Siete casas maravillosas con firma de mujer
De la m¨ªtica residencia de Ray y Charles Eames, en California, al famoso estudio de Alvar Aalto en Helsinki, del que fue coatura su mujer Aino Marsio
Hubo un tiempo en que la ortodoxia patriarcal lo ten¨ªa muy claro: las mujeres eran perfectas amas de casa, pero nunca las amas de sus casas. Seres encargados de velar por el sagrado hogar que los hombres, constructores, dise?aban generosamente para su comodidad. Y salvo escasas excepciones, as¨ª fue hasta bien entrado el siglo XIX, cuando en los pa¨ªses escandinavos las primeras arquitectas oficiales de la historia pasaron de tuteladas a tituladas. Desde entonces, y durante todo el siglo XX, por todo el mundo, muchas arquitectas le han dado varias vueltas de tuerca a la ?o?a asociaci¨®n de lo femenino y lo hogare?o: no solo poseyendo casas o proyect¨¢ndolas para otros, sino construy¨¦ndose las suyas, seg¨²n sus ambiciones y necesidades. Algunas son ya m¨ªticas, pero la firma femenina de otras a¨²n tiene que recordarse. Y quedan todav¨ªa muchas escondidas. De Brasil a Finlandia y de California a Londres, merece la pena viajar para visitar estas residencias y ver las muchas formas en que una arquitecta mide su talento haci¨¦ndose un lugar a su medida.
01 Casa Eames (Los ?ngeles)
Los Eames son la pareja m¨¢s paradigm¨¢tica y reconocible de la arquitectura del siglo XX (y eso que los arquitectos suelen ir a pares). Ray y Charles dise?aron esta m¨ªtica casa-caso de estudio n? 8 en 1945, en Los ?ngeles (EE UU), y vivieron y trabajaron en ella desde su construcci¨®n, en 1949, hasta su muerte (Charles muere en 1978 y Ray en 1988). Es una residencia v¨ªvida, luminosa, hospitalaria. El matrimonio la describi¨® como una casa ¡°espont¨¢nea¡±. Todo parece encontrar su sitio y su forma con naturalidad y desenvoltura: los altos techos y ventanales, el mobiliario y el jard¨ªn desahogado con el Pac¨ªfico a sus pies. Cada peque?o objeto son variaciones por la v¨ªa del ejemplo de esa relaci¨®n entre el buen anfitri¨®n y su hu¨¦sped a la que, seg¨²n ellos, deb¨ªa aspirar todo arquitecto. Hoy es la sede de la Fundaci¨®n Charles y Ray Eames, y parada obligada de cualquier tour de arquitectura por California. Entrada: 8,60 euros la visita exterior y a partir de 236 la interior (es necesario reservar).
02 Dorich House (Londres)
Desconocida incluso para londinenses avezados, uno de los secretos mejor guardados de la capital brit¨¢nica es la casa-museo de la escultora y pintora Dora Gordine, de ascendencia jud¨ªa y nacida en 1895 en Letonia. Est¨¢ a un salto de ciervo del parque Richmond, en el suroeste de Londres. Ella la proyect¨® como casa, estudio y galer¨ªa de sus obras en 1936 y vivi¨® all¨ª con su marido, Richard Hare, un estudioso de la cultura rusa. Por fuera parece un extra?o castillo de ladrillo rojo. Por dentro, sus amplias claraboyas, sus ventanas semicirculares y sus espacios di¨¢fanos muestran la voluntad de una artista total que construy¨® su hogar sin concesiones a lo convencional y siendo muy consciente de sus prioritarias necesidades profesionales. Los dos primeros pisos sirvieron como estudio para el modelado, el trabajo en yeso y la exposici¨®n de obras ya terminadas. El tercero, al que se llega por unas estrechas escaleras, acog¨ªa la vivienda propiamente dicha, luminosa, no muy grande, con su colecci¨®n y llena de arte ruso. Si hace buen tiempo, la azotea descubierta ofrece vistas fabulosas del jard¨ªn y del parque Richmond, con sus ciervos y los recuerdos de otra vecina ilustre, la escritora Virginia Woolf. Tras la muerte de Gordine en 1991, la Universidad de Kingston transform¨® la casa en un museo dedicado a su memoria y enfocado a promocionar y difundir el trabajo de otras creadoras. Entrada: 5,50 euros.
03? Villa E-1027 (Roquebrune-Cap-Martin)
La dise?adora Eileen Gray (1878-1976) ide¨® junto a su compa?ero Jean Badovici esta m¨ªtica casa para sus vacaciones en la Costa Azul francesa, al lado del mar. Destila la joie de vivre de los felices a?os veinte: cubos blancos, entoldados frescos, mucho sol y espacio bien aprovechado. El mobiliario es funcional y encastrado, casi n¨¢utico, porque Gray cre¨ªa que ¡°todos en las casas deben vivir libres e independientes¡±. Libertad de la que abus¨® durante sus visitas entre 1937 y 1939 su invitado Le Corbusier, que tuvo la idea de pintar un fresco entero en uno de los muros n¨ªveos del sal¨®n en ausencia de la due?a y anfitriona: un desenfreno art¨ªstico que Gray no pidi¨® ni necesitaba y que le cost¨® perdonar. Solo se puede visitar (entrada, 18 euros) bajo reserva previa.
04 A Casa de Vidro (S?o Paulo)
Durante el siglo XX, la casa transparente fue una prueba de maestr¨ªa y ejercicio de estilo ensayado por casi todos los grandes arquitectos del movimiento moderno. La italo-brasile?a Lina Bo Bardi no quiso ser menos: en Morumb¨ª, entonces las afueras de S?o Paulo y hoy un ajardinado barrio de ricos, construy¨® en 1950 para ella y su marido, reci¨¦n llegados de su Italia natal, su primera obra en Brasil. Desde entonces, su reputaci¨®n escal¨® puestos hasta la cima de la arquitectura del XX, con obras como el fundamental Museo de Arte de S?o Paulo y el centro cultural SESC Pomp¨¦ia. Visitada a menudo por artistas y arquitectos de todo el mundo, sus muros de vidrio sirvieron de escaparate de la deslumbrante modernidad brasile?a. Sigue siendo parada obligatoria para los amantes de la arquitectura de paso por el pa¨ªs, por sus fin¨ªsimos pilotis, los vol¨²menes a¨¦reos, su juego de luces y sombras y espacios intermedios entre el gran jard¨ªn-bosque plantado por ella misma y los interiores abarrotados de libros, arte colonial y objetos de las culturas prehisp¨¢nicas que reuni¨® durante 40 a?os. Hoy es la sede del Instituto Bo Bardi.
05 Casa O¡¯Keeffe (Abiqui¨²)
La casa y estudio de la pintora Georgia O¡¯Keeffe (1887-1986) en el pueblo estadounidense de Abiqui¨² es uno de los hitos de cualquier visita a Santa Fe (Nuevo M¨¦xico) e indispensable para conocer bien su obra. Era un inmenso y semiderruido conjunto de casas de ¨¦poca colonial espa?ola, y a partir de 1945 fue restaurando y redise?ando su laberinto de patios, aljibes y cubos de adobe con la ayuda de su amiga Maria Chabot. El paisaje lunar, la casa y las pinturas se entreveran hasta formar una especie de obra de arte total. Entrada: a partir de 38 euros.
06 Casa Samambaia (Petr¨®polis)
Obra maestra de la arquitectura brasile?a del siglo XX, fue dise?ada en la d¨¦cada de 1950 por la autodidacta Lota Macedo Soares (1910 -1967; ide¨® el gran parque do Flamengo de R¨ªo de Janeiro), aunque firmada por un joven S¨¦rgio Bernardes. Colgada entre los pe?ascos y cascadas de la sierra dos Orgaos, a una hora de R¨ªo, fue escenario de la gran historia de amor que mantuvo durante 15 a?os con Elizabeth Bishop. Lota, mujer de vanguardismo inflexible, le construy¨® un estudio en el jard¨ªn. Y la poeta le devolvi¨® el regalo escribiendo sobre la casa algunos de sus mejores versos.
Vol¨²menes rectos atemperados por la profusi¨®n de flores y ¨¢rboles, espacios di¨¢fanos abiertos al paisaje, techos inclinados de uralita, mesas y bancos de obra en el jard¨ªn. Aparte de una piscina moderna que sustituye al torrente represado con rocas que les serv¨ªa de ba?era natural, la casa se conserva bien, pero es privada y hay que empe?arse para poder visitarla.
07 Casa Aalto (Helsinki)
El estudio de Alvar Aalto ha ganado premios y justa fama, pero conviene recordar que Aino Marsio (1894-1949), su mujer y socia, fue la coautora de la casa que tambi¨¦n les sirvi¨® de oficina desde 1936. Compraron una parcela en lo que entonces eran las afueras de la capital finlandesa, Helsinki, y proyectaron a cuatro manos todos sus detalles, desde la planta general y los vol¨²menes que delimitan claramente las funciones dom¨¦sticas y las profesionales hasta muebles que luego comercializar¨ªan bajo la marca Artek, emblema del dise?o escandinavo. L¨ªneas suaves, revestimientos de madera c¨¢lida y luminosidad interior contrastan con los ¨¢ngulos rectos y la severidad aparente de las fachadas, que solo se suavizan con enredaderas y un sendero serpenteante de losas de piedra que conduce hasta la entrada. En su interior se respira un ambiente dom¨¦stico pr¨¢ctico y acogedor, pensado para facilitar el ocio y el trabajo c¨®mplice de sus due?os. Entrada: 18 euros.
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