F¨¢bulas de arenisca roja en Wadi Rum
El gran desierto de Jordania que sedujo a Lawrence de Arabia invita a conocer la vida y las leyendas de los beduinos
El reino hachemita de Jordania es un cautivador destino tur¨ªstico en el coraz¨®n de Oriente Pr¨®ximo. De dimensiones similares a las de Portugal y cubierto en casi su totalidad por una ¨¢rida planicie des¨¦rtica, aguanta como un oasis de paz en mitad de un territorio convulso, como vecina de Siria, Irak, Arabia Saud¨ª, Israel y la regi¨®n de Cisjordania.
Un paisaje marciano de hipn¨®ticas formaciones rocosas, dunas, agujas de arena, valles, monta?as y ca?ones
Hospitalaria y misteriosa, con paisajes que rebosan belleza natural e historia, Jordania ofrece mucho al viajero. All¨ª est¨¢n Petra, la antigua capital de los nabateos; el mar Muerto; las ruinas de la ciudad grecorromana de Gerasa, y los escenarios b¨ªblicos como Betania de Trasjordania, tierra de Juan el Bautista, y el monte Nebo, donde seg¨²n el Antiguo Testamento se detuvo Mois¨¦s a contemplar la tierra prometida. Est¨¢ tambi¨¦n la capital, Am¨¢n, la antigua Filadelfia romana, con sus galer¨ªas de arte, sus bares y caf¨¦s en los barrios de Weibdeh o Jabal Amman, y su animado centro hist¨®rico, Al Badla, donde perderse en bulliciosos mercados, teter¨ªas, tiendas y restaurantes.
Pero nada resulta tan aut¨¦ntico y salvaje como las rojas arenas del desierto de Wadi Rum, el Valle de la Luna, tierra de beduinos. Situado al sur del pa¨ªs, m¨¢s all¨¢ del final del camino de los Reyes, esta meseta de unos 450 kil¨®metros cuadrados de extensi¨®n est¨¢ situada a 1.600 metros sobre el nivel del mar. Se trata de un paisaje marciano de hipn¨®ticas formaciones rocosas, dunas, agujas de arena y valles (wadi). Su arenisca porosa y el granito de sus monta?as, ca?ones y corredores almacenan el agua de lluvia. Las filtraciones alimentan manantiales subterr¨¢neos que hacen posible que la vida brote en peque?os reductos en forma de palmeras salvajes, higueras, retama blanca, helechos y plantas arom¨¢ticas. Estos ins¨®litos paisajes han invitado a so?ar y han inspirado a viajeros de ayer y de hoy. Entre ellos al c¨¦lebre Lawrence de Arabia (cuyo nombre real era Thomas Edward Lawrence), arque¨®logo y escritor, oficial del Ej¨¦rcito brit¨¢nico durante la Primera Guerra Mundial. Defini¨® Wadi Rum como una rareza en un mundo ind¨®mito. Contaba Lawrence en Los siete pilares de la sabidur¨ªa (1926), el libro donde recoge su experiencia militar, que ¡°Rum era vasto, divino y lleno de ecos¡±.
En el interior de la zona protegida hay m¨¢s de una treintena de campamentos de distintos clanes abiertos a los turistas
En 1998, el desierto de Wadi Rum fue declarado ?rea Protegida y puesto a cargo de las comunidades beduinas locales para su explotaci¨®n tur¨ªstica. Los moradores del desierto son ¨¢rabes n¨®madas reconocidos por su hospitalidad, que ofrecen visitas guiadas a camello o a caballo ¡ªpero tambi¨¦n en jeep¡ª y la posibilidad de dormir en campamentos.
Majed Salem al Zalabyeh ¡ªde la tribu zalabyeh, asentada en el pueblo de Rum desde principios de la d¨¦cada de 1970¡ª es un joven entusiasta que gestiona, junto a su familia, uno de estos campamentos. ¡°Mis abuelos siguen viviendo una vida completamente n¨®mada¡±, cuenta. ?l, sin embargo, reside con su madre y sus hermanos a las puertas del desierto, en Rum, una poblaci¨®n cuya diminuta cuadr¨ªcula est¨¢ surcada por calles de tierra entre casas de una sola planta escondidas tras sobrios muros de ladrillo. Al igual que Majed, otros beduinos j¨®venes se han asentado en Rum y han adaptado los oficios tradicionales de sus antepasados a los nuevos tiempos. As¨ª, los cazadores de cabras nubias son ahora gu¨ªas de escalada; las mujeres, organizadas en cooperativas, se dedican a la artesan¨ªa, y los criadores de camellos aprovechan sus animales para realizar excursiones tur¨ªsticas.
En el interior de la zona protegida hay m¨¢s de una treintena de campamentos pertenecientes a distintos clanes locales que tientan al viajero con vivir, aunque solo sea por un breve tiempo, al m¨¢s puro estilo beduino, aut¨¦ntico y sin concesiones, aloj¨¢ndose en sencillas tiendas o carpas con ba?os compartidos. Una experiencia que, a cambio de una comodidad b¨¢sica, brinda la posibilidad de contemplar inigualables cielos estrellados, de degustar la deliciosa cocina beduina o de compartir un t¨¦ al calor del fuego. Todo ello condimentado con las historias y canciones locales.
Un templo nabateo
Los campamentos est¨¢n diseminados junto a lugares emblem¨¢ticos del desierto. Por ejemplo, cerca del puente de roca de Umm Fruth, el ca?¨®n de Khazali o junto al manantial de Al-Shallaleh, conocido como el arroyo de Lawrence y en cuyas formaciones rocosas se han descubierto inscripciones en nabateo y ¨¢rabe y pinturas rupestres. Tambi¨¦n se acampa en las inmediaciones de la cumbre de Jabal Rum, en cuya falda encontramos un templo nabateo a un d¨ªa de caminata. Se invita a dormir tambi¨¦n en lo m¨¢s profundo del desierto, en Jabal Umm ad Dami, el punto m¨¢s alto de Jordania, desde cuya cima se ve Arabia Saud¨ª.
Gu¨ªa
- C¨®mo llegar a Wadi Rum: en autob¨²s, coche o taxi desde Aqaba (a una hora), Am¨¢n (tres horas y media) y Petra (hora y media)
- Majed Tours y Salem Abu Msalam ofrecen excursiones y alojamiento en campamentos. Wild Bedouin Life organiza rutas de cinco d¨ªas. Rum Balloon ofrece vuelos en globo.
- ?rea protegida de Wadi Rum.
- Turismo de Jordania
La sobrecogedora plasticidad de estos paisajes des¨¦rticos ha inspirado a directores de cine como Ridley Scott o David Lean, que localizaron aqu¨ª El marciano o Prometheus, y la m¨ªtica Lawrence de Arabia, la oscarizada pel¨ªcula biogr¨¢fica sobre el l¨ªder de la Gran Revuelta ?rabe, inmortalizado por el actor Peter O¡¯Toole. En la d¨¦cada de 1960, coincidiendo con el estreno de la pel¨ªcula de Lean, comenzaron a llegar los primeros turistas brit¨¢nicos a Wadi Rum.
Hoy es un territorio donde lo tradicional y lo nuevo conviven todav¨ªa, pero que no es inmune a los nuevos tiempos. ¡°El turismo es bueno para los beduinos porque nos trae ingresos, para algunos, los ¨²nicos ingresos¡±, confiesa con nostalgia Majed, que de ni?o pastoreaba cabras hasta que se pon¨ªa el sol. ¡°Pero la tecnolog¨ªa ha cambiado la mentalidad de los j¨®venes. Ya no se re¨²nen alrededor del fuego a contar historias al final del d¨ªa¡±, apunta. En 2005 la Unesco proclam¨® patrimonio oral e intangible de la humanidad el espacio cultural de los beduinos de Wadi Rum y de Petra por la riqueza de su literatura oral y su tradici¨®n po¨¦tica. Sus elaboradas historias, que custodian la memoria colectiva de los beduinos, produce en quien las escucha, como a quien contempla la grandiosidad del desierto, ese sobrecogimiento que sienten los ni?os ante la inmensidad. Esto es Wadi Rum, ya lo dej¨® escrito Thomas Edward Lawrence: ¡°Los paisajes son as¨ª de vastos y silenciosos en los sue?os de la infancia¡±.
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