El mundo seg¨²n Annemarie Schwarzenbach, viajera existencial
De Persia a los Estados Unidos de la Gran Depresi¨®n, recorrido por la intensidad vital y narrativa de la escritora suiza
La escritora y viajera suiza Annemarie Schwarzenbach es una autora de culto desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas. Nacida en Z¨²rich en 1908 y muerta en Sils en 1942, public¨® m¨¢s de 20 t¨ªtulos incluyendo novelas, libros de viaje, poemas, ensayos y relatos. A pesar de su valor literario, se la sigue recordando sobre todo a partir de sus hechos biogr¨¢ficos. A ello contribuye el ¨¦xito de la novela sobre su vida de Melania G. Mazzucco, Ella, tan amada (2000), y el personaje que construye la otra gran viajera suiza, Ella Maillart, en El camino cruel. Un libro que cuenta el viaje juntas por Asia Central, en coche desde Suiza hasta Afganist¨¢n, publicado cinco a?os despu¨¦s de la muerte de Schwarzenbach, y cuya imagen no podr¨¢ cuestionar.
Persia es su lugar favorito; lo visita cuatro veces y lo convierte en el tema de cuatro de sus libros
Annemarie Schwarzenbach forma parte de los escritores que desde la segunda mitad del siglo XIX invierten el objeto del viaje y se desplazan para escribirlo; momento en el que se produce un cambio significativo y los libros de viaje se convierten, por fin, en literatura de viajes. Nadie como ella ha hecho del viaje la met¨¢fora de la existencia: vida, viaje y literatura son equivalentes. Los relatos de Schwarzenbach recorren la deuda que el viaje y la literatura tienen entre s¨ª. ¡°La vida debe ser movimiento¡±, le escribe a su amigo Klaus Mann; escribir y viajar significa vivir errante, dice en Invierno en Oriente Pr¨®ximo. El viaje, al igual que la vida, es intensidad. Los destinos devuelven la experiencia del tiempo real, cuando el ¡°presente, pasado y futuro son uno¡± y ¡°se hacen las cosas como si fuera la ¨²ltima vez¡±, escribe en Muerte en Persia. Schwarzenbach vive entre el dilema del compromiso social y la b¨²squeda de la soledad individual, y hace del viaje tambi¨¦n una huida de la ¡°agotada Europa¡±, como le cuenta a su amada Erika Mann en 1932, pues el continente ¡°est¨¢ a punto de descomponerse y la atm¨®sfera es irrespirable¡± antes de la Segunda Guerra Mundial.
En la primavera de 1933 viaja 15 d¨ªas a Espa?a con la gran fot¨®grafa Marianne Breslauer
Schwarzenbach no solo escribe novelas y relatos de viaje, de 1933 a 1942 realiza una destacada labor period¨ªstica y fotogr¨¢fica para la prensa, adem¨¢s de filmar parte de sus aventuras, como nos recuerdan sus tres grandes bi¨®grafas, Miermont, Grente y M¨¹ller. Gracias al pasaporte diplom¨¢tico que obtiene al casarse en 1935 con el c¨®nsul franc¨¦s Achille Claude Clarac, llega a conocer medio mundo. Sus viajes se dividen en cuatro grupos. Persia, Afganist¨¢n, India, Turqu¨ªa, Siria, L¨ªbano, Palestina e Irak, entre 1931 y 1940. El sur de Estados Unidos, entre 1937 y 1938, adonde vuelve en 1940 y conoce a la escritora Carson McCullers, quien se enamora de ella, y ?frica del Oeste y el Congo, entre 1941 y 1942. A lo largo de estos a?os tambi¨¦n recorre Europa. Fruto de sus viajes por el Reich alem¨¢n, Prusia y los Estados b¨¢lticos es su libro Lorenz Saladin. Una vida para las monta?as (1938), su novela m¨¢s famosa en vida, que narra la historia del escalador suizo del mismo nombre.
El Pirineo oscense
En la primavera de 1933 viaja 15 d¨ªas a Espa?a acompa?ando a la gran fot¨®grafa Marianne Breslauer y visitan Girona, Barcelona, Sant Cugat del Vall¨¨s, Montserrat, San Sebasti¨¢n, Andorra, el Pirineo oscense y Pamplona. El Museu Nacional d¡¯Art de Catalunya dedic¨® una exposici¨®n a Breslauer en 2016. All¨ª se pudieron ver las fotos de su viaje en un Mercedes Mannheim. El padre de Schwarzenbach le regalaba los coches de lujo que despu¨¦s utilizaba para viajar y que gustaba retratar en las fotos como si de un personaje principal se tratase. Imaginemos: Breslauer y ella en Espa?a; Maillart y ella en Afganist¨¢n; Barbara Wright, a quien acompa?a a fotografiar las regiones azotadas por la Gran Depresi¨®n en Estados Unidos, y ella en los coches de lujo. El objeto de las miradas se invierte y dejan de mirar para ser miradas. Viajan en una condici¨®n de poder y diferencia, pues frente a los hombres y mujeres de los destinos, ellas poseen libertad de elecci¨®n y movimiento.
Nadie como ella ha hecho del viaje la met¨¢fora de la existencia: vida, viaje y literatura son equivalentes
Persia (Ir¨¢n) es su lugar preferido, va cuatro veces entre 1933 y 1939, y lo convierte en el tema de cuatro de sus libros. Las razones son varias; entre ellas, que constituye el origen de la escritura y es el destino de Gertrude ?Bell y Vita Sack?ville-West, dos de los poqu¨ªsimos antecedentes en los que una mujer viajera pod¨ªa mirarse. Su adicci¨®n a la morfina es otra raz¨®n, la misma que lleva a viajar a m¨¢s de uno a Asia Central en el periodo de entreguerras. Persia es el reflejo perfecto de su paisaje interior, donde la escritora suiza inaugura esta forma de escritura. All¨ª encuentra el espacio predilecto de itinerancia. Como recuerda Roger Perret, su m¨¢ximo especialista junto con Walter F?hnders, en Persia experimenta el abandono y la desolaci¨®n, los rasgos de su realidad interna, o, en palabras de la propia Schwarzenbach, es el lugar donde ¡°lo ajeno se apodera de nosotros mismos y nos aleja de nuestro propio coraz¨®n¡±.
Sus ¨²ltimas publicaciones demuestran la variedad y calidad de los temas que trat¨®. Por ejemplo, el ensayo que dedica al poeta Georg Trakl. La edici¨®n de la novela El milagro del ¨¢rbol, escrita durante sus viajes a ?frica, y los cuidadosos poemas de La orilla del Congo. A¨²n quedan manuscritos por publicar en los archivos suizos y alemanes. La web de los archivos literarios suizos que contiene parte de sus documentos recuerda un hecho catastr¨®fico: al morir, su madre y abuela quemaron los papeles y manuscritos de Schwarzenbach.
Patricia Almarcegui, escritora, es autora de Conocer Ir¨¢n.
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