Malasa?a en cuatro calles y una plaza

El Madrid m¨¢s tradicional convive en Malasa?a en armon¨ªa con las ¨²ltimas tendencias. Los negocios centenarios cohabitan con pop up stores, tiendas ef¨ªmeras que venden el ¨²ltimo grito en moda y decoraci¨®n. "La poblaci¨®n del barrio es cada vez m¨¢s joven¡± cuenta Jon Usabiaga, periodista de 31 a?os afincado en la zona desde hace cinco. De hecho, la media de edad de sus habitantes es de 44 a?os, seg¨²n un informe demogr¨¢fico elaborado por Cruz Roja. ¡°Ha habido un cambio generacional y de modelo de negocio, pero la vida vecinal sigue siendo muy activa¡±, sostiene Antonio P¨¦rez, director de Somos Malasa?a, un diario online sobre el barrio.

Ese relevo generacional ha hecho que entre las tascas, los comercios m¨¢s veteranos y los m¨ªticos garitos de la movida surjan las tiendas de objetos de dise?o, ropa vintage y los establecimientos de comida ecol¨®gica. Recorremos el barrio buscando los espacios m¨¢s originales de este particular ecosistema urbanita situado entre las calles de San Bernardo, de Fuencarral, de Carranza y Gran V¨ªa.

Calle de Manuela Malasa?a

El barrio adopt¨® el nombre de esta calle en los a?os ochenta, cuando "la gente empez¨® a frecuentar sus locales, a quedar siempre por all¨ª", recuerda Antonio P¨¦rez, director de Somos Malasa?a. Una popularidad que ha vuelto en ¡°en los ¨²ltimos a?os", a?ade P¨¦rez. La gente acude a la calle de Manuela Malasa?a a disfrutar de sus m¨²ltiples bares y restaurantes de comida ¨¦tnica o a buscar alg¨²n regalo original. En el n¨²mero 24, Popland ofrece desde 1999 prendas y todo tipo de objetos de est¨¦tica retro pop, desde una figurita de Naranjito, la mascota del Mundial de F¨²tbol de 1982, o un cenicero con la forma de un cubo de Rubik. "Cuando abrimos era dif¨ªcil conseguir este tipo de productos en Madrid", afirman en su p¨¢gina web. Ahora son un referente de la cultura pop en la capital.

Hace a?o y medio dos compa?eras de estudios abrieron su propia tienda de ropa y complementos multimarca. Lo llamaron Dr?m, sue?o en sueco, en honor al tiempo que pasaron haciendo pr¨¢cticas en Ikea. En su espacio dan visibilidad a peque?os emprendedores de toda Espa?a, tanto de moda como de joyer¨ªa fina de plata. "Pulseras, diademas para novia, pendientes hechos con piedras naturales y pendientes trepadores son algunas de nuestras propuestas¡±, cuenta Lorena Belinch¨®n, una de las due?as.

Corredera de San Pablo (Alta y Baja)

Es una de las v¨ªas m¨¢s largas del barrio. Cruza Malasa?a desde la calle de Fuencarral hasta la plaza de Mar¨ªa Soledad Torres Acosta, m¨¢s conocida como de La Luna. La plaza de San Ildefonso, que la divide en parte alta y baja, es un punto de encuentro de la juventud, marco perfecto para disfrutar del aperitivo en alguna de sus terrazas.

En Corredera se viven las nuevas tendencias. En la parte alta, Retro City (en el 6) conocida por su colecci¨®n de mu?ecas Barbie expuestas en el escaparate, ofrece alternativas vintage para vestirse. Cerca, Rughara (en el 1) naci¨® como un ¡°almac¨¦n de talento¡±, seg¨²n sus creadores, para dar a conocer ropa y mobiliario de dise?adores de todo el mundo. Y m¨¢s abajo, otros tres locales, Paco Varela (en el n¨²mero 53), Garc¨ªa Madrid (26), El Moderno, representan las nuevas propuestas de moda y dise?o que han conquistado el barrio.

Varela es un dise?ador gaditano que vende, entre otras prendas, camisetas pop con mensaje. ¡°No s¨¦ si enamorarme o irme de after¡±, ha sido uno de sus ¨²ltimos lemas. Garc¨ªa Madrid ofrece sastrer¨ªa para hombre con un toque diferente. Se instal¨® en el n¨²mero 26 de Corredera Baja de San Pablo hace diez a?os. "Eleg¨ª este barrio porque era joven y ten¨ªa mucho potencial", afirma Garc¨ªa que comparte n¨²mero con Eva Arinero, otra dise?adora espa?ola que vende como Lady Cacahuete, sus propias creaciones de inspiraci¨®n a?os cincuenta y rockabilly para todas las tallas.

Los comerciantes perciben que cada vez m¨¢s gente viene buscando dise?o y originalidad. Para esos que quieren sorprender, est¨¢n comercios como Curiosit¨¦ (en el n¨²mero 28), una de las tiendas con m¨¢s regalos ins¨®litos por metro cuadrado de Madrid: desde peluches con forma de bacteria y virus hasta flotadores para botellas. Una de las ¨²ltimas en llegar ha sido El Moderno (en el 19), una tienda de decoraci¨®n y peque?o mueble artesanal famosa por sus cabezas de animales de mimbre. El dise?o tambi¨¦n est¨¢ muy presente en Kikekeller (en el 17), un espacio que permite disfrutar de arte entre cervezas.

Casi al final de la calle se sit¨²a la iglesia barroca de San Antonio de los Alemanes (se entra por calle de la Puebla, 22), uno de los edificios m¨¢s antiguos del barrio, decorado desde el suelo al techo con frescos de Lucas Jord¨¢n. Entre tanto dise?o y ¨²ltimas tendencias, se puede parar para apreciar lo que estaba de moda hace cuatro siglos.

Calle del Esp¨ªritu Santo

En el coraz¨®n de Malasa?a se encuentra esta concurrida calle que cruza el barrio de lado a lado. Nace en Corredera Alta de San Pablo y muere en San Bernardo, y est¨¢ salpicada por cafeter¨ªas con estilo y tiendas para paladares muy dulces. En un mismo tramo de Esp¨ªritu Santo coinciden un negocio de palomitas gourmet (en el n¨²mero 20), uno de cupcakes (en el 11) y, en frente, en el 16, uno especializado en polos helados artesanales.

La moda alternativa tambi¨¦n tiene presencia en la calle. Dos tiendas de ropa de segunda mano saludan al visitante si se accede desde Corredera Alta. La primera es Flamingo Vintage Kilo (en el n¨²mero 1), donde la moda se vende al peso. El precio por kilo fluct¨²a entre los 18 y los 7 euros, seg¨²n el estilo y el tipo de prenda. La lencer¨ªa, la ropa deportiva y las piezas con pedrer¨ªa son las m¨¢s cotizadas. En el local contiguo lleva casi veinte a?os El Templo de Susu (tambi¨¦n en el 1). La est¨¦tica g¨®tica de su cartel de entrada, con un demonio pintado junto al nombre, nada tiene que ver con la ropa de segunda usada de todo tipo que ofrece en su interior. ¡°Lo mejor son los abrigos y los bolsos, los hay de todas las ¨¦pocas y son muy baratos¡±, comenta una cliente habitual. ¡°Me gustan las chaquetas de cuero que traen¡±, a?ade su acompa?ante.

La plaza de Juan Pujol marca un alto en el camino de los exploradores de Malasa?a. Una encrucijada entre las calles de Esp¨ªritu Santo, de San Andr¨¦s y del Tesoro. Las terrazas de sus bares dominan el paisaje todo el a?o, lugares en los que abandonarse a los placeres del ocio en cualquier momento. Pero tambi¨¦n hay espacio para la espiritualidad en una calle con un nombre tan m¨ªstico. En una de las esquinas de Juan Pujol, justo donde Esp¨ªritu Santo desciende hacia San Bernardo, est¨¢ el local de la comunidad Hare krisna en Madrid (en el 19). Los visitantes son bienvenidos al templo y a su restaurante. Cada domingo, el centro celebra sus cantos de mantras, sus bailes y ofrece una comida especial. El resto de la semana, puede degustarse su men¨² vegetariano, con opci¨®n vegana, por siete euros.

Calle del Pez

"Quien compra en la calle del Pez, bien sabe lo que se pesca", era el reclamo publicitario con el que se anunciaban los negocios de esa calle, "una de las principales zonas comerciales de Madrid que entr¨® en decadencia cuando se construy¨® la Gran V¨ªa a principios del siglo XX", sostiene Juan Carlos Gonz¨¢lez, gu¨ªa tur¨ªstico e historiador, director de Carpetania una empresa de rutas tur¨ªsticas por Madrid.

La calle cuenta con sus propias fiestas populares, que coinciden con la celebraci¨®n de San Antonio, el 13 de junio. Durante las festividades parte de las calles aleda?as a Pez se cortan, se instalan mercadillos y se celebran conciertos durante tres d¨ªas. "Es una manera de demostrar que el barrio est¨¢ vivo y lleno de energ¨ªa pese al paso del tiempo", a?ade Gonz¨¢lez.

Hay locales m¨ªticos en los que se re¨²nen varias generaciones como el Palentino (En calle del Pez, 12), la tasca en la que se ha inspirado ?lex de la Iglesia para El bar, su pr¨®xima pel¨ªcula, que conserva el mismo aspecto desde hace 40 a?os, y que ha servido de punto de encuentro a j¨®venes de varias generaciones.

El Palentino es el contrapunto a los negocios de est¨¦tica hipster que proliferan desde hace unos a?os en esta calle. Uno de ellos es Legacy Sneakers (en el 23), una tienda de zapatillas de est¨¦tica retro donde encontrar modelos ¨²nicos o la de ropa Kinda Kinks, que desde hace cinco a?os abastece ropa vintage, tanto usada como nueva, de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas a los que buscan un toque especial a su look.

Las peluquer¨ªas de Malasa?a tambi¨¦n son diferentes a las de otros barrios. En el 11 de Pez est¨¢ Corta Cabeza, un sal¨®n con un concepto innovador en la capital. "El cliente vive una experiencia diferente: disfruta de la m¨²sica, se toma una cerveza¡­", explica Luciano Ca?ete, fundador de la marca, que ahora cuenta con cuatro locales por todo Madrid. La est¨¦tica destartalada e industrial del local llamaba la atenci¨®n de los clientes al principio. ¡°Me dec¨ªan que la tienda estaba a medio hacer. Eso y el nombre, un poco canalla, estaban en sinton¨ªa con el barrio", a?ade Ca?ete.

Plaza del Dos de Mayo

"Si el barrio de las Letras tiene la plaza de Santa Ana, Malasa?a cuenta con El Dos de Mayo", asegura Juan Carlos Gonz¨¢lez, de Carpetania. Es el coraz¨®n de la zona y punto de encuentro tradicional para varias generaciones. La plaza se levanta sobre el antiguo Parque de Artiller¨ªa de Montele¨®n, protagonista del alzamiento contra los franceses en 1808, del que conserva su puerta principal, situada en el centro, junto a la estatua de Daoiz y Velarde, dos de los h¨¦roes de aquella revuelta.

El Dos de Mayo recoge la esencia del barrio. "Siempre hay gente de todo tipo", asegura Gonz¨¢lez. Los grupos de amigos toman el aperitivo en las terrazas, los j¨®venes, y algunos jubilados, se sientan a charlar en los bancos y se instalan mercadillos de artesan¨ªa y productos antiguos. Entre bares, en la plaza destacan dos negocios que avalan el alma hipster del barrio, ese gusto por lo retro y lo artesanal y lo exclusivo y su rechazo por la cultura establecida, que ha dado fama al barrio. En la esquina con la calle de Daoiz se encuentra Malayerba, una barber¨ªa decorada ¡°como en los a?os treinta¡±, como ellos la definen, donde hacerse un corte de pelo actual o disfrutrar del ritual tradicional del afeitado: a navaja, con masaje previo y toallas calientes. Adem¨¢s, venden su propia l¨ªnea de productos de cosm¨¦tica para el hombre, y embotellan su propia ginebra.

La bicicleta, el medio de locomoci¨®n de aquellos concienciados con la contaminaci¨®n urbana, tiene su casa-taller en Viva Bicicletas, en la esquina de la plaza del Dos de Mayo con calle de Ruiz. All¨ª venden y arreglan estos veh¨ªculos ¡°con cari?o¡±, como recuerdan en su p¨¢gina de Facebook. Es un lugar de encuentro para ciclistas, donde ¡°se juntan para conversar sobre bicis, piezas, eventos y salidas de domingo¡±, afirma un portavoz. Cada fin de semana organizan excursiones a pedales por diferentes rutas.

Lo popular sigue formando parte de esa ecuaci¨®n vanguardista en el barrio. Las fiestas populares que se celebran all¨ª en la fecha que da nombre al lugar son unas de las m¨¢s populares de la capital. Tras a?os sin hacerlas, se han retomado recientemente gracias a la iniciativa de vecinos y comerciantes. "No quieren que se pierda la esencia del barrio¡±, apunta Antonio P¨¦rez, de Somos Malasa?a. Una esencia que se ha ido labrando con el paso del tiempo y que se ha materializado en Amor de Barrio (San Andr¨¦s, 12), una tienda de souvenirs centrada en Malasa?a. Tazas, camisetas y colgantes con el nombre del vecindario, p¨®sters con im¨¢genes de sus calles y fotos de la movida o el uniforme de un ficticio equipo de f¨²tbol del barrio, pueblan sus estanter¨ªas. Una manera original de llevarse a casa un cachito de la zona con m¨¢s marcha de la capital.

Esta noticia, patrocinada por Mahou, ha sido elaborada por un colaborador de EL PA?S.?