Los Ba?os del Carmen de M¨¢laga, recuerdos de una vida nunca vivida
Construido hace un siglo, el balneario al este de la ciudad evoca en d¨ªas tranquilos el encanto de un pasado glamuroso
Hasta hace relativamente poco tiempo pasaba una cosa rara con los Ba?os del Carmen de M¨¢laga. El que llegaba por primera vez, daba igual la hora del d¨ªa que fuese, siempre ten¨ªa la sensaci¨®n de haber descubierto un gran sitio, un rinc¨®n secreto entre un mont¨®n de hojarasca, algo ins¨®lito, inesperado. Un lugar decadente, con restos de columnas neocl¨¢sicas junto al Mediterr¨¢neo, y ese olor a viejas rocas ba?adas en aguas salinas, restos del monte de San Telmo, dinamitado para llevar a cabo la ampliaci¨®n del puerto malague?o. Sobre esas ruinas se construy¨® el balneario a partir de 1918.
El salitre fue poco a poco carcomiendo y oxidando su glamour pero lo revisti¨® de autenticidad y solera, le dio sabor. Un espacio abierto, a la intemperie, donde uno puede elegir una mesa a la que llega la salpicadura de la ola u otra a la que no. E imaginar, entre comidas y bebidas, una vida de ma?anas de sol con ropas blancas vaporosas, sombreros ligeros y sombrillas; tardes de tenis y festivales ben¨¦ficos; y noches de bailes, c¨®cteles dulces, y besos furtivos en la alegre y min¨²scula playa que pr¨¢cticamente lo decora. Recuerdos de una vida feliz nunca vivida.
As¨ª era hasta que llegaron las bodas, los bautizos, las comuniones y las despedidas de soltera/o. Todas a la vez, concesi¨®n tras concesi¨®n. El nuevo Balneario, como se conoce este lugar ubicado a mitad de camino del paseo mar¨ªtimo que une la ciudad con la zona Este del popular barrio de Pedregalejo, no es aconsejable los fines de semana, ni los d¨ªas festivos, menos a¨²n en hora punta. Pero no deja de ser un sitio para descubrir cualquier otro d¨ªa de la semana, a cualquier hora, en cualquier ¨¦poca del a?o, al amanecer o al atardecer. Toda una experiencia de ocio sensorial que cumple cien a?os. Esperemos que la rehabilitaci¨®n prevista no termine con su encanto.
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