistas rurales para excursionistas y amantes del ciclismo en la provincia de C¨¢diz siguiendo una antigua l¨ªnea f¨¦rrea y el olor de las almazaras
En el extremo occidental de la cordillera Subb¨¦tica, donde Sevilla (un poco a dentelladas) se adentra en la frontera gaditana, varios n¨²cleos rurales y un elevado cerro de monta?a forman un recorrido deslumbrante: la ruta norte de los Pueblos Blancos. No lo han tenido f¨¢cil, pues las serran¨ªas a las que pertenecen siguen sin figurar en el recuento de espacios naturales protegidos reconocidos por el Gobierno andaluz. Esta ruta serrana, sin embargo, nada debe envidiarle a las bondades de su hermana mayor, diseminada por el entorno de Grazalema. Aqu¨ª van seis propuestas oto?ales para perderse por el norte de C¨¢diz.
Puerto Serrano en la encrucijada
Nuestra andadura empieza en esta adusta localidad fronteriza que preside la vega del Guadalete y desde la que parte la V¨ªa Verde de la Sierra, un antiguo trazado ferroviario que conduce hasta Olvera y que presume de ser una de las rutas ecotur¨ªsticas m¨¢s premiadas de Espa?a. Sus 36 kil¨®metros de largo, ideales para practicar senderismo, salir en bici o montar a caballo, dejan al paso varios viaductos, pintorescos molinos, fincas y caser¨ªos y un rosario de t¨²neles que dan al recorrido cierta prestancia cinematogr¨¢fica. El pueblo cuenta igualmente con ricos yacimientos arqueol¨®gicos y una iglesia barroca, pero sin duda su mayor atractivo radica en el encuentro del curso alto del r¨ªo con el Guadalporc¨²n, uno de sus m¨¢s vivos afluentes, donde la flora aut¨®ctona se entrevera con abundante vegetaci¨®n de ribera.
La encina centenaria de Coripe
Desde un paisaje de campi?a agr¨ªco?la a otro ya abiertamente serrano. Tras sumergirnos en el hondo bostezo del t¨²nel del Castillo, de casi un kil¨®metro de longitud, atravesamos un portentoso viaducto que nos conduce hasta la estaci¨®n de Coripe (rehabilitada como restaurante), en las estribaciones del piedemonte subb¨¦tico. El viajero que desee hacer un alto disfrutar¨¢ probando su exquisita esparrag¨¢ de tagarninas, una de las m¨¢s c¨¦lebres especialidades locales. Algo m¨¢s adelante, algarrobos, lentiscos y acebuches se pasan el testigo de una naturaleza sosegada pero llena de encanto secular, y una encina dos veces centenaria aparece imponente y orlada de misterio: es el as¨ª llamado Chaparro de la Vega, cuya sombra congrega cada a?o a cientos de coripe?os durante la romer¨ªa a la virgen de F¨¢tima.
El pico de Zaframag¨®n
A unos cuatro kil¨®metros al este encontramos el pico de Zaframag¨®n, declarado reserva natural, y en cuya base el r¨ªo se ha ido encajonando y excava una angosta y escarpada garganta a la que se conoce como El Estrech¨®n. Considerado el paraje estrella de la V¨ªa, sus 584 metros de altura dan cobijo a una de las mayores colonias de buitres leonados de Europa, am¨¦n de a otras rapaces protegidas. Entre el pico y la aldea del mismo nombre hay un observatorio ornitol¨®gico que permite al viajero interesado imbuirse en la vida de las aves a trav¨¦s de un sistema de videovigilancia que congela su vuelo sobre el fondo de la sierra de L¨ªjar.
Gu¨ªa
Fundaci¨®n V¨ªa Verde de la Sierra (+34 956 13 63 72): antigua Casa del Guarda. Puerto Serrano.
La l¨ªnea C¨¢diz-Ronda (Transportes Comes) hace siete salidas diarias por la mayor¨ªa de los pueblos blancos.
Alojamiento: Puerta de la Sierra, en la estaci¨®n de Puerto Serrano (+34 956 23 40 65) y Casa Vag¨®n V¨ªa Verde de la Sierra, en la estaci¨®n de Olvera (+34 687 67 64 62).
Olvera, de oro l¨ªquido
Encaramada a un risco coronado por un peque?o pero robusto castillo de ¨¦poca nazar¨ª, el casco urbano de Olvera deslumbra por su cuidada amalgama de arquitectura hist¨®rica y popular. Buena muestra de ello es la iglesia de la Encarnaci¨®n y el recoleto barrio de la Villa en el que esta se encuentra, jalonado de lienzos de muralla en los que a¨²n reverberan vagos ecos de Al Andalus. No le van a la zaga el pe?¨®n del Sagrado Coraz¨®n, desde cuyos jardines obtendremos una espl¨¦ndida vista sobre el pueblo, ni el santuario de Nuestra Se?ora de los Remedios, situado a la salida de la localidad. Una visita aparte merecen los molinos y las cooperativas que, con creciente ¨¦xito, proliferan en los alrededores, en una poblaci¨®n que, como Olvera, se encuentra fuertemente ligada al cultivo del aceite de oliva.
Bandoleros de Torre Alh¨¢quime
Abandonamos ahora la V¨ªa Verde para dirigirnos hacia Torre Alh¨¢quime. De herencia netamente musulmana, su entramado de calles estrechas y enjalbegadas tiene en el castillo del Cementerio y en la iglesia de Nuestra Se?ora de la Antigua sus dos enclaves de mayor inter¨¦s. Tierra de bandoleros, esta coqueta poblaci¨®n serrana ofrece asimismo un l¨²dico itinerario por los campos, r¨ªos y cortijos en que estos personajes proscritos grabaron sus haza?as durante los siglos XVIII y XIX, como la ruta de El Tempranillo. Los aficionados al motor disfrutar¨¢n por a?adidura de dos citas muy populares en el municipio: la subida automovil¨ªstica a los Remedios y una vertiginosa competici¨®n de enduro.
Un pueblo hecho a medida: Setenil de las Bodegas
El mayor aliciente de Setenil reside en su propia fisonom¨ªa, moldeada por el cauce del r¨ªo. La prodigiosa disposici¨®n de sus casas, encajadas en la concavidad de la roca, y la singularidad de su callejero la convierten en uno de los destinos tur¨ªsticos m¨¢s demandados de la sierra de C¨¢diz. Y por si fuera poco, las terrazas techadas de las cuevas de la Sombra y del Sol ofrecen al viajero la posibilidad de sentarse al caer la tarde junto al paseo fluvial, mientras que el tajo del Guadalporc¨²n, como escribi¨® un Cernuda olvidadizo, ¡°arrastra afanes al paso¡±.
Javier Vela es autor del libro de poemas Hotel Origen (editorial Pre-Textos).
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