Bailando con La Catrina en M¨¦xico
Inmortalizada por Diego Rivera, do?a huesos es la gran protagonista del D¨ªa de Todos los Santos en ciudades y pueblos mexicanos (y m¨¢s all¨¢)
El ser humano vive, desde que tiene consciencia de su propia existencia, buscando esperanzas, indagando en su historia en busca de pretextos que le proporcionen abrigo para cobijarse del castigo de sus miedos. Y entre todos ellos, entre los temores m¨¢s afilados est¨¢ el de la muerte, sin duda el arma que m¨¢s profundo hiere nuestro espanto y la m¨¢s utilizada por quienes, aprovech¨¢ndose de esa debilidad humana, han querido hacerse con las voluntades de los dem¨¢s, desde que el tiempo es tiempo.
Oaxaca, Morelia, Cholula y muchas otras localidades se llenan de camelias amarillas y fiesta
Los s¨ªmbolos cobran la fuerza de lo que representan y por eso, si contemplamos la imagen t¨¦trica de una calavera, inmediatamente, nos abordar¨¢ la idea del fin, de la conclusi¨®n final e inevitable o del peligro. El ser, despojado de la carne que le humaniz¨®, pasa a ser recuerdo, pasado, se convierte en la calavera que evidencia lo ef¨ªmero de nuestra presencia en este mundo. Y como las ideas necesitan de sus representaciones para hacerse valer, la presencia de la idea de la muerte la garantiza la imagen del cr¨¢neo pelado y huesudo. Pero, mira t¨² por d¨®nde, la capacidad que tenemos de ironizar, la facultad de forzar la realidad hasta llegar a darle otra vuelta de tuerca y la posibilidad de usarla como instrumento para alejar lo que nos mortifica, se hace visible en M¨¦xico, la tierra donde, contra todo pron¨®stico, la calavera se convierte en la imagen que se mofa del temor m¨¢s ¨ªntimo de hombres y mujeres, convirti¨¦ndose as¨ª en una herramienta cotidiana que glorifica la vida. La Catrina, como se denomina en M¨¦xico la calavera, se multiplica como ser prol¨ªfico por todos los rincones, habi¨¦ndose convertido desde hace tiempo en objeto de culto para dise?adores, sirviendo de modelo para pintores o motivo de ornamento predilecto para quienes esculpen figuras de porcelana, que luego se venden como adornos en las muebler¨ªas y tiendas de decoraci¨®n. Se ven por doquier esas ins¨®litas im¨¢genes de calaveras a las que se ha despojado, a golpe de color, de lo que pudieran tener de espeluznantes y que ahora lucen, divertidas, tanto en las camisetas que se venden en las tiendas de ropa o de souvenirs, como trazadas con tinta sobre la piel de j¨®venes que se las tat¨²an queriendo hacerle un gui?o burl¨®n al destino irreparable.
El D¨ªa de los Muertos la calavera es, especialmente, un motivo predilecto en M¨¦xico, como por otro lado es natural, pero ya lo es tambi¨¦n en otros muchos pa¨ªses, porque los gustos vuelan de all¨¢ para ac¨¢ y de ac¨¢ para all¨¢ y no se les puede poner fronteras ni altas e intraspasables vallas como a los seres humanos.
Se ha convertido en objeto de culto para los dise?adores y las calaveras lucen en camisetas y 'souvenirs'
Primero se la conoci¨® en el propio M¨¦xico como Calavera Garbancera y su creador fue un caricaturista e ilustrador llamado Jos¨¦ Guadalupe Posada, que las dibujaba con la intenci¨®n de representar a las mujeres humildes que quer¨ªan aparentar lo que no eran y lucir como las damas de la alta sociedad. Lo de Garbancera se le asign¨® porque garbanceros se denominaba a aquellos ind¨ªgenas que vend¨ªan garbanzos y otras semillas en vez de ma¨ªz y frijoles, aunque tambi¨¦n se utilizaba el t¨¦rmino para designar a aquellos que negaban sus ra¨ªces aut¨®ctonas, crey¨¦ndose espa?oles. Pero fue m¨¢s tarde, a mediados del siglo XX, cuando el eterno Diego Rivera la bautiz¨® como Catrina y la honr¨®, inmortaliz¨¢ndola en su famoso cuadro mural titulado Sue?o de una tarde dominical en la Alameda Central (1947). All¨ª, luce ella en primer plano con la indumentaria con la que se eterniz¨®, como una desgarbada, sonriente y sombr¨ªa damisela, adornada con su estola de plumas y emperifollada con su sombrero, igualmente emplumado, posando junto a su primer creador, Guadalupe Posada, y a la gran Frida Kahlo, con cuya imagen ha de compartir notoriedad y popularidad en tiendas, cuadros, postales, recuerdos y corazones.
Alegres cementerios
El D¨ªa de Muertos es una de las fiestas m¨¢s representativas de la cultura mexicana, declarada patrimonio inmaterial por la Unesco en 2003. Arranca el 31 de octubre (cuando regresan del m¨¢s all¨¢ las almas de los ni?os), contin¨²a el 1 de noviembre (el turno de los adultos) y concluye en la madrugada del 2 de noviembre, cuando los muertos se despiden de los vivos hasta el a?o siguiente. En Oaxaca, Morelia, Aguascalientes, Los Mochis, Cholula, Real de Catorce, Malinalco, P¨¢tzcuaro, Mixquic o Cuetzal¨¢n, las calles se llenan del perfume y amarillo intenso del cempas¨²chil, la flor de los muertos, una variedad de camelia que se utiliza para ?adornar los altares de difuntos y las l¨¢pidas de los cementerios, a los que se acude con ¨¢nimo festivo y ofrendas de calaveras de az¨²car, velas, flores, pan de muerto, papel de colores y cuencos con agua para las almas sedientas. Desde 2015, en Ciudad de M¨¦xico se celebra adem¨¢s un desfile multitudinario. Isidoro Merino
Su nombre surgi¨® de la feminizaci¨®n de El Catr¨ªn, un personaje larguirucho, vestido de forma elegante con pantal¨®n a rayas, con bomb¨ªn y bast¨®n, que era como se engalanaban los hombres de clase social alta a quienes gustaba presumir y exhibirse, mientras paseaban por las calles del centro hist¨®rico de la Ciudad de M¨¦xico. Nos hemos trasladado a la ¨¦poca de la presidencia de Porfirio D¨ªaz, oscuros tiempos de cuando los militares manten¨ªan las voluntades bajo su control. Era poco antes de que asomara el siglo XX con sus aires revolucionarios. Tan populares se hicieron los vanidosos se?ores que hasta su imagen lleg¨® a formar parte de un juego de cartas muy popular en M¨¦xico al que se denominaba Loter¨ªa y cuyas cartas representaban los diferentes ¨¢mbitos de la cultura popular del pa¨ªs.
En el grado de celebridad que La Catrina mexicana ha alcanzado en el mundo entero, convirti¨¦ndose en un s¨ªmbolo y en imagen reproducida con insistencia en todos los lugares, ha influido, sin duda, la gran cantidad de mexicanos que dejaron sus hogares, sus casas y su destino marcado por la precariedad y los peligros, llev¨¢ndose consigo tradiciones, usos y costumbres.
As¨ª, de M¨¦xico para el mundo, vino esa descarnada cabeza con gesto sarc¨¢stico y socarr¨®n, que nos sonr¨ªe obligatoriamente, record¨¢ndonos lo que su primer creador, Jos¨¦ Guadalupe Posada, dec¨ªa: ¡°La muerte es democr¨¢tica, ya que a fin de cuentas, g¨¹era, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera¡±.
Juan Luis Cano es periodista, escritor y humorista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.