Hospitalidad ¡®millennial¡¯ en Ibiza

Sa Palmera, Es Rep¨°s, S¡¯Ametller, Es Niu, Es Pi, Sa Savina, Es Ponent, Es Garrover, Es Pouet, Es Bosquet, Es Cirer, Es Taronger, Es Llimoner, Es Girasol, Lavanda, Ses Terrasses, Ses Roques, Buganvilia, S¡¯Olivera. Denominaciones de origen ibicencas para las 19 habitaciones que conforman esta agrupaci¨®n de casitas bajas en el coraz¨®n de la isla, meca de los hippies que aterrizaron en aluvi¨®n durante las d¨¦cadas de 1960 y 1970. A¨²n queda de esa ¨¦poca el sabor de los mercadillos de las Dalias y Punta Arab¨ª; el bar de Ca Anita, donde se elabora el famoso licor de hierbas ibicencas, y el br¨ªo pionero de Vicente Mar¨ª, que abri¨® en su possessi¨® familiar de 1800 uno de los primeros hoteles con encanto de Ibiza.

Can Curreu es un canto a la naturaleza y a los para¨ªsos perdidos del ser humano. Su propietario ha luchado durante a?os por mantener el esp¨ªritu libre del lugar, pese a las carencias de las instalaciones y la estacionalidad tur¨ªstica insular, hasta que las sucesivas reformas han acabado por convertirlo en un destino clave del nuevo lujo millennial, renuente a la ostentaci¨®n.

Can Curreu es tambi¨¦n un canto a la autenticidad, palpable en los muros orondos y descuadrados de la arquitectura original, en los bancos tallados a mano, en la viguer¨ªa de sabina y en el mobiliario importado de Lombok por la sorprendente similitud est¨¦tica de esta localidad balinesa con la pitiusa.

Evocaciones parecidas a las que despierta el peque?o spa, dise?ado como una cascada de sensaciones: hammam, duchas bitermales, pozo de agua fr¨ªa y tumbonas calefactadas.

Todos los dormitorios son diferentes en sus propuestas decorativas, con un espacio generoso (m¨¢s de 60 metros cuadrados) y equipamiento dom¨¦stico, cocina americana y chimenea incluidos en algunos. Quiz¨¢ menos favorecidos son los ba?os, alicatados con una vistosa azulejer¨ªa valenciana y techos tintados de colores vivos; no mantienen el mismo nivel de hospitalidad personalizada que el resto de las instalaciones.

Antes de que los gallos despierten a los trasnochadores, la piscina llama a un ba?o a solas con el paisaje circundante. A un lado, el pinar de la possessi¨® hotelera. Al fondo, la bah¨ªa de Santa Eulalia del R¨ªo.