Teruel, entre torres mud¨¦jares e historias de amor
De la plaza del Torico al mausoleo de los famosos amantes y la gran escalinata, un paseo entre casas modernistas y bares de jam¨®n por la ciudad aragonesa
Hace casi dos d¨¦cadas una plataforma ciudadana lanz¨® un eslogan tan potente que a¨²n hoy es una coletilla que sigue al nombre de Teruel. Y aunque no han conseguido todas sus reivindicaciones (es de las pocas capitales de provincia sin conexi¨®n directa v¨ªa tren con Madrid, por ejemplo), Teruel existe por muchos motivos. Situado sobre una muela a unos 900 metros de altitud, merece una visita por su arquitectura mud¨¦jar, sus casas modernistas, por ser lugar de tr¨¢gicas historias de amor y por su jam¨®n.
10.00 La arquitectura de Mongui¨®
Una buena manera de tomar el pulso a una ciudad que adquiri¨® su esplendor en tiempos de conquistas es empezar el d¨ªa en la triangular plaza de Carlos Castel. Todos la llaman la plaza del Torico (1), por el peque?o animal de bronce macizo ¡ªpesa 55 kilos¡ª que corona una fuente del siglo XIX. Epicentro de la localidad aragonesa, se puede desayunar en alguna de sus m¨²ltiples terrazas o, si se es goloso, probar el chocolate a la taza o la trenza mud¨¦jar de la confiter¨ªa Mu?oz, fundada en 1855 y una de las tiendas m¨¢s antiguas de Teruel. Aqu¨ª tambi¨¦n se encuentra la casa El Torico, construcci¨®n modernista de 1912 del arquitecto Pablo Mongui¨®. Su tono azulado y las elaboradas forjas de los balcones firmadas por Mat¨ªas Abad destacan junto a otra de las obras modernistas que dej¨® el tarraconense en la ciudad, la casa La Madrile?a. La plaza tambi¨¦n se visita bajo tierra: se puede entrar en los aljibes medievales que abastecieron de agua la ciudad.
11.00 Pinturas isl¨¢micas en la catedral
A cinco minutos a pie se llega a la torre de San Pedro (2), una construcci¨®n de mediados del siglo XIII que hac¨ªa las veces de puerta, puesto de vigilancia y campanario. Decorada con unas caracter¨ªsticas cer¨¢micas vidriadas de color verde, es el ejemplo m¨¢s sobrio y antiguo del mud¨¦jar turolense. Al lado est¨¢ la iglesia de San Pedro (calle de Hartzenbusch, 7). Aqu¨ª se encontraron las momias, en 1555, de los amantes de Teruel, protagonistas de la versi¨®n espa?ola de Romeo y Julieta, cuya historia se recrea cada febrero atrayendo a centenares de visitantes. En el Mausoleo de los Amantes (3), la escultura de m¨¢rmol de Juan de ?valos bajo la que reposan los restos de Diego e Isabel precede la entrada al colorido templo y su claustro. Merece la pena subir los 76 escalones de la torre y pasear por el ¨¢ndito exterior que rodea la iglesia.
Siguiendo el orden cronol¨®gico de las cuatro torres mud¨¦jares, toca visitar la catedral (4). Antes, un peque?o desv¨ªo para admirar la modernista Casa Ferr¨¢n (5), primera obra de Mongui¨® en la ciudad, encajada entre las angostas calles de El Salvador, del Pozo y Nueva. Ya en la catedral, ejemplo de la arquitectura g¨®tico-mud¨¦jar, impresiona su torre de 35 metros, la trabajada portada sur ¡ªtambi¨¦n de Mongui¨®¡ª y las elaboradas pinturas de influencia isl¨¢mica en la techumbre de madera de la nave central.
13.30 Sabor aut¨®ctono
Cerca de la catedral est¨¢ el convento de Santa Teresa. Aqu¨ª se resguardaron las momias de los amantes de Teruel mientras la ciudad padec¨ªa una de las batallas m¨¢s cruentas de la Guerra Civil. A estas alturas del d¨ªa y con la mente puesta en un buen plato de jam¨®n, a pocos metros espera Rokelin?(6) (Ram¨®n y Cajal, 7), una opci¨®n para degustar el jam¨®n de Teruel y que luego lleva a m¨¢s de uno hasta su tienda (San Juan, 17) para comprar este sabroso manjar ¡ªel primer jam¨®n espa?ol en conseguir denominaci¨®n de origen, en 1984¡ª y otros productos de la zona. Buenas opciones para comer en el centro hist¨®rico son Yain (7), con una carta refinada, y el cercano asador La Vaquilla (8) (Juder¨ªa, 3), m¨¢s econ¨®mico, donde se puede probar el cerdo o el cordero, protagonistas de la gastronom¨ªa turolense.
15.00 Los pretendientes de Zoraida
Cuenta la leyenda que en el siglo XIV dos artesanos mud¨¦jares (musulmanes que se quedaron en territorio reconquistado pero manten¨ªan su fe) se disputaron el amor de Zoraida construyendo cada uno una torre. Seg¨²n dispuso el padre de la joven, quien hiciera la m¨¢s bella se casar¨ªa con ella. Confiado en su maestr¨ªa, Omar, responsable de la de San Mart¨ªn (9) (San Mart¨ªn, 1), la desvel¨® primero para descubrir en ese instante que estaba ligeramente inclinada. Ante tal humillaci¨®n, cuentan que subi¨® sus 40 metros de altura y se arroj¨® al vac¨ªo. Al poco tiempo, Abdal¨¢ termin¨® la torre de El Salvador (10), una construcci¨®n de exuberante belleza que le vali¨® casarse con Zoraida. Hoy esta ¨²ltima es un centro de interpretaci¨®n del arte mud¨¦jar turolense, declarado patrimonio mundial en 1986. Tras subir los 122 escalones hasta su campanario (esperen al repicar de las campanas), se obtiene una maravillosa panor¨¢mica, incluida la visi¨®n de la construcci¨®n de su rival y la pr¨®xima parada de este recorrido.
17.00 Un paseo junto al Turia
En el paseo del ?valo, renovado en 2002 por el arquitecto David Chipperfield, se despliega la espl¨¦ndida Escalinata (11), ejemplo de la arquitectura neomud¨¦jar, construida en 1921 por Jos¨¦ Tor¨¢n. Su decoraci¨®n resume todo lo que hace ¨²nico a Teruel. Dos torres la abrazan, las escaleras se embellecen con cer¨¢micas vidriadas verdes, las farolas imitan la est¨¦tica modernista, se representa el toro y la estrella (s¨ªmbolos de la fundaci¨®n de la ciudad en 1171) y en el centro hay un altorre?lieve del beso final de los amantes.
Bajando las escaleras, uno puede acercarse al r¨ªo Turia (12) y dar un paseo por su ribera. Luego se puede subir por la Ronda de Ambeles para ir al encuentro del viaducto peatonal de Fernando Hu¨¦ (13), construido a principios del siglo XX. Siguiendo la muralla aparece el acueducto-viaducto de los Arcos (14), iniciado en 1537 para llevar el agua a la ciudad y una de las obras m¨¢s destacadas del arquitecto Quinto Pierres Vedel.
20.30 Para cenar, m¨¢s jam¨®n
La cena pueden ser unos pinchos y vinos de la zona en La Barrica (15) (Abad¨ªa, 5) o, para aquellos que nunca comen suficiente jam¨®n, se puede optar por el jam¨®n-bar Ambig¨² (16), en la plaza de San Juan. Para terminar el d¨ªa, la copa y m¨²sica en directo esperan en el Espacio Luvitien (17) (Abad¨ªa, 16). Y siempre es buena idea un ¨²ltimo paseo nocturno por la ciudad de los amantes.
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