Pasi¨®n por Tesla en Belgrado
El escritor y comisario de exposiciones Miguel A. Delgado viaj¨® a la capital serbia para preparar una muestra sobre el inventor de la corrieste alterna
Su pasi¨®n por descubrir astr¨®nomas olvidadas le llev¨® a escribir Las calculadoras de estrellas (Destino, 2016), y sobre el gran impulsor de la corriente alterna, Nikola Tesla (1856-1943), mont¨® una exposici¨®n. Para ello, viaj¨® a Belgrado.
?Cu¨¢l era su objetivo?
Conseguir ropa y objetos personales de Nikola Tesla para la muestra de Madrid. Nadie hab¨ªa logrado que estas cosas saliesen de la casa-museo del cient¨ªfico desde los cincuenta. Las negociaciones fueron duras. El museo es muy curioso: est¨¢ en un antiguo palacete y tiene mucho tir¨®n entre los j¨®venes.
?Tesla es un h¨¦roe nacional en Serbia? Vaya si lo es. Fui testigo de la ¡°fiebre Tesla¡±. Para empezar, el aeropuerto lleva su nombre. Y en todos los quioscos hay im¨¢genes suyas. Nos contaron que en 2014 los nacionalistas quisieron trasladar sus cenizas del museo a la catedral de San Sava. Pero los j¨®venes se manifestaron en contra.
?Fue f¨¢cil entenderse con la gente?S¨ª, curiosamente muchos j¨®venes hablan espa?ol. Nos explicaron que hab¨ªan estado de moda las telenovelas en castellano, lo que hab¨ªa despertado el inter¨¦s por la lengua. Pero, al parecer, los culebrones turcos ya tomaron el relevo, aunque Serbia y Turqu¨ªa siempre han sido rivales.
?Le qued¨® tiempo para ver la ciudad?Fue una visita muy r¨¢pida. Belgrado tiene un aire un poco sovi¨¦tico, de pel¨ªcula de esp¨ªas en la ¨¦poca del tel¨®n de acero. Hay algo de arquitectura grandilocuente, como la catedral de San Sava, que comenz¨® a construirse a principios del XX, o la zona del parque de Kalemegdan, donde est¨¢ la fortaleza de igual nombre. All¨ª se unen los r¨ªos Sava y Danubio, y cerca hay un mercadillo con mucha vida.
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