13 playas tan bellas como siempre
De Macarella, una de las calas m¨¢s deseadas de Menorca, a la tinerfe?a La Tejita, arenales salvados del ladrillo gracias al esfuerzo de vecinos y conservacionistas
Ninguno de estos arenales ha eludido el ladrillo por azar. Muy al contrario, su bell¨ªsima factura es deudora del esfuerzo de conservaci¨®n entre ciudadanos y asociaciones ecologistas en el transcurso de medio siglo. ¡°En las playas los peligros se van sustituyendo en el tiempo; es un asalto continuo por parte de piratas de distinto pelaje¡±, dice Pedro Costa Morata, polit¨®logo y gran experto del litoral. ?Cu¨¢l ser¨ªa el aspecto de estas playas si no hubieran resistido los intentos de ocupaci¨®n y explotaci¨®n? Todas piden, entre ba?o y paseo, un agradecimiento (y una reflexi¨®n).
Bello campo de dunas
El Espartal (Castrill¨®n, Asturias)
Que Asturias disfrute del espacio litoral mejor conservado de Espa?a en modo alguno ha permitido bajar los brazos a los defensores de la naturaleza. Menos a¨²n en esta cornisa de dunas de Salinas ¡ªuna de las escasas del Cant¨¢brico¡ª, con cimas de 15 metros de altura. Tras la erecci¨®n de las torres Gauz¨®n, le tocaba el turno a las monta?as de arena que se estiran hasta la r¨ªa de Avil¨¦s. Pero en el a?o 2000 se plant¨® all¨ª el Colectivo Ecologista de Avil¨¦s delante de las excavadoras, y seis a?os despu¨¦s El Espartal consegu¨ªa la catalogaci¨®n de monumento natural.
Hoy podemos solazarnos con su vegetaci¨®n asociada al campo de arena surcado por una pasarela que parte de las torres de apartamentos y que nos conduce a un mirador encaramado sobre la duna. Luego seguimos hasta el chiringuito Club de Mar y regresamos por la orilla observando los surfistas de, entre otras, la escuela El Pez Escorpi¨®n. A muchos de esos jinetes sobre olas los veremos despu¨¦s tomando pizzas artesanales y caipiri?as en el pub La Luna.
El tiempo detenido
La Galera (?guilas, Murcia)
Ser¨¢ por esta paz, este relajo del tiempo detenido. Las olas con su ruido apaciguador al romper en el chinorro (piedra menuda). La roca otorgando personalidad est¨¦tica. O la feliz ausencia de infraestructuras. La Galera se percibe con una sensaci¨®n cercana a la estupefacci¨®n pese a la cercan¨ªa de la agricultura intensiva, en una Marina de Cope doblemente salvada por las organizaciones ecologistas murcianas: al impedir la central nuclear en 1973 (con la ayuda del actor Paco Rabal); y conseguir la sentencia del Tribunal Constitucional de 2012 que impidi¨® la superurbanizaci¨®n de la zona.
Tomar como referencia el restaurante El Pocico (968 41 92 40), donde probar la ensalada de pulpo y el gallopedro. De aqu¨ª parte el camino asfaltado de El Cantar, y a 2,4 kil¨®metros, en un ¨¢ngulo recto de izquierdas, tomar la pista de la derecha.
Pasarelas al descanso
Ahuir (Gand¨ªa, Valencia)
El flamante Plan de Acci¨®n Territorial de la Infraestructura Verde Litoral (Pativel) ha venido para proteger los escasos tramos de costa inalterada en la Comunidad Valenciana. A este plan se adhiri¨® en mayo la playa de l¡¯Ahuir. En el caso de la playa de la antigua dehesa de La Safor, las protestas fueron determinantes, tras hacerse p¨²blico en 2014 el concurso de ideas para urbanizarla. A la campa?a Salvem L¡¯Ahuir debemos la salvaguarda de estos dos kil¨®metros salvajes con pasarelas, y dunas en proceso de regeneraci¨®n. Dispone de un sector para perros, cerca de los hoteles, y otro naturista. Solo hay un acceso rodado, angosto, en la parte central. Lo cierto es que una jornada de agosto en l¡¯Ahuir se vive como el mayor milagro del Levante.
De todo menos aburrida
El Palmar (Vejer de la Frontera, C¨¢diz)
Si hay una playa maravillosa en la que el verbo defender se conjugue en presente, esa es El Palmar. La recesi¨®n le hizo mucho bien, al paralizarse en la zona virgen un proyecto hotelero, aunque persiste la amenaza y los esfuerzos de la plataforma Salvar El Palmar por preservarla.
Pese a la saturaci¨®n, carecer de agua corriente y alcantarillado, pocos son los que renuncian a la veintena de chiringuitos; a su gastronom¨ªa y a sus atardeceres, que siempre crearon leyenda. Aparte de la terraza de zumos y mojitos, en La Torre se degusta el arroz sentados en columpios. Siguen los conciertos en el Gran Baba y la semana pasada reabri¨® El Dorado para pasar un rato divertido.
Al para¨ªso en autob¨²s
Macarella (Ciudadela, Menorca)
Parece que han pasado siglos. Corr¨ªa el a?o 1978 cuando los activistas de la Coordinadora en Defensa del Territorio ¡ªalentada por el Grupo Ornitol¨®gico Balear (GOB)¡ª se manifestaban bajo la pancarta No a la urbanitzaci¨® de Macarella a ra¨ªz de uno de los muchos intentos de construcci¨®n. ?Consecuencia? Mantener pura una de las calas ic¨®nicas del Mediterr¨¢neo occidental; protegida por el Plan Territorial Insular de 2003 y por la Red Natura 2000. Zona privilegiada tanto por las encinas y los pinos que se abaten sobre aguas de coloraciones turquesas como por su arena blanca. Este a?o el acceso se realiza en autob¨²s ¡ªcada 20 minutos en agosto¡ª entre Ciudadela y Macarella. Los billetes se pueden comprar online (bus2macarella.com).
Refer¨¦ndum de salvaci¨®n
Castell (Palam¨®s, Girona)
?Qu¨¦ estampa luc¨ªa la Costa Brava hace cinco d¨¦cadas? Como representaci¨®n nos queda el espacio de inter¨¦s natural Castell-Cap Roig, que incluye uno de los escasos arenales gerundenses de cierto porte que logr¨® esquivar el boom inmobiliario. El destino de estos ventosos 375 metros de arena de gran calidad, junto a los campos de cultivo de la trasplaya, se dirimi¨® en 1994 merced a una consulta popular que depar¨® el indulto urban¨ªstico para Castell con el 69,81% de los votos. Los vecinos antepusieron preservar a los beneficios econ¨®micos de construir.
En agosto hay que madrugar para poder aparcar (5 euros al d¨ªa); en cuanto se llena el aparcamiento se corta el acceso por la C-31. Una alternativa es dejar el coche en la playa de La Fosca y tomar el camino de ronda (40 minutos) hasta Castell y su poblado ib¨¦rico.
Virginidad playera
Veneguera (Mog¨¢n, Gran Canaria)
Al pasar por el urbanizad¨ªsimo enclave de Puerto Rico (Mog¨¢n), la analog¨ªa est¨¢ servida: as¨ª hubiera acabado el barranco de Veneguera de no ser por la alerta que puso en jaque a Gran Canaria a mediados de los a?os ochenta; eso s¨ª, el movimiento ecologista canario no logr¨® su objetivo salv¨ªfico hasta que Veneguera no fue agregado en 2003 al parque rural del Nublo.
En cuanto tomamos la pista de tierra de casi 10 kil¨®metros (?qu¨¦ largos se hacen!) se observan cardoneras descomunales y una relevancia agr¨ªcola de mangueros, aguacateros y plataneras en una de las costas con mayor insolaci¨®n de la Uni¨®n Europea. Bajar con agua y comida; la orilla es pedregosa (mejor ir en bajamar) y abierta al Atl¨¢ntico, por lo que hay que desconfiar de las corrientes. Muchos extranjeros han adoptado esta playa como propia. El barranco lo domina el asador Las Ca?adas, especializado en carne de cabra.
A renaturalizar
Algarrobico (Carboneras, Almer¨ªa)
Condenado a su demolici¨®n por varias sentencias firmes (falta decidir qui¨¦n la paga), este hotel a medio construir y paralizado en 2006, esta met¨¢fora de la explotaci¨®n del territorio ejerce de reclamo tur¨ªstico en el parque natural de Cabo de Gata-N¨ªjar. Hay un placer indiscutible en autorretratarse para el d¨ªa en que desaparezca este monstruo de antenas que son gr¨²as, denunciado insistentemente por Greenpeace y Ecologistas en Acci¨®n. A su vera se escuchan olas y p¨¢jaros, as¨ª como un silencio atronador. Hasta que la demolici¨®n renaturalice el Algarrobico, podemos gozar de esta dilatada playa donde en agosto siempre hay espacio para tender la toalla; el tramo cercano a Moj¨¢car lo ocupan ba?istas sin nada que ocultar.
Joya de la biodiversidad
Es Trenc (Campos, Mallorca)
Todos desean alguna vez en Mallorca darse un garbeo por su gran playa cerrada a la especulaci¨®n. Un paseo junto al nacarado sistema de dunas, muy del gusto naturista. La lucha por mantener a salvo este arenal ¡ª?liderada por el Grupo Ornitol¨®gico Balear (GOB)¡ª tuvo su recompensa en 2017 con la aprobaci¨®n del parque natural de Es Trenc-Es Salobrar de Campos.
Salvem Es Trenc comenz¨® su campa?a en los a?os ochenta a ra¨ªz de la urbanizaci¨®n de Ses Covetes, cuyos 13 edificios fueron derribados en 2012. Una cadena humana fue la haza?a memorable con la que se protegi¨® poco despu¨¦s Es Trenc de un complejo hotelero en Sa R¨¤pita. Hoy la amenaza es de signo bien distinto: el mar se ve incapaz de generar los sedimentos necesarios que compensen los 30 gramos de arena que se calcula que cada ba?ista se lleva sin darse cuenta en la piel y las toallas. No olvidar surtirse en Flor de Sal d¡¯Es Trenc para un souvenir delicioso.
Catedral de viento y agua
Valdevaqueros (Tarifa, C¨¢diz)
La l¨ªnea costera del parque natural del Estrecho traza una curva excelsa entre la duna de Punta Paloma y la desembocadura del r¨ªo del Valle, entre aguazales ricos en avifauna y h¨¢bitat de un pez end¨¦mico, el salinete. A la campa?a ciudadana Salvemos Valdevaqueros y a la demanda interpuesta a trav¨¦s de Ecologistas en Acci¨®n se debe que la ensenada no se presente alicatada con 740.000 metros cuadrados de complejo urban¨ªstico. No fue hasta hace cinco meses que el Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa anul¨® el plan parcial.
El baile de las cometas de kite hipnotiza como los ojos de una serpiente y el avistamiento del paisaje nos acerca el Estrecho y a su costa africana. Saborear un mojito de sand¨ªa en el Tumbao o una hamburguesa de retinto en el Tangana son opciones para repasar la sostenibilidad del enclave: el nulo transporte p¨²blico, las extracciones en la duna, la desorganizaci¨®n. ?Morir¨¢ de ¨¦xito Valdevaqueros?
Crep¨²sculo de mil matices
Cala d¡¯Hort (San Jos¨¦, Ibiza)
Con el lema Salvem Cala d¡¯Hort se empapel¨® toda Ibiza a finales de la d¨¦cada de 1990. Algunos ecologistas llegaron a encadenarse a las palas mec¨¢nicas que iban a preparar el solar que iba a albergar un campo de golf y un hotel. El proyecto fue vetado y en 2002 se declar¨® la playa parque natural.
Este a?o se ha prohibido el alquiler de lanchas neum¨¢ticas, pero siguen gozando de fama las paellas del restaurante El Carmen y los pescados y mariscos de Es Boldad¨®. Y por supuesto los crep¨²sculos con luces de mil matices tras el islote de Es Vedr¨¤, c¨®nico y misterioso.
Utop¨ªa realizada
Oyambre (Vald¨¢liga / San Vicente de la Barquera, Cantabria)
Primero, manifestaciones y batallas legales; luego, la declaraci¨®n como paraje natural. Esta secuencia en el tiempo, tan repetida hasta la saciedad en muchas playas espa?olas, se evidencia a las claras en las dunas, acantilados, bosques y r¨ªa de Oyambre. A mediados de la d¨¦cada de 1980 asociaciones conservacionistas, Arca entre ellas, no permanecieron ajenas a los intentos de urbanizaci¨®n y plantearon la defensa de Oyambre, con la dificultad a?adida de eliminar el campo de golf emplazado sobre el sistema de dunas, al tratarse de un recinto inaugurado en 1924 por Alfonso XIII. Con la declaraci¨®n como parque natural en 1988 se garantiz¨® la permanencia de este portento de arenal en el que ba?arse solo cuando ondeen las banderas verdes. El pasado mes de junio, Oyambre recuper¨®, junto a un nuevo aparcamiento, el monumento que recuerda el aterrizaje forzoso del P¨¢jaro amarillo en 1929, que convirti¨® esta playa en el destino fortuito del primer vuelo transatl¨¢ntico entre EE?UU y Espa?a (un documental de 2012 dirigido por Juan Molina relata la historia).
Emblema del Sur ti?erfe?o
La Tejita (Granadilla de Abona, Tenerife)
Salvar La Tejita es el grito ante el inminente alzamiento de un complejo hotelero en los aleda?os de uno de esos paisajes de alto valor medioambiental a los que recurren los folletos tur¨ªsticos de Tenerife. Detr¨¢s vemos la parcela vallada. ¡°Ning¨²n ente p¨²blico la compr¨® hace a?os, cuando costaba dos duros¡±, nos comenta un usuario. En raz¨®n a los vertidos que soporta, Ecologistas en Acci¨®n enarbol¨® en La Tejita su bandera negra y Greenpeace la cerr¨® simb¨®licamente este mes de agosto.
Al ser una zona recorrida encarnizadamente por los alisios, lo suyo es visitarla por los extremos. A los pies de la monta?a Roja, declarada reserva natural especial, se acuesta una caleta nudista (en la primera foto de este reportaje); justo al lado contrario, en la cala del Chinchorro, nos espera, tambi¨¦n a sotavento, el chiringuito Pirata, abonado al buen rollito de Cristo Manuel Gonz¨¢lez.
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