F¨¢bulas del Loira
Un apacible viaje de Orleans a Tours, pasando por espl¨¦ndidos castillos, como Chambord y Amboise, y modernos centros de arte a orillas del r¨ªo m¨¢s largo de Francia
Resulta que la arteria principal que hace latir el coraz¨®n de Francia se llama Loira. El r¨ªo m¨¢s largo del pa¨ªs lo atraviesa de parte a parte, como una flecha estad¨ªstica al alza, a contrapelo, desde el Macizo Central hasta el Atl¨¢ntico. Ba?a 5 regiones, 12 departamentos y da apellido a un mont¨®n de poblaciones. Su tramo central ¡ªdigamos de Orleans a Tours, ¡°el jard¨ªn de Francia¡±¡ª es un exquisito concentrado del propio pa¨ªs, de su paisaje, de sus frutos y sabores, de su historia, de sus mentes preclaras.
Muchos t¨®picos de la douce France se re¨²nen all¨ª en estado puro. Colinas suaves, cielos impresionistas, bosques espesos, pura armon¨ªa de un r¨ªo tranquilo y caudaloso con feudatarios que se le parecen. Se etiqueta a ese tramo central como Valle del Loira, pero est¨¢ claro que es una marca, ning¨²n valle normalito mide 400 y pico kil¨®metros de largo. Otro t¨ªtulo enf¨¢tico que le endosan, de resonancias fara¨®nicas, es el de Valle de los Reyes. Fueron muchos los monarcas que se encapricharon de ese corredor privilegiado, de su caza, de sus vinos y art de vivre, sembrando las riberas del r¨ªo y afluentes de mansiones y castillos. La asociaci¨®n Ch?teaux de la Loire, creada hace 10 a?os, agrupa a los 80 principales, pero, as¨ª a bulto, podr¨ªan ser el doble.
No solo guisaron ah¨ª el devenir del pa¨ªs reyes y reinas a granel, tambi¨¦n habitaron sus palacios artistas y escritores: Leonardo da Vinci, Ronsard, Moli¨¨re, Balzac¡ o figuras tan cruciales como Juana de Arco o el cardenal Richelieu. Con todo lo cual estaba cantado que la Unesco acabar¨ªa incluyendo al Valle del Loira en su lista de patrimonio mundial, cosa que ocurri¨® hace ya un par de d¨¦cadas. Recientemente, y con buen criterio (a juzgar por los resultados), las autoridades han decidido rescatar las sombras del pasado con una renovaci¨®n de armario, por as¨ª decirlo; vestir a los duendes de los castillos con modelos de Dior o Yves Saint Laurent. ?C¨®mo? Convirtiendo muchos de ellos en centros de arte y derrochando vanguardia en las ciudades que los arropan. Buen ejemplo de ello es Orleans, donde empezamos esta ruta para seguirle la corriente al r¨ªo.
Orleans
Esa urbe brilla con letras de oro en la historia de Francia gracias a la doncella de Orleans, Juana de Arco. La Pucelle (¡°doncella¡±, eso significa), atendiendo a unas voces celestiales que la impel¨ªan, liber¨® la ciudad del asedio de los ingleses en la primavera de 1429, durante la guerra de los Cien A?os. Por aquel entonces, el Loira era frontera entre la Francia ocupada por los ingleses y la naci¨®n a punto de caramelo. El paseo fluvial y los muelles donde atracan veleros tur¨ªsticos siguen pareciendo hoy una estampa miniada de la ¨¦poca, o un ¨®leo de Sisley.
Juana de Arco sale a relucir por todas partes. En la catedral g¨®tica, 10 vidrieras narran su epopeya, y desde 1926, un lustro despu¨¦s de que la canonizaran, cuenta con una capilla y una imagen triunfal que se repite en muchas iglesias de Francia. Por supuesto, est¨¢ la casa medieval que la alberg¨®, hoy museo, y su estatua ecuestre preside la c¨¦ntrica Place du Martroi. Tambi¨¦n lleva su nombre la calle principal, que recorren tranv¨ªas del futuro: sin ruido y sin cables, los convoyes se alimentan a trav¨¦s de los propios ra¨ªles.
Aunque de origen romano, Orleans es una ciudad renacentista, el casco antiguo es uno de los mejor conservados del pa¨ªs. Las casas de entramado y colores vivos se alternan con mansiones de piedra y ladrillo combinados, algo muy de la regi¨®n, y uno de cuyos m¨¢s ampulosos ejemplos es el H?tel Groslot. Pero Orleans, como empachada de tanta p¨²rpura, apuesta por la vanguardia en muchos de sus edificios municipales, como la biblioteca, la universidad o la estaci¨®n de tren. Y, sobre todo, en su FRAC Centre-Val de Loire.
Los FRAC son un invento notable, fruto de la pol¨ªtica de descentralizaci¨®n francesa que se inici¨® en la d¨¦cada de 1980. Se trataba de crear centros regionales que aglutinasen las sinergias culturales en las distintas ¨¢reas del pa¨ªs. Este FRAC de Orleans, con un singular edificio en forma de tent¨¢culos o chimeneas de cristal (obra del estudio Jakob + MacFarlane), opt¨® por asociar el arte contempor¨¢neo y la arquitectura experimental posterior a los a?os cincuenta. Fruto de ese enfoque es la I Bienal de Arquitectura de Orleans, que abri¨® sus puertas el pasado oto?o y se prolongar¨¢ hasta este domingo.
En esta edici¨®n inaugural ha cedido un puesto principal a los creadores espa?oles, con invitados como Jos¨¦ Miguel de Prada, Juan Navarro Baldeweg, Jos¨¦ Mar¨ªa Yturralde, Javier Segu¨ª de la Riva, Ensemble Studios¡ La Bienal se expande a otros puntos de la ciudad, como la colegiata rom¨¢nica de Saint-Pierre-le-Puellier, o incluso a la cercana Amilly, cuyas antiguas tener¨ªas acaban de convertirse en un din¨¢mico y espectacular centro de arte, Les Tanneries d¡¯Amilly. All¨ª se rinde homenaje a un arquitecto genial y ut¨®pico que no levant¨® en su vida ni un solo edificio, Guy Rottier.
Chambord
Aguas abajo del Loira, pero no pegado a su orilla, sino a la de un peque?o afluente, resplandece el icono por excelencia de los castillos del valle: Chambord. Una de las obras m¨¢s deslumbrantes. Concebida y realizada precisamente para deslumbrar, para epatar. Francisco I, el eterno rival del rey emperador Carlos, quiso darle a este un buen repaso con esta tarjeta de visita. Para calibrar ese gesto, baste comparar el castillo del rey franc¨¦s con el palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada, tambi¨¦n renacentista, pero qu¨¦ diferencia. Ostentaci¨®n frente a rigor clasicista. No son conjeturas, Francisco invit¨® a Carlos a pasar alguna noche en su castillo en 1539, para que tomara nota, cosa que hizo (pernoctar, no tomar nota).
Ni que decir tiene que es patrimonio mundial y uno de los monumentos m¨¢s visitados de Francia. Renacimiento a la francesa, muy coqueto, pero a la vez sabio: la escalera central de caracol en doble h¨¦lice, a modo de secuencia de ADN, sigue dejando perplejos a los visitantes. Y para apreciar bien las coqueter¨ªas de su arquitectura, lo mejor es subir a la terraza, donde se pueden casi tocar los arrequives, chimeneas, torretas, claraboyas, el cimborrio en forma de flor de lis¡ Y, por supuesto, cernir los jardines hist¨®ricos (reci¨¦n recuperados) y el mayor parque murado de Europa, con sus bosques, estanques y fauna. Dentro de la campa?a de insuflar nuevos aires, el segundo piso del castillo se dedica a mostrar obras de arte contempor¨¢neo.
Blois
De la misma ¨¦poca que Chambord, con una escalera parecida, es el castillo de Blois, otro farol de Francisco?I. Tambi¨¦n este palacio fue nido de reyes, reinas, intrigas y haza?as para la historia: aqu¨ª bendijo el arzobispo de turno a Juana de Arco al partir hacia Orleans, y aqu¨ª fue asesinado el duque de Guisa, episodio crucial para la cr¨®nica de los hugonotes y la Francia protestante. Por desgracia, el castillo fue saqueado durante la Revoluci¨®n, y el espl¨¦ndido jard¨ªn renacentista qued¨® partido a tajo al abrirse, en el siglo XIX, una avenida que horada la acr¨®polis regia. El castillo aloja actualmente el Museo de Bellas Artes. Otra acr¨®polis asomada como esta al Loira es la ocupada por la catedral (muy maltrecha), el ayuntamiento clasicista y los jardines respectivos del obispo y del alcalde. Abajo, en el barrio de pescadores, la iglesia g¨®tica de San Nicol¨¢s es la m¨¢s hermosa y monumental de la ciudad.
En Blois se encuentra tambi¨¦n la Fundaci¨®n de la Duda. Fue idea del artista Ben (Benjamin Vautier) tutelada por el entonces alcalde, Jack Lang, luego ministro de Cultura. Este singular centro de arte re¨²ne la mejor colecci¨®n del movimiento Fluxus, nacido en Am¨¦rica en la d¨¦cada de 1960 y que en Europa salpic¨® a muchos adeptos del arte conceptual. Cobr¨® fuerza incluso en Espa?a, baste recordar al Grupo Zaj o Wolf Vostell y su museo-esquiladero de Malpartida de C¨¢ceres, ambos, por cierto, bien representados en Blois. Para demostrar que este templo de la Duda no es un museo al uso, la ciudad entera est¨¢ trufada de placas estrat¨¦gicamente apostadas con preguntas a bocajarro del estilo: ?Qui¨¦n decide lo que es bello? ?Es usted libre de pensar lo que quiera? ?Tiene sentido el arte contempor¨¢neo?
Chaumont-sur-Loire
Como etapa intermedia entre Blois y Amboise, Catalina de M¨¦dici compr¨® el castillo de Chaumont-sur-Loire, otro de los m¨¢s armoniosos e ic¨®nicos de la cuenca. Luego se lo cambi¨® a su rival (y amante del rey) Diana de Poitiers por el de Chenonceau. Otra dama ilustre, Madame de Sta?l, se refugi¨® all¨ª a escribir cuando la Revoluci¨®n. Y durante la belle ¨¦poque fue coto ocasional de testas coronadas, maraj¨¢s indios y artistas de todo pelaje, Sarah Bernhardt o Francis Poulenc entre otros. Chaumont no se visita en un rato. Hay que echar el d¨ªa entero por lo menos, el lugar est¨¢ preparado para eso. El interior del castillo est¨¢ ocupado por obras de arte contempor¨¢neo (Jannis Kounellis, por ejemplo, en las cocinas). Pero adem¨¢s todos los anexos de la granja modelo que fue en el siglo XX (establos, picadero, graneros, etc¨¦tera) y, sobre todo, el vast¨ªsimo parque dominando el r¨ªo est¨¢n invadidos por obras e instalaciones de arte actual.
Amboise
A unos 20 kil¨®metros aguas abajo, Amboise es uno de esos lugares donde la leyenda puede m¨¢s que la piedra. Aqu¨ª no acuden turistas, sino peregrinos. Del soberbio castillo renacentista asomado al r¨ªo, lo que m¨¢s les importa es la capilla de Saint-Hubert, donde est¨¢ la tumba de Leonardo da Vinci, o la muestra de sus inventos y artilugios. Seg¨²n la leyenda ¡ªalimentada sin duda por un cuadro c¨¦lebre de Ingres¡ª, el genio italiano habr¨ªa muerto en los brazos de Francisco I, en el Clos-Luc¨¦ que el rey hab¨ªa regalado a Leonardo, una mansi¨®n conectada por un pasadizo secreto con el castillo para que el rey pudiera personarse de forma discreta en el taller del artista. Al otro lado del r¨ªo, que fluye aqu¨ª sereno y caudaloso como un viejo gur¨², se encuentra recostada una estatua en bronce de Da Vinci, colosal, con barbas de anciano y cuerpo de joven, desnudo, con el ¨¢pice ¨ªntimo de su anatom¨ªa bru?ido por el sobo p¨ªcaro de sus devotos formulando oscuros deseos.
Tours
Cuatro leguas r¨ªo abajo, Tours es para los espa?oles como un pariente lejano. Algunos de nuestros pueblos lucen el nombre de San Mart¨ªn (de Tours) y en muchas de nuestras iglesias est¨¢ la imagen a caballo del que primero fue soldado romano, partiendo su capa con la espada para dar la mitad a un pobre. Obispo de Tours y luego santo, su festividad marcaba en el calendario el fat¨ªdico final de los cerdos (y no solo stricto sensu, a tenor del refranero). ?Por qu¨¦ este santo del siglo IV se hizo tan popular en Espa?a? Seguramente tuvieron que ver los peregrinos a Santiago, ya que de Tours part¨ªa un ramal del Camino jacobeo, la Via Turonensis. Nada de extra?o, pues, que la catedral g¨®tica de Tours sea una de las mejores de Francia, con un lujo de vidrieras de los siglos XIII al XV, am¨¦n de otras maravillas.
Tours es peque?a y grande, seg¨²n. Viven pocos habitantes ahora (unos 50.000), pero fue importante en la Edad Media, y eso ha dejado huella en el casco viejo, que se llena de j¨®venes apenas anochece. Adem¨¢s de universitaria, la ciudad apuesta fuerte por la vanguardia. Su eje central, la Rue Nationale, est¨¢ recorrido por tranv¨ªas silenciosos y sin cables iguales a los de Orleans. Al cabo de esa calle impoluta, una abad¨ªa rom¨¢nica aloja un museo de oficios artesanos y justo enfrente acaba de inaugurarse un local puntero de arte moderno, el Centre de Cr¨¦ation Contemporaine Olivier Debr¨¦ (CCCOD). Siguiendo as¨ª el plan trazado de usar el arte actual como terapia de choque contra la tentaci¨®n de indolencia, algo que siempre favorece una abultada renta de patrimonio hist¨®rico. Y las aguas de un r¨ªo cada vez m¨¢s indolente.
Gu¨ªa: Asociaci¨®n Ch?teaux de la Loire (les-chateaux-de-la-loire.com) ¡ª FRAC Centre-Val de Loire (www.frac-centre.fr)?¡ª Oficina de turismo de Orleans (tourisme-orleans.com)?¡ª Fundaci¨®n de la Duda de Blois (fondationdudoute.fr)?¡ª Parque Leonardo da Vinci de Clos-Luc¨¦ (vinci-closluce.com).
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