Concierto alado en las marismas sevillanas
Tres espacios naturales al sur de la capital andaluza donde disfrutar observando aves en el curso bajo del Guadalquivir
"Tengo un p¨¢jaro en primavera?/ para m¨ª sola canta¡±, dej¨® escrito la gran Emily Dickinson, aunque lo cierto es que en primavera los p¨¢jaros no cantan para nosotros, sino para los otros p¨¢jaros. Efervescente y bulliciosa, es la estaci¨®n en la que muchas aves inician sus bellos ritos de cortejo y los consiguientes trabajos de nidificaci¨®n y cr¨ªa. En el entorno de Do?ana son muchas las que se instalan en las marismas para reproducirse, creando un hermoso paisaje visual ¡ªy sonoro¡ª ¨²nico en Europa. Que Do?ana (que abarca tierras de Sevilla, Huelva y C¨¢diz) es un para¨ªso para los p¨¢jaros es algo bien sabido; quiz¨¢ no lo sea tanto que el ecosistema de la marisma sevillana es tambi¨¦n rico en opciones para los que deseen iniciarse en el llamado turismo ornitol¨®gico, que no es m¨¢s que aventurarse, prism¨¢ticos y gu¨ªa en ristre, para avistar p¨¢jaros en parajes naturales.
Isla Mayor
Los alrededores de Isla Mayor (poblaci¨®n situada a unos 50 minutos de Sevilla) son excepcionalmente f¨¦rtiles para observar todo tipo de aves an¨¢tidas, lim¨ªcolas y rapaces. Sabedor de este potencial tur¨ªstico, el municipio ha decorado con llamativos murales estilo pop art muchos de sus edificios p¨²blicos e industriales. Pero la verdadera atracci¨®n son los terrenos destinados al cultivo del arroz, cuya topograf¨ªa fue espectacularmente llevada al cine por Alberto Rodr¨ªguez en La isla m¨ªnima (2014), y que despliegan una rara belleza, en especial en los amaneceres y atardeceres. El amante de los p¨¢jaros har¨¢ bien en madrugar y pasear por los caminos que rodean estos arrozales, donde buscan su alimento cada d¨ªa cig¨¹e?as blancas y negras, garzas imperiales y moritos.
Cerca de all¨ª, en el t¨¦rmino de La Puebla del R¨ªo, discurre uno de los ramales del paraje natural del Brazo del Este ¡ªuno de los antiguos brazos del r¨ªo Guadalquivir¡ª, que es tambi¨¦n un tesoro para el turismo ornitol¨®gico por la gran cantidad de especies que pueden observarse: garzas, ¨¢nades azul¨®n y rabudo, pato cuchara, cerceta pardilla, milano real, aguilucho lagunero, martinetes¡ Este cintur¨®n de vegetaci¨®n natural, adem¨¢s, acoge una de las mayores poblaciones de calamones de toda Europa, con su plumaje azul brillante y sus vistosos picos rojos.
Dehesa de Abajo
Por su parte, la reserva natural concertada Dehesa de Abajo es una interesante parada por la diversidad de sus m¨¢s de 600 hect¨¢reas: lagunas, canales, pinares y un acebuchal con caminos que pueden recorrerse a pie, en bicicleta o a caballo. Desde los observatorios que se ubican junto a la laguna ¡ªy siempre que se guarde el debido silencio¡ª, no es dif¨ªcil avistar flamencos, fumareles, zampullines, patos colorados, esp¨¢tulas y especies protegidas como la focha moruna y la cerceta pardilla. Adem¨¢s, por los pinares y pastizales en los que pastan caballos y vacas, sobrevuelan rapaces como milanos negros y reales, ratoneros y ¨¢guilas calzadas. La entrada a esta reserva, conocida por su enorme colonia de cr¨ªa de cig¨¹e?a blanca, es libre y gratuita, pero hay que pagar dos euros por dejar aparcado el veh¨ªculo en la entrada. Tambi¨¦n se ofrecen visitas guiadas (en grupos de un m¨ªnimo de 10 personas), cursos de ornitolog¨ªa, bot¨¢nica, herpetolog¨ªa y entomolog¨ªa, as¨ª como talleres de fotograf¨ªa y un restaurante con arroces t¨ªpicos de la zona.
Ca?ada de los P¨¢jaros
Y para los que pierdan la paciencia en los observatorios o est¨¦n ¨¢vidos de ver a¨²n m¨¢s especies, el lugar id¨®neo es la Ca?ada de los P¨¢jaros, una maravillosa reserva natural puesta en marcha hace unos 30 a?os por una pareja de entusiastas bi¨®logos que, con esfuerzo encomiable, transformaron una gravera abandonada en un humedal ¨²nico por su situaci¨®n estrat¨¦gica en plena ruta migratoria. En la actualidad, esta reserva acoge programas de educaci¨®n ambiental y recuperaci¨®n de avifauna, y destaca por sus proyectos de cr¨ªa en cautividad de especies amenazadas, como la focha cornuda (que estuvo a punto de extinguirse en Europa) o la grulla com¨²n (que hac¨ªa mucho que no anidaba en Do?ana y que ahora ha vuelto a hacerlo).
Lo que hace diferente a la Ca?ada de cualquier otro paraje de la zona es la posibilidad de admirar unas 200 especies de aves diferentes ¡ªalgunas de ellas ex¨®ticas¡ª y observar con m¨¢s profundidad su comportamiento. Entre garcillas, cercetas, malvas¨ªas, cig¨¹e?as, porrones, avocetas, flamencos y martinetes, el visitante asiste a un espect¨¢culo visual y sonoro que podr¨ªa ser el mejor sue?o de Burt Lancaster en El hombre de Alcatraz y la peor pesadilla de Tippi Hedren en Los p¨¢jaros. El enclave no es solo recomendable en primavera, sino durante todo el a?o, pues acoge aves en todos los momentos del ciclo migratorio. Para sus promotores, la mayor satisfacci¨®n es saber que hay algunas que vuelven cada a?o. Adem¨¢s, la Ca?ada cuenta con una casa rural de dos plantas con capacidad para entre dos y cuatro personas y con una taberna con vistas a la laguna.
Sara Mesa es autora del libro de relatos ¡®Mala letra¡¯ (Anagrama).
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