Torre Berrueza: chimenea y recetas de la abuela en Las Merindades

En estos d¨ªas invernales de Burgos, cuando el fr¨ªo y la nieve encierra a muchos en sus casas, el cuerpo pide remolonear entre las s¨¢banas hasta bien entrada la ma?ana. Si ocurre en un torre¨®n del siglo XII con la chimenea encendida y unos suaves acordes musicales, mucho mejor. Juan Miguel Ozalla y Olga Ruiz-Rozas, los anfitriones de esta rom¨¢ntica posada de Espinosa de los Monteros, en Burgos, velan por que tambi¨¦n la hora de la comida deje un grato recuerdo a los hu¨¦spedes.

Por sus recios muros de piedra, rematados por s¨®lidas barbacanas cil¨ªndricas, la atm¨®sfera de la Torre Berrueza medieval cautiva al viajero nada m¨¢s entrar. Lo estremece y lo corona como hu¨¦sped dilecto de la albarrana, que no es ninguna frusler¨ªa en la comarca burgalesa de las Merindades. Su car¨¢cter estrat¨¦gico lo subraya esa l¨ªnea de peque?os vanos entre plantas que serv¨ªa de aer¨®dromo para el env¨ªo y recepci¨®n de palomas mensajeras. Ungido, pues, por la invitaci¨®n a deshacerse de las maletas, el reci¨¦n llegado explora y se resguarda en los distintos ambientes que configuran el sal¨®n principal, al amor de la susodicha chimenea, precedido por el tablero de la recepci¨®n, donde siempre oficia uno de los propietarios.

En las dos plantas superiores, las habitaciones mantienen el rigor castellano en su distribuci¨®n y en su ambientaci¨®n, obra de los interioristas bilba¨ªnos ?lvaro y Gonzalo de Zaila. Las del primer piso siguen un patr¨®n fucsia con ventanucos de sillares a la vista. En la 12 se ha podido conservar un pozo del siglo XVI que fue utilizado mucho tiempo como lavadero. Arriba se guarecen cuatro dormitorios abuhardillados, con una decoraci¨®n ¡ªdigamos¡ª m¨¢s atrevida. Aqu¨ª relampaguea una suite denominada de las Palomas, en recuerdo de aquellos d¨ªas de espionaje columbario. Adem¨¢s de espacio, la habitaci¨®n provee al durmiente de una chimenea y una ba?era de hidromasaje en el cuarto de ba?o.

En un edificio independiente, tambi¨¦n de dos plantas, se encuentra el restaurante. Arriba, la sala admite a 45 comensales, mientras que el ras de calle alberga un comedor privado y una sala de reuniones para una docena de personas. La cocina es casera, basada en producci¨®n local y recetas de la abuela. As¨ª que ha merecido este a?o la distinci¨®n Bib Gourmand en la gu¨ªa Michelin.

A su alrededor se desparrama la vegetaci¨®n, un jard¨ªn anta?¨®n presidido por un nogal centenario y separado del exterior por un muro de piedra.