Paraguay, el destino a descubrir en Am¨¦rica del Sur
Este pa¨ªs suele ser uno de esos rincones que pasa desapercibido a los turistas a pesar de sus atractivos culturales y naturales. Te detallamos los motivos principales para planear un viaje: de su capital, Asunci¨®n, a las cascadas del Alto Paran¨¢
Incluso a los grandes viajeros, siempre les quedan pa¨ªses y lugares por descubrir. Y Paraguay suele ser uno de esos rincones del mundo que pasa desapercibido, a pesar de sus atractivos culturales y naturales. Poco visitado, resulta un destino acogedor, relajado y con muchas sorpresas: desde el bosque espinoso del Chaco, habitado por jaguares y osos hormigueros gigantes, hasta pueblos pintorescos y regiones con grandes cascadas. Su capital, Asunci¨®n, se va poniendo al d¨ªa y mantiene cierto encanto entre su ecl¨¦ctica arquitectura.
Podr¨ªamos decir que Paraguay es un pa¨ªs incomprendido que pasa inadvertido entre los gigantes que le rodean en el mapa (Brasil, Argentina), pero ideal para los que deseen apartarse de las rutas tur¨ªsticas y vivir una experiencia aut¨¦ntica en el coraz¨®n del continente. Recorriendo el pa¨ªs encontraremos ruinas jesuitas rurales cerca de refinadas ciudades coloniales o bosques subtropicales que contrastan con la sequedad y los cactus de las tierras v¨ªrgenes del Chaco, donde se localizan las aisladas colonias menonitas. Seleccionado por Lonely Planet como uno de los pa¨ªses que merece la pena descubrir en 2025, estos son algunos de sus imprescindibles.
Asunci¨®n, la madre de las ciudades
La capital paraguaya es una ciudad dif¨ªcil de comprender. Hay quien la encuentra atractiva por su sencillez, con edificios originales de estilo colonial y neocl¨¢sico y plazas arboladas. Pero poco m¨¢s. Con un intenso tr¨¢fico en el centro, es sin embargo una de las capitales sudamericanas m¨¢s verdes y agradables, y en la que resulta f¨¢cil orientarse.
La vida en Asunci¨®n gira alrededor de una plaza, la de los H¨¦roes, donde una guardia militar custodia los restos de personajes clave de su historia en el Pante¨®n Nacional de los H¨¦roes, tal vez el edificio m¨¢s identificable de la ciudad. Y hay algunos pocos edificios m¨¢s de los que presumen: la Casa de la Independencia, donde en 1811 Paraguay declar¨® su independencia (fue el primer pa¨ªs del continente en hacerlo); el Palacio de L¨®pez, que es la sede de Gobierno; o el Cabildo, cerca del r¨ªo, un edificio rosado que en su tiempo fue la sede del poder colonial y que hoy es un influyente centro cultural. Al margen est¨¢ la llamada Manzana de la Rivera, un centro cultural integrado por nueve casas restauradas en vivos colores, una de ellas, la m¨¢s antigua, la Casa Viola (1750), donde el Museo Memoria de la Ciudad resume la historia de la evoluci¨®n urban¨ªstica de Asunci¨®n.
Y hay poco m¨¢s hay que ver en el centro, a no ser que nos asomemos a la Estaci¨®n del Ferrocarril, donde se exponen recuerdos y maquinaria de la ¨¦poca en la que funcionaba la l¨ªnea ferroviaria entre Asunci¨®n y Encarnaci¨®n, que fue la primera de Sudam¨¦rica y que ahora se intenta recuperar. En 2025, la reconstrucci¨®n de la l¨ªnea f¨¦rrea (abandonada durante much¨ªsimos a?os) desde la gran y antigua terminal de trenes del centro hasta las afueras de la ciudad, comenzar¨¢ sus trabajos de recuperaci¨®n en serio, aunque a¨²n se tardar¨¢ en poder viajar en ella.
Información en la guía de Lonely Planet Sudamérica para mochileros y en la web lonelyplanet.es.
Algo se mueve en la ciudad ahora, sobre todo en la gastronom¨ªa y en nuevos circuitos tur¨ªsticos que se han preparado para ver otras caras de Asunci¨®n, incluso para recuperar sus ra¨ªces. La herencia precolombina es obvia: desde el guaran¨ª que se oye por todas partes hasta los vendedores ambulantes de terere, yerba mate preparada con agua fr¨ªa y hierbas medicinales. Incluso los nuevos restaurantes que se han abierto en los ¨²ltimos a?os para renovar la oferta en la capital abogan por los ingredientes nativos. Tava abri¨® en el centro en este 2024 y ofrece delicias como sopa paraguaya (pan de ma¨ªz con queso) y fusiones creativas como mbeyu, una torta crujiente de mandioca con un huevo frito, ternera y kimchi. Tambi¨¦n se puede probar la nueva cocina paraguaya en el restaurante Oga, como sashimi de bagre, entrecot, pur¨¦ de boniato o helado de yerba mate.
ChacaTours, una iniciativa local, organiza circuitos por La Chacarita, el barrio tradicional a la vera del r¨ªo Paraguay, y pronto ofrecer¨¢ alojamiento en casas familiares. Y una vez al mes las ruinosas mansiones de principios de siglo de la calle Palma abren sus puertas para que los turistas atisben la Asunci¨®n colonial. Y la revoluci¨®n de la cerveza artesanal tambi¨¦n toma impulso: se pueden probar lagers de Herken en el animado patio de Koggi, weissbier o IPA en el sencillo The Hop o red ales, porters y K?lsch en el elegante Simon Dice.
Las misiones jesuitas y la playa del pa¨ªs
La zona con m¨¢s historia del pa¨ªs est¨¢ al sur, al este del r¨ªo Paraguay. Aqu¨ª est¨¢n sus ruinas jesuitas, hay parques nacionales y la ciudad m¨¢s atractiva de Paraguay, Encarnaci¨®n, una ciudad que incluso tiene una playa fluvial muy interesante que los paraguayos describen como la ¡°nueva R¨ªo de Janeiro¡±. Encarnaci¨®n es la mejor base para explorar el sur: las misiones jesuitas son la estrella, pero hay muchas m¨¢s opciones por la zona.
Las reducciones jesu¨ªticas fueron asentamientos permanentes de los guaran¨ªes convertidos al cristianismo, bajo la administraci¨®n pol¨ªtica y religiosa de esa orden. La provincia jesu¨ªtica se organiz¨® en 1607 y dur¨® hasta 1768, a?o en que sus sacerdotes fueron expulsados. La Sant¨ªsima Trinidad del Paran¨¢ es la reducci¨®n jesuita mejor conservada del pa¨ªs. 12 kil¨®metros al norte est¨¢ Jes¨²s, una reconstrucci¨®n casi completa de la misi¨®n que se vio interrumpida a ra¨ªz de la expulsi¨®n de la orden jesuita en 1767. Y la tercera visita ser¨ªa la misi¨®n jesu¨ªtica guaran¨ª de San Cosme y San Dami¨¢n, que tiene un acceso m¨¢s dif¨ªcil pero merece el esfuerzo: su iglesia sigue en activo y aqu¨ª se conserva el Centro de Interpretaci¨®n Astron¨®mica Buenaventura Su¨¢rez, en homenaje al sacerdote jesuita que construy¨® el segundo observatorio de Am¨¦rica en el siglo XVIII.
La visita a las misiones se puede completar con un recorrido por el parque nacional San Rafael, la ¨²ltima gran extensi¨®n de bosque atl¨¢ntico del sur de Paraguay, un territorio virgen exuberante y un para¨ªso para los aficionados a las aves.
Aventura por el Gran Chaco
Aproximadamente un kil¨®metro al otro lado del r¨ªo Paraguay, desde Asunci¨®n hacia el norte, empieza el Gran Chaco, un mosaico de pantanos, sabanas y matorrales que casi dobla a Espa?a en extensi¨®n, descrito por el divulgador David Attenborough como uno de los ¨²ltimos grandes espacios naturales de la Tierra. Mas de una docena de pueblos ind¨ªgenas (artesanos expertos y guardianes de su fr¨¢gil hogar en el bosque) habitan desde hace mucho un territorio ahora m¨¢s accesible a los viajeros gracias a nuevos puentes y caminos.
El Chaco ha sufrido una gran deforestaci¨®n, pero a¨²n es un lugar extraordinario para la observaci¨®n de fauna. En ¨¦l se alternan las sabanas inundadas y pobladas de palmeras del llamado Chaco H¨²medo y los bosques espinosos del Chaco Seco (el resto). El Chaco es m¨¢s del 60% del territorio paraguayo, pero en ¨¦l vive menos del 3% de la poblaci¨®n del pa¨ªs. Lo m¨¢s llamativo tal vez sean las colonias menonitas de su zona central: hay tres en el Chaco central pero las m¨¢s accesibles son Filadelfia y Loma Plata.
Unos 15.000 menonitas viven todav¨ªa aqu¨ª: se cree que los primeros vinieron de Canad¨¢ en los a?os treinta y cuarenta del siglo XX buscando un lugar donde mantener su forma de vida: libertad religiosa, pacifismo, gesti¨®n independiente de sus comunidades y permiso para hablar alem¨¢n. La realidad que se encontraron fue un entorno dur¨ªsimo al que les cost¨® adaptarse, tras perseverar en su conquista de este ¡°infierno verde¡±. Posteriormente tendr¨ªan un gran ¨¦xito comercial y hoy sus cooperativas suministran muchos de los productos l¨¢cteos del pa¨ªs, entre otros.
La poblaci¨®n se agrupa en tres colonias: Menno (en torno a Loma Plata), Fernheim (con capital en Filadelfia, creada por menonitas rusos) y Neuland (capital Neu-Halbstadt, fundada por alemanes ucranianos). Todas las colonias son localidades peque?¨ªsimas en las que no hay mucho que hacer ni que ver, m¨¢s que empaparse de su singular ambiente, pero la zona est¨¢ adapt¨¢ndose para recibir m¨¢s visitantes: hay c¨®modos hoteles en el pueblo menonita de Filadelfia, y en 2020 se inaugur¨® un centro de visitantes, con rutas de senderismo y muestras sobre la fabulosa flora (recios quebrachos, espinosos palos borrachos con troncos abombados) y fauna (jaguares, tapires, flamencos, armadillos gigantes), parte de la cual se puede observar desde la cercana Laguna Capit¨¢n.
Mas al norte se halla el parque nacional Defensores del Chaco, por donde se debe caminar con cuidado y solo con un gu¨ªa experimentado. Aqu¨ª a¨²n viven peque?os grupos de cazadores-recolectores ayoreos, los ¨²ltimos pueblos aislados de Am¨¦rica fuera del Amazonas, y habitan grandes felinos como jaguares y pumas.
Y solo para aventureros, quedar¨ªa acercarse al gran Pantanal, el mayor humedal tropical del mundo. Una remota regi¨®n apenas visitada y un magn¨ªfico destino para los interesados en la fauna o en la aventura, porque escasea la infraestructura tur¨ªstica, a diferencia con el lado brasile?o, mucho m¨¢s popular. Se puede llegar viajando r¨ªo Paraguay arriba, a bordo del hotel flotante Siete Cabrillas desde Concepci¨®n.
En busca de cascadas en el Alto Paran¨¢
En la regi¨®n oriental de Paraguay hay decenas de cascadas en una zona que ofrece turismo de aventura, observaci¨®n de fauna y aldeas atrapadas en el tiempo. Se puede hacer r¨¢pel en el Salto Cristal, una l¨¢mina de bruma v¨ªtrea sobre roca oscura, y acampar cerca de la costa en la densa selva. O ver el Salto Ingl¨¦s, que alimenta una poza con vistas y debe su nombre a los ferroviarios brit¨¢nicos que colocaban tuber¨ªas para el repostaje de las locomotoras, que a¨²n se conservan en la ciudad de Sapucai. El Salto Samakua cae 60 metros por un acantilado y es posible llegar contratando un gu¨ªa en Capit¨¢n Bado. Cerca de los econ¨®micos centros comerciales de Ciudad del Este, los Saltos del Monday adquieren un tono de leche con chocolate tras las fuertes lluvias. Se necesita un veh¨ªculo todoterreno con el dep¨®sito lleno para llegar a algunos de estos sitios, o contratar un circuito de fin de semana en Asunci¨®n.
Esta zona del Alto Paran¨¢ estuvo en otros tiempos cubierta de antiguos e impenetrables bosques llenos de fauna. Pero la construcci¨®n de la segunda mayor presa del mundo lo cambi¨® todo porque inund¨® grandes extensiones de bosque y engull¨® una serie de cataratas comparables con las de Iguaz¨². El embalse trajo el progreso a la zona y la fundaci¨®n de Ciudad del Este, un famoso centro de contrabando y de compras. Adem¨¢s, en los alrededores quedan lugares interesantes: por un lado, la presa de Itaop¨², la segunda mayor del mundo (despu¨¦s de las Tres Gargantas, en China), por otro, el monumento Bertoni, una comunidad cient¨ªfica en la jungla paraguaya creada por los Bertoni, una familia de inmigrantes suizos. Un monumento en la casa familiar, con un museo que deja constancia de los m¨¦ritos de la familia.
Y est¨¢ la joya de la reserva natural del Bosque Mbaracay¨², elegida por la WWF como uno de los 100 enclaves m¨¢s importantes del planeta en cuanto a la biodiversidad. Es uno de los tesoros naturales de Paraguay, con varios ecosistemas y centenares de especies de aves y mam¨ªferos, y hogar de los ind¨ªgenas ach¨¦s, a los que se permite cazar seg¨²n sus m¨¦todos tradicionales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.