El cine ilumina Dunquerque
La ciudad francesa aprovecha la notoriedad adquirida gracias a la pel¨ªcula de Christopher Nolan para dar a conocer su patrimonio hist¨®rico
Ciudad m¨¢rtir, mal conocida en Francia como en el extranjero y olvidada a conciencia tras la debacle que supuso la Segunda Guerra Mundial, Dunquerque vuelve a estar en todas las bocas gracias al triunfo de la nueva pel¨ªcula de Christopher Nolan, Dunkerque, hito del cine b¨¦lico que relata el salvamento de 330.000 soldados, en su gran mayor¨ªa brit¨¢nicos, acorralados por el Ej¨¦rcito alem¨¢n en los primeros d¨ªas del conflicto. El estigma de ese violento pasado y la decadencia vivida por su puerto industrial ¡ªque, pese a todo, sigue siendo el tercero de Francia¡ª no impiden descubrir el distra¨ªdo encanto de la ciudad, situada en la fachada mar¨ªtima de Flandes y a una veintena escasa de kil¨®metros de la frontera con B¨¦lgica. Su ¨²ltimo proyecto consiste en aprovechar la notoriedad adquirida en las ¨²ltimas semanas para dar brillo a su patrimonio hist¨®rico e introducirse, de una vez por todas, en el mapa tur¨ªstico.
La ruta puede comenzar en Malo-les-Bains, tal como lo hace la pel¨ªcu?la de Nolan, donde un soldado brit¨¢nico escapa al avance de los nazis corriendo por las calles de este antiguo municipio anexionado a Dunquerque en 1970. La m¨¢s pintoresca de todas ellas es la Rue Belle-Rade, que sobresale por sus casitas burguesas de fachadas multicolor. Siguiendo en direcci¨®n hacia el frente mar¨ªtimo, el visitante descubrir¨¢ una playa de arena blanca de 15 kil¨®metros de largo, con un largo paseo urbanizado a finales del siglo XIX, por el que, en otro tiempo, se dejaron ver los pudientes. Por una vez el cielo est¨¢ m¨¢s azul que gris. Los ni?os juegan con las olas y las familias almuerzan en los numerosos restaurantes de la primera l¨ªnea de mar. Cuesta imaginar que este fue, hace solo siete d¨¦cadas, el escenario del peor de los horrores. Si el lugar ha perdido algo de cach¨¦, podr¨ªa recuperarlo pronto: en 2019 deber¨ªa acoger un balneario de lujo. Gracias al estreno de la pel¨ªcula ya empiezan a acudir a ¨¦l muchos curiosos que se suman a uno de los numerosos tours hist¨®ricos que se multiplican por toda la ciudad. Lo hacen por tierra, mar y aire: es posible visitar Dunquerque a pie, en minib¨²s, en un barco y en un avi¨®n ligero.
Se descubre una playa de 15 kil¨®metros de largo. Cuesta imaginar que este fue el escenario del peor horror
Veinte minutos en direcci¨®n al este se alcanza el nuevo Museo Dunquerque 1940, instalado en el antiguo cuartel general de las fuerzas aliadas durante la batalla con los nazis. El centro da todos los detalles sobre la llamada Operaci¨®n Dinamo, tambi¨¦n conocida como el milagro de Dunquerque. Con un total de 1.500 metros cuadrados, este nuevo proyecto ampl¨ªa y mejora las antiguas instalaciones del antiguo Museo del Recuerdo y est¨¢ gestionado por un colectivo de veteranos y familiares de v¨ªctimas, que apuestan por un recorrido apto para todos los p¨²blicos. El d¨ªa de la inauguraci¨®n, a pocas horas del estreno de la pel¨ªcula de Nolan en Francia, se pod¨ªa ver a una abuela relatando la guerra a su nieto con todo lujo de detalles, entre numerosas armas, uniformes, maquetas, cartograf¨ªa militar y otros objetos de la ¨¦poca. En el exterior del museo, la ciudad acaba de erigir un memorial concebido por la artista S¨¦verine Hubard, que divide su tiempo entre el norte franc¨¦s y Buenos Aires. La escultura es un reloj de arena de siete metros de altura que reinterpreta el lenguaje cl¨¢sico del monumento a los muertos, del pedestal a la pir¨¢mide. La intenci¨®n de Hubard es que se convierta en un punto de encuentro para la poblaci¨®n local, que simbolice una especie de reconciliaci¨®n con una herencia dolorosa que, tras el armisticio de 1945, quiso barrer bajo la alfombra.
En un antiguo astillero naval de 75 metros de altura, que cerr¨® en 1987 y hoy ocupa el Fondo Regional de Arte Contempor¨¢neo (FRAC), intervenci¨®n arquitect¨®nica del estudio parisiense de Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal, se exponen a partir de este mes una serie de decorados que Nolan dej¨® en la ciudad tras rodar aqu¨ª durante 26 d¨ªas. Fue en este preciso lugar donde los escenarios fueron construidos por los t¨¦cnicos de la Warner, y hay quien lamenta que haya tenido que llegar Hollywood para que los aut¨®ctonos empiecen a sacar partido a lo que ya ten¨ªan. Aunque nadie protesta en demas¨ªa: las autoridades locales calculan que la pel¨ªcula de Nolan generar¨¢ beneficios de hasta seis millones de euros para la econom¨ªa local. Las iniciativas se multiplican para sacar todo el r¨¦dito posible a esta fama. Por las calles del centro, presidido por un beffroi, uno de esos majestuosos campanarios de Flandes que fueron declarados patrimonio mundial en 2005, se detectan los primeros s¨ªntomas de esta dunquerqueman¨ªa: los productos derivados van desde camisetas y gorras hasta un perfume que tambi¨¦n lleva el nombre de la ciudad.
Gu¨ªa
- C¨®mo llegar: en coche, desde Par¨ªs son 300 kil¨®metros, 80 desde Lille y 140 desde Bruselas; tambi¨¦n las conexiones por ferrocarril son muy convenientes desde estas tres ciudades.
- Turismo de Dunquerque.
- Museo Dunquerque 1940.
- FRAC, Fondo Regional de Arte Contempor¨¢neo.
- Exposici¨®n de decorados y fotograf¨ªas de la pel¨ªcula Dunkerque: edificio AP2 des Anciens Chantiers de France, junto al FRAC.
El recorrido puede terminar al anochecer a bordo del Princess Elizabeth, un antiguo barco de vapor que particip¨® en el salvamento de 1940. Desde hace algunas semanas, alberga un nuevo restaurante bistron¨®mico que propone una comida sofisticada a base de productos locales. Bautizado en honor de la reina Isabel, entonces princesa, logr¨® evacuar a 1.700 soldados haciendo cuatro idas y vueltas entre Dover y Dunquerque como parte de la operaci¨®n de los little ships, las peque?as embarcaciones de civiles brit¨¢nicos que se sumaron al ej¨¦rcito para rescatar a los soldados asediados por los nazis, episodio que Christopher Nolan describe con emoci¨®n (y un ¨¢pice de patriotismo) en su victoriosa pel¨ªcula.
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