Templos a la educaci¨®n en Florida

Frank Lloyd Wright (1867-1959), de quien se cumplen el 8 de junio los 150 a?os de su nacimiento, escribi¨® una autobiograf¨ªa y construy¨® otra. En la primera amalgam¨® los vendavales de su vida privada con el cuerpo de pensamiento que nutri¨® su arquitectura. La segunda se levanta en el Florida Southern College, instituci¨®n metodista rodeada de naranjales en una ciudad de 100.000 habitantes bautizada Lakeland, a unos 80 kil¨®metros al sureste de Orlando. El imponente y manso lago Hollingsworth hace las veces de anfitri¨®n. A su alrededor se despliega la peque?a ciudadela ideada por el proyectista de Wisconsin: 12 edificios y una red de paseos techados de dos kil¨®metros que se unen en diagonal como arterias entre facultades, sedes administrativas, prados, magnolias y otras plantas tropicales.

Frank Lloyd Wright era un septuagenario reconocido en el mundo cuando recibi¨® en 1938 el telegrama que le invitaba a construir ¡°un gran templo educativo en Florida¡±. En enero de ese mismo a?o hab¨ªa sido portada de la revista Time. Y tres a?os antes hab¨ªa emprendido la construcci¨®n de la residencia Kauf?mann (Pensilvania), m¨¢s conocida como la Casa de la Cascada e icono de la arquitectura moderna. Ten¨ªa en su haber una trayectoria centrada en enraizar una arquitectura estadounidense que bebiera del Movimiento Moderno y fuese a la vez org¨¢nica, que se deslindara de los c¨¢nones europeos y bebiera de valores locales y de la naturaleza de cada regi¨®n donde trabajaba. Su est¨¦tica absorb¨ªa elementos de culturas ancestrales mesoamericanas como los incas, toltecas, aztecas o mayas. ¡°No se puede vivir toda la vida tomando ideas prestadas¡±, dec¨ªa.

Por eso acept¨® el reto, a pesar de que las perspectivas econ¨®micas que le ofrec¨ªa la universidad no eran ni claras ni atractivas. Durante su primera visita a Florida, en mayo de 1938, entre laderas de plantaciones de c¨ªtricos, le desvel¨® el esp¨ªritu del proyecto a uno de los estudiantes encargados de acompa?arle: ¡°Cada edificio emerger¨¢ desde la tierra hacia la luz, como un hijo del sol¡±. La empresa dur¨® 20 a?os, hasta que en 1958 se coloc¨® el ¨²ltimo ladrillo de la duod¨¦cima estructura de un total de 18 dise?adas en principio para el plan maestro de Lloyd Wright. Las dem¨¢s se quedaron en planos.

En enero de 1938, el arquitecto hab¨ªa sido portada de la revista ¡®Time¡¯. Pocos meses despu¨¦s recibi¨® el encargo

Bloques rectangulares

El primer edificio se complet¨® en 1941, en plena guerra mundial. La escasez de recursos y de mano de obra oblig¨® a los directivos a ofrecer un paquete en el que los estudiantes quedaban exentos de pagar la matr¨ªcula si, adem¨¢s de asistir a clase, colaboraban con las obras. As¨ª se construy¨® el eje del nuevo campus, la capilla protestante Annie Pfeiffer. Una enorme estructura formada por grandes bloques rectangulares y coronada por una empinada torre vertical de siete metros que sirve de claraboya. A simple vista no se sabe si se trata de un teatro de cine o de un pabell¨®n de baloncesto.

Wright verti¨® en el templo toda su autenticidad. Para certificarlo basta con detenerse en los bloques que componen los muros del primer nivel, hechos con cuidado artesanal con cemento, arena y coquina, una piedra caliza local compuesta por esqueletos de coral y conchas marinas. Cada bloque tiene incrustados peque?os cuadrados de vidrio fundido en diversos colores que arrojan manchas de luces rojas, azules, verdes o ¨¢mbar.

En el campus de Lakeland ya hab¨ªa algunos edificios construidos en estilo cl¨¢sico georgiano desde mediados de los a?os veinte. Las dependencias estaban emplazadas seg¨²n la cuadr¨ªcula cl¨¢sica de universidades como Harvard o Yale. Por eso, el objetivo del entonces perseverante presidente de la instituci¨®n, Ludd Spivey, era modernizar las instalaciones para atraer m¨¢s estudiantes durante los turbulentos a?os treinta.

El resultado es un compendio de edificios arm¨®nicos que subrayan las bondades del paisaje. Aunque no lo parezca, todo sigue un patr¨®n. La simetr¨ªa y los s¨ªmbolos estructuran el plan. Es el caso del Water Dome, una fuente de 49 metros de di¨¢metro que representa el saber, el infinito y la universalidad. O la Biblioteca E. T. Roux, con su sala de lectura semicircular donde a mediados de los a?os cuarenta el estudiantado pod¨ªa sentirse m¨¢s cerca de una misi¨®n espacial que de un recinto de lectura.

No todos los edificios han envejecido bien y la mayor¨ªa han sufrido modificaciones que un tipo con un ego tan superlativo como Frank Lloyd Wright seguramente habr¨ªa desaprobado. En todo caso, el campus es monumento nacional y est¨¢ bajo observaci¨®n de la World Monuments Fund, que vela alrededor del mundo por obras arquitect¨®nicas relevantes amenazadas en su conservaci¨®n. Como esta peque?a ciudadela en la que su creador busc¨® ¡°una catarsis espiritual en el dise?o¡±. ¡°Y una estructura¡±, a?ad¨ªa, ¡°que ejemplifique la libertad que en estos tiempos tanto necesita nuestra naci¨®n¡±.