Kivir, buenos d¨ªas Guadalquivir

"El r¨ªo Guadalquivir?/ se quejaba una ma?ana?/ me tengo que decidir entre Sevilla y Triana?/ y yo no s¨¦ c¨®mo elegir.?/ Ay! qui¨¦n pudiera?/ fundir en un perfume menta y canela¡±. Los versos luminosos de Lole y Manuel en su canci¨®n El r¨ªo de mi Sevilla se quedan parados frente a la corriente del r¨ªo, entre las mesas altas que acogen el desayuno de todas las ma?anas. El ¨¢tico del hotel Kivir no es grande pese a su nombre (Kivir significa grande en ¨¢rabe). El ¨¢tico despliega siete bufetes transversales al Guadalquivir en el orden geom¨¦trico concebido por Antonio Cruz y Antonio Ortiz, los afamados arquitectos de la Expo de Sevilla, la estaci¨®n del AVE de Santa Justa, la remodelaci¨®n del Rijksmuseum holand¨¦s y el estadio de f¨²tbol del Atl¨¦tico de Madrid, entre otros proyectos de sus 45 a?os de carrera.

Abierto recientemente, el Kivir es herman¨ªsimo de otro hotel que apunta buenas maneras con su anunciada reforma, el B¨¦cquer de la calle de los Reyes Cat¨®licos. Ambos pertenecen al empresario sevillano Luis Miguel Mart¨ªnez. Este es fruto de la rehabilitaci¨®n de un edificio construido a principios del siglo XX como hostal tras la exclaustraci¨®n del convento del P¨®pulo, en las inmediaciones del muelle del Arenal. Limpio, desprovisto de todo lo que es superfluo, gu¨ªa a Sevilla hacia un tiempo donde las cosas no son para aparentar, sino para ser.

Dos accesos alineados en la misma fachada diferencian la zona de alojamiento, a la izquierda, y el restaurante Fluvial, a la derecha, a cargo del chef local Fran Rodr¨ªguez. Sorprende ver cerrado el paso interior, lo que obliga a la clientela del hotel a salir a la calle. El vest¨ªbulo se expande en una zona de servicios en varios niveles con libros y revistas para ojear, mesitas bajas para el aperitivo y techos altos con un excelente aislamiento t¨¦rmico y ac¨²stico, merecedor de la calificaci¨®n energ¨¦tica A.

Luminosos por dem¨¢s son los dormitorios, 10 de ellos orientados al mercado del Arenal y los otros 21 al filete dorado del Guadalquivir. Dise?ados con un rigor cartesiano en las ant¨ªpodas barrocas de Sevilla, todo invita a callar, meditar y remolonear entre las s¨¢banas. Especialmente en las terrazas de los tres alojamientos premium que habitan en la ¨²ltima planta.

A primera vista, desde estos ventanales, dibuja sus tres vanos de hierro fundido el puente de Triana. ?Ay qui¨¦n pudiera fundir en un perfume menta y canela!