Tryp Madrid Airport Suites, laberinto de habitaciones

Con la eclosi¨®n del tr¨¢fico a¨¦reo en todo el mundo, los aeropuertos se han convertido en verdaderas ciudades donde sus habitantes pueden sentirse al mismo tiempo residentes y viajeros. Era cuesti¨®n de tiempo que a su alrededor florecieran toda clase de infraestructuras de acogida, incluidos los alojamientos para tripulaciones y pasajeros a punto de embarcar o en vuelo fallido. Tryp Hoteles, la cadena propiedad de Wyndham y gestionada todav¨ªa por Meli¨¢, cuenta en las proximidades de Madrid-Barajas con un paquebote de 549 habitaciones por cuyo tama?o merecen llamarse suites.

El hotel sirve, adem¨¢s, para ahorrarse la entrada a Madrid y pasar la noche en la capital, donde es dif¨ªcil encontrar espacios as¨ª de generosos por 28 euros en momentos se?alados o fiestas de guardar. Se toleran, bajo tales conveniencias, las incomodidades de un laberinto atormentado de alas y pasillos sin apenas se?alizaci¨®n. Se alaba en un complejo as¨ª el talento de quien inventara las maletas con ruedas. Se comprende que no exista servicio de habitaciones y, en su defecto, haya que desplazarse hasta la otra punta del edificio para abastecerse de una botellita de agua en las dos ¨²nicas m¨¢quinas expendedoras del s¨®tano, en ocasiones fuera de servicio. En fin, se baten palmas ante la variedad del desayuno, con alimentos espec¨ªficos para al¨¦rgicos o intolerantes, aunque disten a?os luz de una estrella en restauraci¨®n.

Por los sufijos del hotel se presupone que las habitaciones pueden acoger un autob¨²s de maletas, si bien las camas resultan incomprensiblemente estrechas y con escasa ropa de abrigo. Solo colchas, no siempre en perfecto estado de revista. Tampoco su limpieza valdr¨ªa para un anuncio de detergente en televisi¨®n. A cambio, la panoplia de detalles incluida en el precio no prescinde de golosinas, cuchilla de afeitar, albornoz y hasta una tetera a gusto de la clientela anglosajona. As¨ª el jet-lag se cura m¨¢s r¨¢pidamente, creen algunos.

Como no pod¨ªa ser menos en un hotel cercano al aeropuerto, el transporte hacia o desde cualquiera de las terminales del Adolfo Su¨¢rez est¨¢ organizado desde recepci¨®n con una periodicidad tranquilizadora. El servicio cuesta ocho euros porque su gratuidad, con lo que se paga por la estancia, bien parecer¨ªa una obra de caridad.