La Barcelona m¨¢gica de Puig i Cadafalch
Los 150 a?os del nacimiento del arquitecto sirven para recorrer sus obras m¨¢s significativas e imaginativas en la capital catalana
Hace apenas diez meses de la apertura al p¨²blico de la Casa Terradas o Casa de les Punxes en la Diagonal de Barcelona y esta ya se ha convertido en una de las citas ineludibles en la visita a la ciudad. Su autor, Josep Puig i Cadafalch (1867-1956), es uno de los grandes del modernismo catal¨¢n, junto con Antoni Gaud¨ª y Dom¨¨nech i Montaner, y este a?o se celebra el 150? aniversario de su nacimiento y el cincuentenario de su presidencia al frente de la Mancomunitat de Catalunya. Arquitecto, historiador, pol¨ªtico y promotor cultural, gran erudito en arte rom¨¢nico, es una de las personalidades catalanas m¨¢s notables del siglo XX, pieza clave del modernismo y el noucentisme. Llamado ¡°el poeta de las piedras¡±, la obra de Puig i Cadafalch es tan diversa e imaginativa como dilatada es su carrera como arquitecto. Las calles de Barcelona albergan una veintena de residencias, adem¨¢s de obra industrial como la maravillosa f¨¢brica Casaramona, hoy sede del CaixaForum, y proyectos como la escalinata y el mirador del Palau Nacional que se construyeron para la Exposici¨®n Universal de 1929. Pero su obra es mucho m¨¢s extensa, sobre todo en Matar¨®, ciudad donde naci¨®, y en Argentona, la bella localidad de veraneo situada en el Maresme, a 35 kil¨®metros de Barcelona.
Durante la visita a la Casa Amatller es aconsejable hacer un receso en la cafeter¨ªa y tienda de chocolates
Esta ruta por la ciudad de Barcelona hilvana alguna de sus casas m¨¢s destacadas ¡ªno todas, ya que para ello ser¨ªan necesarios varios d¨ªas¡ª y se inicia en uno de sus primeros trabajos en la ciudad. Se trata de la Casa Mart¨ª (1895), en pleno casco antiguo (calle de Montsi¨®, 3), en cuyos bajos se encuentra el famoso bar donde se reun¨ªa la bohemia y la intelectualidad en la Barcelona de finales del siglo XIX, con personajes tan ilustres como Picasso, Opisso, Nonell, Santiago Rusi?ol e Isaac Alb¨¦niz, entre otros muchos. Rematada con almenas, la casa es una fantas¨ªa medieval, neog¨®tica, con ventanas ojivales y l¨¢mparas de forja que cuelgan en la calle, esculturas del gran aliado de los arquitectos modernistas Eusebi Arnau y forjas del maestro del hierro Manuel Ballar¨ªn. Los azulejos de balcones y paredes, llenos de color y motivos florales, son un preludio de lo que va a haber en gran parte de su obra posterior. Como lo es tambi¨¦n el Sant Jordi matando al drag¨®n que ilustra la esquina de la Casa Mart¨ª.
La rehabilitada Casa Terradas tiene la azotea abierta al p¨²blico, as¨ª como el interior de sus puntiagudas torres
Salas di¨¢fanas
Justo enfrente se levanta la Casa Carreras, tambi¨¦n modernista, tambi¨¦n de Puig i Cadafalch, pero m¨¢s tard¨ªa, de 1920. Ambas fueron un encargo de la familia Mart¨ª, acaudalados industriales textiles que instalaron su f¨¢brica y almacenes en pleno Barrio G¨®tico de Barcelona. El paseo, iniciado de la mano de Elvira Font, gu¨ªa y alma mater de Arquitectura de Catalunya d¡¯avui i de sempre, sigue hacia la Via Laietana, lo que da pie a conocer una de las mayores obras de Puig i Cadafalch como urbanista. Font nos cuenta el papel que este tuvo en la apertura de esta importante v¨ªa, tan imprescindible como traum¨¢tica, con el ¨¦xodo de m¨¢s de 12.000 personas y el derribo de las antiguas murallas romanas. Durante el paseo se observan todav¨ªa algunos de sus vestigios. Pr¨®xima parada, la Casa Guarro, un encargo de la importante familia de la industria papelera, situada en la Via Laietana, 37, de estilo noucentista y que data de 1922. El edificio es impactante, con su almac¨¦n, oficinas, pisos para alquilar y la residencia de los Guarro, y fue muy novedoso en su momento por el uso de hormig¨®n armado para realizar la estructura y por sus salas di¨¢fanas preparadas para distintos usos. De nuevo hacia la ciudad antigua, subimos por La Rambla hasta llegar a la plaza de Catalunya, donde observamos en la esquina con Rambla de Catalunya la mastod¨®ntica Casa de Pich i Pon, construida por Puig i Cadafalch en 1921, muy lejos de los postulados modernistas del autor, sobria y sin apenas florituras excepto en la barroca puerta de entrada y en los dos templetes que coronan el edificio (originariamente eran tres).
A las puertas del Eixample, Elvira Font hace un alto para comentar lo poco o nada que le gustaba a Puig i Cadafalch el Plan Cerd¨¤, del que fue un detractor. M¨¢s all¨¢ de la cuadr¨ªcula homog¨¦nea de las calles, algunos arquitectos del momento abogaron por un plano radial en el que se generaran grandes espacios p¨²blicos. Fuera como fuese, el Eixample barcelon¨¦s alberga las grandes joyas modernistas de Puig i Cadafalch, que se incluyen en la llamada etapa rosa por el color de sus fachadas. La primera, la magn¨ªfica Casa Amatller, en pleno paseo de Gr¨¤cia, en la llamada Manzana de la Discordia, compartiendo protagonismo con la Casa Lle¨® Morera, de Dom¨¨nech i Montaner, y la Casa Batll¨®, de Antoni Gaud¨ª. El encargo de la reforma de un anodino edificio por parte del industrial chocolatero y gran aficionado a la fotograf¨ªa y el arte Antoni Amatller dio como resultado este tributo medieval, con incontables gui?os al propietario en la ornamentaci¨®n escult¨®rica de Eusebi G¨¹ell. La casa se puede recorrer concertando una visita. Es aconsejable hacer un receso en la cafeter¨ªa y tienda Chocolate Amatller, situada en los bajos del edifico, donde tambi¨¦n se pueden adquirir cajas y tabletas de las distintas especialidades de esta marca centenaria. La Casa Amatller fue objeto de una minuciosa y cuidada restauraci¨®n hace un par de a?os, lo que permite hacer un viaje en el tiempo e imaginar la vida de la alta burgues¨ªa catalana a principios del siglo XX. Muchas de las valiosas piezas del mobiliario original se exponen en el MNAC.
Enfrente, en el 48 del paseo de Gr¨¤cia, se halla la Casa Casaramona, construida en 1924 tambi¨¦n para un rico industrial. Esta pertenece a la ¨¦poca amarilla, y su aspecto, muy lejos de la est¨¦tica modernista, es sobrio y racionalista. Damos un relajado paseo hasta el Pasaje de la Concepci¨®n, donde merece la pena detenernos para comer, pues en unos pocos metros alberga restaurantes tan apetecibles como Boca Grande, Mordisco, El Japon¨¦s o Tragaluz (grupotragaluz.com), para seguir luego hasta la Diagonal. All¨ª, en la esquina con Rambla de Catalunya, aparece la actual sede de la Diputaci¨®n de Barcelona, la Casa Serra, en la que su propietario, de nuevo un rico industrial, nunca lleg¨® a vivir porque el resultado le pareci¨® espantoso y acab¨® siendo una escuela religiosa que fue salvada del derribo gracias a la presi¨®n vecinal. Con una almena, aspecto medieval, una bella balconada de piedra rematada con bustos de artistas e intelectuales, la Casa Serra es el preludio perfecto de una de las visitas estrella de esta ruta, la Casa Terradas, finalizada en 1905 y conocida como la Casa de les Punxes por sus seis torres puntiagudas. Lo primero que hay que saber de este magn¨ªfico edificio es el reto arquitect¨®nico que le supuso a Puig i Cadafalch la forma triangular del terreno, que, lejos de tomarlo como un l¨ªmite, fue para ¨¦l un aliciente. La historia se repite en este encargo de Josep Terradas, quien dej¨® en herencia el solar a sus tres hijas. El edificio se compone, pues, de tres casas, cada una con una residencia se?orial y pisos para ser alquilados. Es imprescindible dar la vuelta completa al conjunto para deleitarnos con las filigranas de piedra de Eusebi Arnau, ver el cambio de las distintas fachadas de estilo neog¨®tico, los detalles de los cuatro plafones cer¨¢micos y el Sant Jordi recurrente en la obra de Puig i Cadafalch. Desde el pasado verano se habilit¨® la azotea, que se puede visitar, as¨ª como tambi¨¦n el interior de las torres y algunas estancias en las que se recrea la leyenda de Sant Jordi. El resto del edificio alberga oficinas y viviendas.
Solo hay que cruzar la Diagonal para dar con otra de las joyas de Puig i Cadafalch, el Palau del Bar¨® de Quadras, un edificio medianero espl¨¦ndido con una fachada ornamentada ¨ªntegramente de piedra que el arquitecto concibi¨® para el uso del noble. La entrada no puede ser m¨¢s bella, con una escalinata esculpida y una fuente en el patio interior inspirado en los palacios renacentistas. Hoy la casa la ocupa el Institut Ramon ?Llull y es posible recorrer sus estancias incluso con visitas teatralizadas.
Quedan en el Eixample todav¨ªa varias casas interesantes como el Palau Macaya, tambi¨¦n modernista, situado en el paseo de Sant Joan, 108, y que hoy pertenece a la Obra Social La Caixa. Y es indispensable para finalizar la ruta acercarse a Montju?c para contemplar la escalinata que sube hasta el Museu d¡¯Art de Catalunya, donde se guardan las pinturas rom¨¢nicas de las iglesias del Pirineo que Puig i Cadafalch transport¨® hasta Barcelona para su restauraci¨®n y conservaci¨®n; y las cuatro columnas que jalonan el paseo de Mar¨ªa Cristina, hoy recuperadas y que daban la bienvenida a los visitantes de la Exposici¨®n de 1929, y entrar en la maravillosa f¨¢brica Casaramona, sede del CaixaForum, el mayor edificio construido por Puig i Cadafalch. El industrial Casimir Casaramona decidi¨® instalar aqu¨ª su f¨¢brica textil, y el resultado fue un conjunto t¨ªpico de arquitectura industrial modernista en el que no faltan ni las b¨®vedas catalanas ni la decoraci¨®n con cer¨¢mica o piedra artificial. De nuevo Puig i Cadafalch apost¨® por el estilo neog¨®tico.
Una bonita forma de terminar la ruta es paseando a trav¨¦s de los jardines modernistas de Laribal hasta llegar a la Font del Gat, para contemplar Barcelona desde uno de los edificios que Puig i Cadafalch concibi¨® para la Exposici¨®n Universal de 1929.
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