El pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s existe
Del barrio londinense de Bloomsbury a la isla escocesa de Eilean Shona, siguiendo el rastro de Peter Pan
Para seguir los pasos de Peter Pan hay que empezar por Londres. En la casa de Bloomsbury donde perdi¨® su sombra y convenci¨® a Wendy para volar a la isla de Nunca Jam¨¢s porque hab¨ªa hadas, hoy destaca una placa azul que dice: ¡°James Matthew Barrie (1860-1937), novelista, dramaturgo y creador de Peter Pan, vivi¨® aqu¨ª¡±. Los edificios son sim¨¦tricos, tan perfectamente ordenados como los senderos del mapa de los jardines de Kensington adonde voy, por supuesto, a visitar la estatua del ni?o que nunca crece. En este parque Barrie conoci¨® a los hermanos Llewelyn Davies, que, con sus juegos, inspiraron al personaje.
La estatua se model¨® a imagen y semejanza de Michael, el favorito del autor, y se erigi¨® una noche de verano de 1912, de modo que, por la ma?ana, los paseantes pensaron que hab¨ªa aparecido como por arte fe¨¦rico. Hay que hacer cola para conseguir una foto; el chico de bronce que toca la flauta est¨¢ m¨¢s rodeado de turistas que de hadas. Ni ¨¢pice de magia, vaya. Me pregunto a d¨®nde me llevar¨ªa hoy Peter Pan si tuviera que convencerme de que las hadas existen.
"Durante el d¨ªa piensas que es pura fantas¨ªa, pero esta es la isla de Nunca Jam¨¢s hecha realidad" (J. M. Barrie)
Kirriemuir, aldea de hechizos
Barrie naci¨® en Kirriemuir, una peque?a aldea al noreste de Escocia. En la casa donde creci¨®, hoy convertida en el museo J. M. Barrie¡¯s Birthplace, el escritor escuch¨® en boca de su madre aquello de ¡°cada vez que un ni?o dice ¡®no creo en las hadas¡¯, en alguna parte cae muerta una de ellas¡±. Me sorprende que haya tan pocos visitantes admirando la memorabilia de la infancia de Barrie y de la historia de las versiones de Peter Pan. ¡°La gente que viene a las Highlands [las Tierras Altas] no suele pasar por aqu¨ª¡±, me explica la ¨²nica se?ora que custodia el lugar, y que tambi¨¦n vende libros. ¡°Peter Pan no es suficiente¡±. Por eso solo abren seis meses al a?o, de abril a septiembre. En el diminuto jard¨ªn hay una lavander¨ªa de piedra donde el autor, con siete a?os, represent¨® su primera obra de teatro.
El mapa que marca los lugares de Peter Pan me lleva a lo alto de una colina, al cementerio, donde una l¨¢pida llena de nombres aloja a la familia Barrie y una placa (azul, tambi¨¦n) celebra la figura del dramaturgo. Desde aqu¨ª, entre la bruma, se distingue la estatua de Peter Pan que adorna la plaza principal del pueblo, bastante m¨¢s modesta que la de Londres. Al caer la tarde se representa una versi¨®n al aire libre de Peter Pan o el ni?o que no quer¨ªa crecer. A mitad de funci¨®n comienza a chispear. Los espectadores abren sus paraguas. Yo consigo colarme debajo de uno. Las aventuras contin¨²an mientras la luz de Campanilla titila bajo la lluvia.
Kyle of Lochalsh, el muelle de los deseos
Dicen que no hay lugar m¨¢s cautivador en las Highlands que la isla de Skye, donde se anuncian, de hecho, paisajes escarpados dise?ados por las hadas. De camino, paso por el estrecho de Kyle of Lochalsh, muy cerca del puente que conecta a Skye con el resto de Escocia. En este lugar, ajeno a cualquier gu¨ªa, transcurre mi historia favorita de Peter Pan, aunque ¨¦l no salga en ella. Y es que aqu¨ª fue donde Barrie consigui¨® que Michael Llewelyn Davies, de adolescente, volviera a creer en las hadas. Iban en barco camino a las islas H¨¦bridas y el chico se quejaba de la ausencia de un pescador que les hab¨ªa acompa?ado en un viaje anterior. Al acercarse al estrecho, Barrie explic¨® que era famoso por su muelle de los deseos, as¨ª que Michael no ten¨ªa m¨¢s que formular uno para obtener lo que quisiera. A Michael le pareci¨® una tonter¨ªa, pero finalmente cerr¨® los ojos para desear que apareciese el pescador. Y cu¨¢l fue su sorpresa al encontr¨¢rselo (ya que Barrie le hab¨ªa pagado de antemano). ¡°As¨ª¡±, me imagino que le dir¨ªa el chaval al escritor, ¡°cualquiera cree en las hadas¡±.
Una vez visto el muelle (y formulado el deseo, faltar¨ªa m¨¢s), merece la pena degustar gastronom¨ªa escocesa en el Waterside Seafood Restaurant. Los due?os, una pareja, me recomiendan la sopa cremosa de marisco, y me cuentan que si no encuentro lo que busco en Skye, no dude en dirigirme a lo que los lugare?os conocen como ¡°el aut¨¦ntico Nunca Jam¨¢s¡±, una isla diminuta que se encuentra ¡°la segunda estrella a la derecha y todo recto hasta la ma?ana¡±. Parpadeo emocionada, y a los pocos segundos me doy cuenta de que bromean, claro.
Eilean Shona, tierra de acantilados
El reclamo tur¨ªstico de Eilean Shona presume, efectivamente, de que se trata de ¡°Nunca Jam¨¢s encontrado¡±, y la p¨¢gina web describe no solo las maravillas de su entorno glorioso al tratarse de una isla privada en un lago, sino el dato de que J. M. Barrie alquil¨® la isla entera durante varios veranos para pasar las vacaciones con los hermanos Llewelyn Davies. El ¨²nico alojamiento que ofrece Eilean Shona es un grupo de caba?as de piedra, pero no hay restaurantes, ni pubs, ni nada que nos recuerde la civilizaci¨®n. Esto es tierra de acantilados infinitos, vistas sobrecogedoras, una fauna variada que campa a sus anchas.
En este paraje de desgarro rom¨¢ntico, Michael escribi¨® un soneto que Barrie, tras la muerte inesperada de aquel, conservar¨ªa durante el resto de su vida. Como si al llevar el poema en el bolsillo le concediera al muchacho la inmortalidad que ya le hab¨ªa regalado a su eterno personaje. Me siento en un banco a contemplar el para¨ªso. ¡°Durante el d¨ªa piensas que el Pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s es pura fantas¨ªa¡±, escribi¨® Barrie, ¡°pero esta es la isla de Nunca Jam¨¢s hecha realidad¡±. Esta es, y aqu¨ª estoy. Imbuy¨¦ndome del esp¨ªritu de Peter Pan, el ni?o inmortal que ha conseguido que miles de lectores y espectadores creamos en las hadas.
Silvia Herreros de Tejada es autora de La mano izquierda de Peter Pan (Espasa, 2017).
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