Una Manila nocturna y molona

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En apenas cinco a?os el distrito de Poblaci¨®n ha pasado de ser una zona que muchos evitaban a convertirse en el barrio de Manila en el que todos quieren vivir. Lejos de haber perdido su esencia, sus inquilinos de toda la vida, la mayor¨ªa familias coreanas, conviven con los vecinos reci¨¦n llegados y con galer¨ªas, restaurantes, hostales y bares. ¡°Aqu¨ª, cada semana hay una inauguraci¨®n¡±, cuenta Wawi Navarroza, una artista local, mientras bebe una cerveza artesanal en el bar Polilya. Ferdinand Olante cuenta que abri¨® este local ¡ªen el que se pueden cenar deliciosas hamburguesas¡ª en 2017 y que fue uno de los primeros de la ola hipster que parece haber revitalizado estas calles. ¡°Es un barrio vibrante, vimos su potencial y el negocio funciona muy bien¡±, reconoce. La m¨²sica a todo volumen genera un ambiente vibrante que abre el camino a una larga noche en la ciudad.

Tacos, yakitori y wok

La vanguardia y las nuevas ideas han transformado la idiosincrasia de este barrio, anteriormente conocido por ser centro de prostituci¨®n, salones de striptease y bares de karaoke. ¡°Es un escenario en el que muchos j¨®venes han podido mostrar lo que son capaces de hacer¡±, resalta Navarroza. ¡°?Me recuerda un poco al barrio madrile?o de Malasa?a!¡±, apunta esta artista que vivi¨® un a?o en Espa?a. En el coraz¨®n del distrito financiero de la eternamente atascada capital filipina, Poblaci¨®n supone un alivio. Aqu¨ª se toma una copa, se disfruta de comida de decenas de pa¨ªses y se pasea por la noche sin tener que sortear a los miles de coches que cada d¨ªa asaltan la ciudad.

Por chocante que resulte, hay una gran variedad de restaurantes mexicanos, muy populares entre la poblaci¨®n local. Destaca El Chupacabra, uno de los pioneros en Poblaci¨®n. Sus tacos y su cerveza son los argumentos por los que su decena de mesas siempre est¨¢n llenas. Incluso llega a haber cola. Al lado, una buena opci¨®n para degustar sabores asi¨¢ticos es Tambai, una antigua tiendecita reconvertida en restaurante de comida callejera que ofrece yakitori (brochetas de pollo) hasta medianoche. Tampoco falta la cocina aut¨®ctona, que se encuentra en Alamat, donde hasta las copas son condimentadas con especias filipinas.

Paseando por la zona uno se topa con mercados callejeros en los que disfrutar de un wok de verduras o de carne o pedir una limonada natural que alivie un poco el calor. Son enormes carpas con decenas de mesas rodeadas de una gran oferta de platos cocinados al momento. La mayor¨ªa de ellos cuentan con un escenario en el que alg¨²n cantante profesional ameniza la cena y, depende del d¨ªa y de la hora, tambi¨¦n se abre el micro a cualquier asistente. En Filipinas el karaoke es cosa seria.

Exposici¨®n en el pub

Rodeado de los grandes rascacielos del distrito empresarial, Poblaci¨®n conserva adem¨¢s muchas casas t¨ªpicas del antiguo urbanismo de la ciudad. Bloques de una sola planta con tejados vistosos y luces en la entrada conviven con edificios altos, unos rehabilitados y otros no. Mae Carl y Armand encontraron en este distrito el lugar perfecto para abrir su alojamiento hace dos a?os, el Element Boutique Hotel. Una amplia entrada y su fachada negra con escaleras de incendios que dan a la calle y vistosas plantas en cada piso llaman la atenci¨®n del viandante. ¡°Este barrio refleja muy bien lo que es Filipinas, en una esquina tienes un puesto de pollo frito y en la siguiente un bar moderno¡±, cuentan mientras ofrecen una bandeja de ostras. Desde el porche del hotel, Mae saluda a su vecina de enfrente, Odile, la propietaria del pub Futur:st. Abierto recientemente, el peque?o local combina copas y DJ en la planta inferior, con una peque?a terracita y una exposici¨®n de arte en la superior.

Poblaci¨®n es hoy el barrio de moda que representa la alternativa a los enormes centros comerciales, el lugar de ocio favorito de los filipinos, que les permite resguardarse de la lluvia en la ¨¦poca h¨²meda y resistir el calor en la seca. Otro modo de vivir Manila.