Un balc¨®n sobre el precipicio en el Pirineo franc¨¦s
El Chemin de la M?ture fue construido en el siglo XVIII en plena roca para bajar troncos en el Pirineo franc¨¦s. Miles de senderistas siguen su espectacular trazado
El valle de Aspe, departamento de Haut-B¨¦arn en Francia, es el m¨¢s occidental del parque nacional de Los Pirineos, a solo 85 kil¨®metros del Atl¨¢ntico y lim¨ªtrofe con Espa?a por el puerto de Somport. Sus monta?as han visto pasar cohortes de legionarios romanos, peregrinos desde la Edad Media rumbo a Santiago de Compostela y tropas invasoras napole¨®nicas, y tambi¨¦n guarda los vestigios de dos obras de ingenier¨ªa fabulosas para la ¨¦poca en la que fueron realizadas: el ferrocarril que un¨ªa Francia con Espa?a por Canfranc (1928) y el Chemin de la M?ture (Camino de la Arboladura, 1772), espectacular sendero de casi un kil¨®metro de longitud horadado en la roca viva para bajar los ¨¢rboles del bosque de Pacq con los que elaborar m¨¢stiles para la marina francesa. Este camino, colgado sobre los abismos del barranco de Sescou¨¦, o Gargantas del Infierno, se puede recorrer hoy a pie de forma c¨®moda y segura.
Los trabajadores, colgados de cuerdas, perforaban la roca con barrenos, agujeros que se llenaban de polvora
Viniendo desde Espa?a, es preciso atravesar el t¨²nel de Somport desde Canfranc (Huesca), y bajar por el lado franc¨¦s hasta el aparcamiento de Pont de Gebers, pasado Urdos, a unos 16 kil¨®metros de la frontera; incluso se pueden recorrer en coche unos cientos de metros m¨¢s por una pista asfaltada hasta una gran curva que nos dejar¨¢ en el comienzo del camino.
El primer tramo de la senda pertenece al GR-10, est¨¢ muy bien marcado y conduce en pocos minutos hasta el comienzo del ¡®chemin¡¯ propiamente dicho, m¨¢s ancho y seguro de lo que podr¨ªa parecer visto desde abajo. El sendero atraviesa el farall¨®n de Sescou¨¦, barrera natural que impide el paso en el punto m¨¢s estrecho del valle. Con precauci¨®n, es posible asomarse al borde para ver c¨®mo se despe?a el torrente de Lescoue muchos metros por debajo de nuestros pies y admirar el fuerte del Portalet, construido sobre las rocas a mediados del siglo XIX para defender el valle de Aspe.
Este fuerte es una obra maestra de la arquitectura militar de ese periodo. Fue construido sobre el acantilado para controlar el acceso a la frontera con Espa?a y utilizado en el siglo XX como c¨¢rcel del Estado (aqu¨ª estuvo prisionero, por ejemplo, el mariscal Petain tras la Segunda Guerra Mundial). Despu¨¦s de muchos a?os de abandono fue declarado monumento hist¨®rico en 2005 y ahora est¨¢ en restauraci¨®n. Puede visitarse entre el 7 de julio y el 25 de agosto previa reserva de plaza en la oficina de turismo del valle de Aspe.
Algunos metros m¨¢s all¨¢ se llega a la parte m¨¢s espectacular del recorrido, en donde la roca casi vertical est¨¢ horadada por un semit¨²nel abierto al vac¨ªo construido en el siglo XVIII. Por aqu¨ª se bajaban troncos de hasta 30 metros de longitud sobre toscos carromatos tirados y frenados a la vez por 8 o 9 pares de bueyes. Originalmente los bordes del camino estaban asegurados por muretes de piedra y troncos aferrados a la roca (a¨²n se pueden ver los pernos en la pared) para mantener los 4 metros de anchura. Si es temprano e impera el silencio no es dif¨ªcil evocar el estruendo de los troncos desliz¨¢ndose sobre la piedra, los gritos de los hombres azuzando a los animales y el resollar de los animales. Desde aqu¨ª se puede comprender muy bien c¨®mo se construy¨® este paso. Desde la ladera opuesta, los ingenieros, provistos de largas reglas, dirig¨ªan a los obreros que, colgados de cuerdas, perforaban la piedra con barrenos; despu¨¦s los agujeros se rellenaban con p¨®lvora negra que al estallar hac¨ªa volar la roca. En el suelo, la piedra pulida es testimonio del paso de hombres, maderas y animales.
Si se va con ni?os hay que tener la precauci¨®n de no acercarse demasiado al borde, y caminar cerca de la pared para evitar sustos. M¨¢s all¨¢, la roca va siendo sustituida poco a poco por la vegetaci¨®n y se entra primero en zonas de prados con matorrales de boj, que superan la altura de un hombre, y despu¨¦s en el bosque propiamente dicho; los troncos de abeto se utilizaban para la fabricaci¨®n de m¨¢stiles, los de haya para los tablajes de las embarcaciones, y el boj para poleas y otros componentes. La madera cortada se transportaba hasta el pueblo de Athas al borde de la gave (r¨ªo) de Aspe. En ese lugar se constru¨ªan almad¨ªas para transportarla aguas abajo hasta el puerto de Bayona y despu¨¦s a los astilleros de Brest, Cherburgo y Toulon. En Athas a¨²n puede verse el molino con la sierra y varias acequias. Desde el 2.000, todas las primaveras se recrea el descenso del r¨ªo con peque?as navatas.
Si apetece refrescarse, un corto desv¨ªo de 150 metros conduce hasta el puente de Trungas y el borde del torrente; despu¨¦s, la excursi¨®n habitual consiste en subir hasta el collado de Arras (algo m¨¢s de una hora desde el coche) y regresar al aparcamiento por el valle contiguo; este ¨²ltimo tramo es bastante inclinado y poco recomendable si llueve porque se vuelve muy resbaladizo y penoso. En total, unas tres horas. Los muy entrenados pueden alcanzar el Chemin de la M?ture desde Espa?a (19 kil¨®metros) a partir de la estaci¨®n de esqu¨ª de Ast¨²n. Para ello es necesario remontar hasta el collado de los Monjes, frontera entre ambos pa¨ªses a 2.168 metros de altura, e iniciar despu¨¦s un largo descenso de 1.700 metros de desnivel; la recompensa son los hermosos lagos de monta?a que se atraviesan ¡ªBersau, Ayous, Casterau, Gentau y unas vistas impresionantes del formidable Midi d¡¯Ossau, reino de los escaladores. Hay que contar con unas ocho horas de marcha para completar el circuito.
Gu¨ªa
- Oficina de Turismo del Valle de Aspe (+33 559 345 757).
- Alojamientos en Bedous: Maison Luard (+33 643 79 15 82) y Maison Lacl¨¨de (+33 631 33 84 13).
- Restaurantes: Chez Michel (+33 559 34 52 47) y Le Mayabor (+33 649 37 24 11).
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