San Miguel, buen dormir y buen comer

Si el finisterre compostelano es tambi¨¦n un principio laico para los amantes de la buena mesa, nada tiene de extra?o que la nueva ola de alojamientos con encanto en Santiago de Compostela se haya dise?ado con arreglo a los apremios del paladar. Uno de los m¨¢s recientes, no en vano rotulado como hotel gastron¨®mico, emerge en la plazuela de San Miguel, junto a la iglesia de San Miguel dos Agros y enfrente del monasterio de San Mart¨ªn Pinario. La catedral da sus campanadas muy cerca. A los turistas les gusta hacerse un selfie delante de su fachada de cinco plantas, recibida en 1912, aunque sus basamentos son originarios del siglo XV.

Aqu¨ª hizo carrera el chef Javier Montero con el restaurante O Tragaluz, hijo del Texturas Galegas que hoy regenta en Mondo?edo. Hace poco, el hotel cubri¨® su hueco con otro prometedor espacio gastron¨®mico bautizado como Solleiros, a cargo de la joven cocinera Ana Portals, formada en los fogones de Casa Marcelo y el grupo A Curtidor¨ªa. La llamada de la cocina conquista tambi¨¦n a los hu¨¦spedes en viaje de negocios o en peregrinaje jacobeo. Muchos se pierden en el intr¨ªngulis callejero, especialmente si se pretende llegar en autom¨®vil. Un garaje p¨²blico cercano hace recuperar el buen humor a 10 euros la jornada.

De planta rectangular, el edificio exhibe sus galer¨ªas compostelanas como prolongaci¨®n al exterior de sus 16 habitaciones, decoradas en tonos neutros y con un perfil minimalista que contrasta con las espada?as y los tejados barrocos o neocl¨¢sicos del horizonte a la vista. Atempera la escena el envoltorio de gasas y visillos de algod¨®n que enmarcan dichas galer¨ªas. En pura l¨®gica, los dormitorios superiores del cuarto piso ofrecen m¨¢s luminosidad y las mejores panor¨¢micas. Los introvertidos preferir¨¢n, sin duda, la estancia abierta al jard¨ªn interior, dise?ado conforme a las reglas del feng shui.

En semejante atm¨®sfera de confort y ensimismamiento contemplativo se echa de menos una mayor empat¨ªa del servicio y, sobre todo, un periodo m¨¢s amplio de atenci¨®n personal, ya que la recepci¨®n se cierra a las diez de la noche. Al precio que se paga por dormir y desayunar, cabr¨ªa esperar algo m¨¢s de coraz¨®n. La avalancha tur¨ªstica que sufre la ciudad en su temporada alta invita a dar gracias por encontrar un sitio como este de buen dormir y mejor comer en el n¨²cleo vital de la almendra compostelana.