Polonia salvaje
Ruta por los bosques de Podlaskie, al noreste de Polonia, territorio de fauna y flora ¨²nicos que se puede recorrer en bicicleta avistando bisontes europeos y otras especies
La Polonia m¨¢s salvaje y h¨²meda, la Galicia polaca de prados y vacas, extiende sus hechuras boscosas por la provincia de Podlaskie, al noreste del pa¨ªs. Una tierra de fronteras, de lindes exsovi¨¦ticas con una historia com¨²n de mestizajes culturales entre bielorrusos, lituanos, rusos y t¨¢rtaros. Donde los antiguos reyes polacos tuvieron sus cazaderos hasta que el siglo XX lo desbarat¨® todo.
El agua protagoniza los paisajes de esta arrinconada regi¨®n salte¨¢ndola de lagos glaciares, humedales, r¨ªos y bosques primigenios cargados de lluvia. Mantener una vegetaci¨®n tan exuberante requiere de mucho l¨ªquido, pero en estas tierras eslavas el cielo se viene encima con bastante frecuencia. Cuando en el solsticio de verano el sol se cuela por la campi?a de pastizales, maizales, vacas y grajos, y se reparte entre las masas de selva h¨²meda mejor conservadas de Europa, convierte estos predios en un vergel. Verde sobre verde en unos amaneceres tan tempraneros que a los de m¨¢s al sur nos cuesta acostumbrarnos.
El ecoturismo o turismo verde ha conseguido dar a la provincia la importancia que merece por su riqueza natural y paisaj¨ªstica, convertida ahora en refugio de muchas especies animales y vegetales ¨²nicas en Europa. Cuatro parques nacionales se reparten la protecci¨®n de los diferentes ecosistemas presentes en el territorio, unidos entre ellos por un entramado de carriles bici y senderos de largo recorrido.
Parque nacional de Bialowieski
La localidad de Bialowieza se ubica en el centro de los bosques primitivos de la Puszcza Bialowieska, punto principal de entrada al primer parque nacional de Polonia (creado en 1932), que guarda en su denominada reserva estricta la selva h¨²meda m¨¢s extensa y antigua que queda en la llanura europea. Un espectacular bosque mixto de 5.000 hect¨¢reas con numerosas especies arb¨®reas de dimensiones poco vistas en el resto de Europa que guarda en sus espesuras la poblaci¨®n m¨¢s grande del mundo del bisonte europeo (unos 600 ejemplares).
Durante las dos guerras mundiales, estas selvas formaron parte de los campos de batalla, como reflejan sus restos diseminados, y la naturaleza sufri¨® las consecuencias. En 1919 fue cazado por un furtivo el ¨²ltimo bisonte que viv¨ªa en libertad, pero no solo los bisontes fueron alimento para las tropas, tambi¨¦n los alces, los ciervos y los castores; y millones de metros c¨²bicos de madera fueron extra¨ªdos de sus bosques. No fue hasta 1947 cuando se restablecen la protecci¨®n y las funciones del parque nacional con las 150.000 hect¨¢reas actuales entre Polonia y Bielorrusia.
Hasta 200 especies de aves se observan en Narwianski, desde ¨¢nsares y ¨¢nades rabudos hasta silbones y cercetas
En la actualidad, el parque nacional de Bialowieski es la joya de los bosques polacos, declarado reserva de la biosfera y patrimonio mundial por la Unesco desde 1977. Bosques primigenios mimados y arropados por otros bosques en pol¨¦mica explotaci¨®n forestal al norte y sur de la cuenca del r¨ªo Narew. Aqu¨ª se cobija la mayor variedad de especies de fauna y flora de Europa Central. A las m¨¢s de 350 especies de mam¨ªferos, aves, reptiles, anfibios y peces hay que sumarle 5.000 especies de plantas herb¨¢ceas, l¨ªquenes y musgos, m¨¢s de 3.000 de hongos y 80 especies de ¨¢rboles y arbustos.
Una telara?a de caminos cuadricula las 60.000 hect¨¢reas de bosques en la zona polaca del parque. La bicicleta es el gran aliado para el ecoturista que quiera recorrer estos predios, y la facilidad para alquilarlas en el mismo pueblo de Bialowieza lo reafirma como la mejor opci¨®n. Existen diferentes rutas cicloturistas circulares marcadas por colores y mapeadas a lo largo de los recorridos, utilizadas tambi¨¦n por los senderistas y, en invierno, por los esquiadores de fondo.
La Cross-Border Trail es una ruta ciclista transfronteriza se?alada para vincular las partes polaca y bielorrusa del parque nacional y permitir a los ecoturistas explorar este antiguo bosque a ambos lados de la frontera.
Reserva estricta
Una vieja puerta de madera de roble brinda el paso a la zona boscosa m¨¢s exclusiva del parque nacional. A su interior tan solo se puede acceder con la compa?¨ªa de un gu¨ªa autorizado. La filosof¨ªa que el parque nacional lleva a cabo en su gesti¨®n de ¡°no intervenci¨®n¡± sobre el bosque abarca tanto al manejo forestal como a la explotaci¨®n tur¨ªstica. As¨ª se convierte este reducto del bosque en el ¨²ltimo escaparate de lo que fueron las selvas europeas hace tan solo mil a?os, cuando cubr¨ªan el 90% del continente.
La belleza y la armon¨ªa del caos dominan una arrumbada foresta de gigantesca verticalidad y olor a putrefacci¨®n vegetal que identifica su naturaleza salvaje. La vida y la muerte se suceden en esta fronda desmadejada, de impenetrables umbr¨ªas y luminosos calvijares. Los colosos ca¨ªdos por las plagas de insectos entregan sus restos a la tierra y al provecho de los abundantes p¨¢jaros carpinteros. Picos picapinos, medianos, menores, dorsiblancos, trid¨¢ctilos y pitos negros, canos y reales, aves picadoras de madera y comedoras de larvas que viven en y de los ¨¢rboles podridos.
En busca de las manadas
Dif¨ªcil de observar en verano, aunque no imposible, porque con los calores diurnos buscan la frescura de las umbr¨ªas boscosas, seiscientos bisontes repartidos en varias manadas por todo el territorio comparten su h¨¢bitat con linces, corzos, ciervos rojos, alces, castores y cinco grupos familiares de lobos. Encontrarte con ellos en las lindes de la fronda o en un perdido calvero es la ilusi¨®n de cientos de amantes de la naturaleza, que aguardan el amanecer desde alguna de las torretas de observaci¨®n del parque. El PTTK dispone de gu¨ªas de naturaleza para el avistamiento de toda esta fauna salvaje, que siempre es m¨¢s probable que pueda ser descubierta en los meses de invierno.
Parque nacional de Wigierski
La selvas h¨²medas del norte de Europa son tambi¨¦n el ecosistema natural de este parque nacional, con la aportaci¨®n geol¨®gica de estar enclavado en unos valles glaciares que ahora se cubren de cientos de lagos y lagunas. Las viejas ollas labradas por el hielo protagonizan los bosques, con cada claro ocupado por alguna l¨¢mina lacustre m¨¢s o menos grande y m¨¢s o menos profunda. El grandioso lago Wigry preside el intrincado complejo lacustre con las orillas emboscadas de arces, alisos, robles y abetos. Las rutas senderistas y en bicicleta acercan los pasos entre el bosque hasta las numerosas zonas de acampada existentes en los bordes del lago. Bien acondicionadas con ba?os ecol¨®gicos, zona de hoguera, mesas e incluso algunas con sauna.
Caminos y senderos retorcidos entre la mara?a de ¨¢rboles llegan a todos los rincones, y la sorpresa te asalta cuando tras la espesura aparece alguno de los espejos de agua con el bosque reflejado en su transparencia. La mirada se pierde en la espesura sin encontrar un horizonte, y si la lluvia te pilla, te llover¨¢ dos veces bajo la c¨²pula de ¨¢rboles gigantes. Pero no hay prisa por salir de esta selva de agua y verde, porque las tormentas de verano siempre parece que mojan menos y el regreso del sol alumbrando entre las hojas lavadas no es para perd¨¦rselo.
El r¨ªo Czama Hancza y sus recorridos en kayak son otro de los atractivos del parque. Sus aguas calmas y limpias, de vegetaci¨®n exuberante, forman un peque?o para¨ªso acu¨¢tico de decenas de kil¨®metros. Los castores, emblema del escudo del parque, dejan las huellas de su presencia en sus obras hidr¨¢ulicas y en los ¨¢rboles ca¨ªdos sobre el lecho del r¨ªo. Cisnes, ¨¢nades, serretas, martines pescadores y otras especies acu¨¢ticas de aves tienen aqu¨ª sus zonas de cr¨ªa.
Parque nacional de Biebrzanski
Las vastas turberas y humedales a lo largo del r¨ªo Biebrza quedan preservadas en el interior del parque nacional m¨¢s grande de Polonia. Un mar verde de ca?averales que el viento ondula y encrespa en sinuosas olas, recorrido por kil¨®metros de pasarelas de madera que facilitan el acercamiento a este mundo acu¨¢tico. Adem¨¢s de las pasarelas, las 30 torretas de observaci¨®n y los miradores que salpican todo el parque son la ¨²nica posibilidad de internarse visualmente en este ecosistema fluvial.
El combatiente es el ave que simboliza al parque, pero no por ello f¨¢cil de observar. Con mucha paciencia y mucho madrugar, al amanecer se pueden ver unas cuantas especies interesantes, como agachadiza real, andarr¨ªos, zarapito o pigargo, adem¨¢s del emblem¨¢tico combatiente. No existe mucha tradici¨®n pajarera en la zona, aunque las buenas posibilidades de observaci¨®n del parque hacen que la mayor¨ªa de sus visitantes sean amantes de la ornitolog¨ªa.
Miles de hect¨¢reas de humedal adecuadas para la observaci¨®n de aves y sin embargo la especie m¨¢s buscada por los ecoturistas es el alce. Alrededor de 500 alces campan por los bosques lindantes con el aguazal y por la noche salen de las frondas para internarse en las praderas inundadas del parque. Con el alba todav¨ªa es posible encontrarlos en peque?os grupos pastando tranquilamente.
Una peculiar manera de recorrer este parque nacional es navegando por el r¨ªo Bie?brza en una balsa. Se trata de balsas-caba?a movidas por p¨¦rtigas con capacidad para seis personas, en las que puedes comer, dormir, tomar el sol y hacer vida durante varios d¨ªas.
Parque nacional de Narwianski
A lo largo de 46 kil¨®metros entre las localidades de Suraz y Rzedziany, el r¨ªo Narew fluye convertido en un sistema peculiar de meandros, canales y brazos abandonados. Un laberinto inundado con excepcionales condiciones ambientales ¨²nicas en Polonia, donde predominan carrizos, juncos y juncias.
En bici por los parques nacionales
El Podlaskie White Stork Trail es una ruta ciclista dise?ada para vincular los lugares m¨¢s bellos de la provincia de Podlaskie, incluyendo los cuatro parques nacionales de la regi¨®n: Bialowieski, Biebrzanski, Narwianski y Wigierski. Un recorrido de 412 kil¨®metros que atraviesa 49 poblaciones y que toma como inspiraci¨®n las cig¨¹e?as blancas y sus lugares de nidificaci¨®n.
El sendero comienza en la localidad de Bialowieza, y entre las zonas rurales m¨¢s interesantes por la que atraviesa se encuentra la comarca de ¡°los pueblos de las contraventanas abiertas¡±. Peque?as aldeas de casas de madera con una tradici¨®n de hace m¨¢s de 200 a?os, en la que adornan las ventanas y los aleros de los tejados con diferentes motivos tallados y pintados de colores. Cada casa es un verdadero alarde en el arte de ensamblar y tallar la madera., que muestran el estatus social de cada familia
La posibilidad de recorrer la mara?a de brazos de r¨ªo y canales en kayak es sin duda la mejor opci¨®n para conocer el parque. En el propio centro de interpretaci¨®n, en Kurowo, se pueden alquilar las embarcaciones para realizar cualquiera de las diferentes rutas se?alizadas. Hasta 45 kil¨®metros de recorrido entre sur y norte se pueden navegar por el aguazal, con distintas ¨¢reas de acampada e islas fluviales donde pasar la noche. Suraz, en el extremo sur del parque, es un buen punto en el que alquilar un kayak y recorrer parte o la totalidad del cauce.
Los senderos educativos a trav¨¦s de pasarelas de madera y las torres de observaci¨®n son otra forma de dominar el entorno natural. Tambi¨¦n se puede hacer una ruta ciclista por el anillo del parque nacional, que rodea el paraje a lo largo de 90 kil¨®metros.
Alces, jabal¨ªes y castores son animales comunes en el humedal, acosados por la presi¨®n de los cazadores en los propios l¨ªmites del parque. Sin embargo, este ecosistema pertenece a los invertebrados, con m¨¢s de 600 especies entre las que destacan 50 tipos de lib¨¦lulas que pululan por el entorno.
Para los aficionados a las aves, este enclave podr¨ªa ser perfecto para la observaci¨®n, con 200 especies registradas, pero la espesura del marjal y la falta de observatorios dificultan las posibilidades. Las inundaciones de primavera proporcionan condiciones perfectas para la nidificaci¨®n y el descanso de muchas aves migradoras, como los ¨¢nsares campestre y careto, el silb¨®n, el ¨¢nade rabudo, la cerceta carretona y el aguilucho lagunero, elegido como emblema del parque nacional.
Dormir
Granjas de agroturismo
En todo el entorno rural de cada parque nacional de la provincia de Podlaski existe una amplia oferta de alojamientos rurales muy bien acondicionados. Peque?os hoteles, posadas, granjas de agroturismo, albergues y casas de vacaciones se han multiplicado en los ¨²ltimos a?os. Otra oferta muy atractiva para pernoctar son las habitaciones que se ofrecen en las casas particulares.
- Folwark Hutta (Suwalki). Granja recuperada hace cinco a?os junto a un lago y arropada por una arboleda de alisos y robles. Un lugar paradisiaco en los bosques cercanos al parque nacional de Wigierski.
- Stoczek 1929 (Bialowieza). La posada m¨¢s antigua de la localidad, restaurada y ampliada sin perder el sabor tradicional, a las puertas del parque nacional de Bialowieski.
- Dolina Biebrzy (Wrocen). Antigua granja a orillas del r¨ªo Biebrza con diferentes casas donde alojarse. Ofrece alquileres de kayak y balsas-caba?a para navegar por el r¨ªo.
- Kiermusy (Tykocin). Complejo tur¨ªstico construido en una vieja granja, con sabor medieval en su un poco vetusta decoraci¨®n. Situado al norte del parque nacional de Narwianski.
- Villa Regent (Tykocin). Casona jud¨ªa reconvertida en un peque?o hotel rural en el interior de la localidad.
Los pueblos t¨¢rtaros
La provincia de Podlaskie ha sido tradicionalmente un lugar de coexistencia pac¨ªfica de culturas y religiones. A los jud¨ªos, cat¨®licos y ortodoxos, locales y procedentes de las fronteras cercanas, se suman los t¨¢rtaros musulmanes llegados a la comarca en el siglo XVII tras la concesi¨®n de tierras a los guerreros t¨¢rtaros que lucharon junto al ej¨¦rcito del rey Juan III Sobieski.
Kruszyniany, dentro del parque nacional de Bialowieski, es uno de los pueblos m¨¢s interesantes en el Camino T¨¢rtaro, que recorre la regi¨®n siguiendo las poblaciones del rastro tatar. Aunque la poblaci¨®n t¨¢rtara ha disminuido significativamente en las ¨²ltimas d¨¦cadas, los descendientes que a¨²n viven en el pueblo guardan con devoci¨®n las tradiciones de sus antepasados. Es muy interesante visitar la mezquita local y el cementerio t¨¢rtaro, y alojarse en una granja de campesinos t¨¢rtaros para probar su cocina tradicional a base de carnes de pato y carnero.
Se puede hacer un recorrido tur¨ªstico en el ferrocarril de v¨ªa estrecha que cruza el bosque de Knysznska, construido en 1916 para transportar la madera talada a los aserraderos. Y para los m¨¢s atrevidos, la granja Jazda Konna realiza rutas en caballos de raza Slaska por los bosques circundantes, al encuentro con su naturaleza salvaje. Su due?o comparte la cr¨ªa de caballos Slaska con la afici¨®n a la fotograf¨ªa de fauna.
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