Parador de C¨¢ceres, placeres de una noche en palacio

Que un palacio como el de los marqueses de Torreorgaz consiga una l¨ªnea en los libros de historia y en los manuales de arquitectura ya tiene m¨¦rito. El edificio transita por diversos estilos art¨ªsticos desde su construcci¨®n, en el siglo XV, por los descendientes del comendador Diego Garc¨ªa de Ulloa, muerto en la determinante batalla de Aljubarrota. La torre y algunas puertas y ventanas son g¨®ticas. La estructura es primorosamente renacentista. Mientras que la fachada, con un friso de trillizos y metopas sobre el que sobresale una balconada con front¨®n partido y un escudo nobiliario formado por los cuarteles de Ulloa, Aponte, Carvajal, C¨®rdoba y Z¨²?iga, es neocl¨¢sica. Claro que todo esto pasa casi inadvertido a lo largo de la calle Ancha ¡ªas¨ª considerada en su ¨¦poca¡ª de C¨¢ceres.

La entrada principal queda ninguneada, para bien, por otra retranqueada con verja abierta a un jard¨ªn refrescante entre tanta adustez p¨¦trea. Por ah¨ª se accede al restaurante, con su terraza, donde la cabeza visible del parador, Pepe Menguiano, se esfuerza por que la cocina proponga unos toques m¨¢s innovadores, aunque por ning¨²n motivo puede faltar aqu¨ª la torta del Casar.

El mostrador de recepci¨®n tiene dif¨ªcil encaje en un patio venial flanqueado por tres arcos renacentistas y una armadura medieval pedestre. La zona noble exige subir escaleras, m¨¢s que nada por darse el gusto de explorar el laberinto de pasadizos, recodos y corredores abovedados resultante de la uni¨®n de este palacio con la casa g¨®tica de los Ovando-Mogoll¨®n, Perero y Paredes, cuatro familias pomposas que tuvieron sus momentos de gloria entre los siglos XV y XVI. Aqu¨ª aparecen expuestos, m¨¢s valiosos que nunca, unos grabados del pintor contempor¨¢neo Manolo Vald¨¦s.

Tras la ¨²ltima reforma, los dormitorios han mejorado en ambiente, luz y comodidades. Sobre todo aquellos situados a lo largo de la fachada principal, que merecen la consideraci¨®n de suites por sus balcones a la calle, y los que permanecen escudados bajo las b¨®vedas de ladrillos del palacio.

?Y d¨®nde aparcar en una ciudad hist¨®rica que es casi toda peatonal? En la trasera hay un peque?o aparcamiento gratuito para los clientes. Tambi¨¦n existe un garaje cerrado fuera del recinto monumental con un servicio de traslado que cuesta 19 euros, o 13 euros en caso de ser titular de la tarjeta Amigos de Paradores.