Tailandia para principiantes
Un viaje rumbo al norte desde la bulliciosa capital Bangkok entre mercados flotantes, estupas doradas, puestos de deliciosa comida callejera y aldeas de la etnia karen entre arrozales
Tailandia es un pa¨ªs extenso y lleno de alicientes, y cuando apenas se dispone de 20 d¨ªas para recorrerlo se impone elegir una ruta en la que poder disfrutar de cada parada y, al mismo tiempo, abarcar lo m¨¢ximo posible. La elecci¨®n: de Bangkok a Chiang Rai, pasando por dos antiguas capitales del reino de Siam, descubriendo los paisajes monta?osos de la regi¨®n de Chiang Mai y, sobre todo, apreciando la amabilidad y cortes¨ªa tailandesa y una gastronom¨ªa ante la cual es imposible no caer rendido.
Una vez aterrizados en Bangkok, hay que lidiar con el calor intenso y la sensaci¨®n de caos, dos contratiempos que parecen desvanecerse al poco de llegar. Los contrastes son el alma de esta ciudad que vibra y vive a orillas del r¨ªo Chao Phraya. Su historia es reciente, lleva 200 a?os como capital de Tailandia y en ese tiempo se ha consolidado como la referencia del pa¨ªs. Bangkok o Krung Thep, ¡°la gran ciudad de los ¨¢ngeles¡±, alberga una abigarrada mezcla de barrios y culturas, rascacielos y puestos callejeros con deliciosa comida, mercados y tiendas de lujo, complejos comerciales, grandes avenidas e infinidad de laber¨ªnticas callejuelas; el Skytrain, mototaxis, tuk-tuks y mucho ambiente.
Para un primer contacto con la ciudad, una buena opci¨®n es tomar el Chao Phraya Express Boat, la l¨ªnea regular de barcos que recorre el r¨ªo de punta a punta de la ciudad con paradas en sus principales lugares de inter¨¦s. Al final de la l¨ªnea fluvial se halla el barrio de Banglamphu, con sus casas de madera en las que se han instalado restaurantes y bares de m¨²sica, muchos de ellos regentados por antiguos viajeros que eligieron Bangkok para quedarse. En esta zona est¨¢ Khao San Road, un reducto nost¨¢lgico de antiguos mochileros y un lugar donde tomar una cerveza helada viendo pasear a gente pintoresca llegada de todos los lugares del mundo. Una experiencia imprescindible en materia de transporte es tomar el Skytrain, el ferrocarril elevado que lleva desde la zona de Siam al inmenso y bullicioso mercado de Chatuchak, en el norte de la ciudad.
Otro de los alicientes de Bangkok es el festival casi inacabable de templos, estupas y budas dorados. La mayor¨ªa de ellos est¨¢n ubicados en la zona de Ko Ratanakosin y datan de finales del siglo XVIII. El m¨¢s espectacular, por sus dimensiones y riqueza, es el Wat Phra Kaew o Gran Palacio. Con casi 95 hect¨¢reas, consta de un centenar de edificios y guarda una de las grandes atracciones de la capital tailandesa, el delicado Buda Esmeralda hecho de jade que mide apenas 66 cent¨ªmetros de altura. Para visitarlo es obligatorio ir tapado ¡ªlas mujeres deben cubrirse brazos, piernas y el escote, y no sirven los pa?uelos¡ª y sin ese requisito no se permite la entrada. No en vano, estamos en la residencia real y en Tailandia la monarqu¨ªa es venerada. A unos 15 minutos a pie est¨¢ el Wat Pho, m¨¢s abarcable y menos concurrido, y con elementos tan interesantes como el enorme y dorado buda reclinado de 46 metros de largo y 15 de alto. Saliendo de los templos y en direcci¨®n al r¨ªo, merece la pena deambular por el mercado de amuletos con puestos de mercanc¨ªa fascinante y talismanes para todo tipo de dolencias y ruegos.
Otro de los hitos en materia de templos es el cercano Monte Dorado. Llama la atenci¨®n la exuberante vegetaci¨®n que lo rodea y que acompa?a la caminata hasta lo alto, la recompensa de la cual son sin duda unas maravillosas vistas.
Los puestos de comida callejera son la mejor opci¨®n para degustar la gastronom¨ªa tailandesa, que, seg¨²n el parecer universal, es una de las m¨¢s exquisitas del mundo. Al poco de llegar, uno ya se da cuenta de c¨®mo va a disfrutar con platos como el pad thai, a base de fideos, huevo, gambas y zumo de tamarindo; los elaborados con curri verde, o el pa-nang, solo apto para los amantes del picante. Tambi¨¦n las sopas y las ensaladas convierten el acto de comer en una fiesta. Una recomendaci¨®n es sentarse en uno de los restaurantes junto al r¨ªo para amenizar la comida con el animado trasiego de los barcos surcando sus oscuras aguas. Y, por supuesto, dejarse perder por las calles de Chinatown, donde la comida callejera reina a partir de las siete de la tarde. Es cuando Charoen Krung Road, Yaowarat Road y las callejuelas aleda?as se llenan de aromas y la gente acude en masa para disfrutar de las jugosas especialidades ¡ªno hay que perderse el cangrejo con curri¡ª y el buen ambiente. Para quienes deseen darse un homenaje o prefieran sitios m¨¢s elegantes est¨¢ el Red Sky, en la planta 55 del ic¨®nico hotel Centara Grand en Pratunam, con la mejor panor¨¢mica de la ciudad.
Si la comida tailandesa no tiene parang¨®n, qu¨¦ decir de los masajes. El tradicional masaje tailand¨¦s es aconsejable para expertos y sufridos cuerpos, as¨ª que mejor solicitar un oil massage para entrar en el nirvana del bienestar. En el barrio de Silom se pueden encontrar varios centros recomendables, pero hay casas de masajes por todas partes, de calidad y precio muy dispar.
Excursiones cercanas
La gran capital tailandesa puede saturar un poco, as¨ª que al cabo de un dos o tres d¨ªas conviene hacer una escapada a alguno de los coloristas mercados flotantes. Se organizan excursiones de un d¨ªa a Damnoen Saduak (el m¨¢s famoso); Taling Chan, situado en las afueras de la ciudad, o al de Amphawa, que se suele visitar junto al peculiar Mae Klong o mercado del tren, llamado as¨ª pues v¨ªas y vagones en marcha lo atraviesan.
Un d¨ªa tambi¨¦n es suficiente para ir hasta Ayutthaya, la antigua capital del reino de Siam, situada a unos 80 kil¨®metros al norte de Bangkok. En tren, en taxi con un precio pactado o en visita organizada, merece la pena madrugar para recorrer este conjunto hist¨®rico que consta de seis templos considerados patrimonio mundial. Una de las im¨¢genes m¨¢s ic¨®nicas de Tailandia procede de este enclave arqueol¨®gico: es la cabeza de Buda guardada, seg¨²n dice la leyenda, por las ra¨ªces de una gran higuera. Desde su designaci¨®n como capital en el a?o 1350 hasta su devastaci¨®n por el Ej¨¦rcito birmano en 1767, Ayutthaya lleg¨® a tener unos 400 templos, palacios y arte por doquier. El recorrido apenas permite apreciar aquel antiguo esplendor, aunque uno no deja de maravillarse ante la delicadeza de las tallas, la grandeza de las estupas y las prang o torres-relicario.
Momento de partir de la zona centro de Tailandia y seguir m¨¢s hacia el norte, donde aguarda otra de las capitales hist¨®ricas: Sukhothai. Sus vestigios son uno de los grandes atractivos del pa¨ªs y, por supuesto, forman parte de la lista de patrimonio mundial de la Unesco. Para evitar el calor, se aconseja recorrer la antigua ciudad entre las 6.30 y las 11.00, o a partir de las 16.00 y hasta las 18.30, cuando cierra el recinto. Con una extenci¨®n de unos 70 kil¨®metros cuadrados, es imprescindible alquilar una bicicleta en el hotel en el que uno se aloje o en la entrada del complejo para disfrutar del entorno recorriendo sus grandes estanques, observando los puntiagudos prangs recort¨¢ndose en el horizonte y perdi¨¦ndonos por los recovecos de esta colosal ciudad que fue la primera capital del reino tailand¨¦s durante 200 a?os (entre los siglos XIII-XIV). Es sencillo llegar a ella, ya que est¨¢ muy bien comunicada por avi¨®n, tren o autob¨²s. En los alrededores de la ciudad hist¨®rica hay numerosos hotelitos agradables, rodeados de vegetaci¨®n, y en la carretera que une el parque hist¨®rico con la nueva Sukhothai ¡ªa unos 12 kil¨®metros ¡ª se alinean abundantes restaurantes y puestos de comida para reponer fuerzas.
Dos montes sagrados
Siguiendo hacia el norte, la pr¨®xima parada es Chiang Mai, la capital de la provincia hom¨®nima y uno de los mejores destinos del pa¨ªs por su tranquilidad, belleza, gastronom¨ªa y oferta hotelera. Adem¨¢s de los pintorescos mercados nocturnos de la ciudad, los templos, sus estrechas callejuelas repletas de restaurantes, escuelas de cocina, tiendas y bazares, la antigua capital del reino de Lanna tiene un entorno impresionante que merece la pena recorrer. Existen multitud de excursiones de uno o varios d¨ªas para descubrir los paisajes abruptos y conocer la vida de los pobladores de esas monta?as. Dos picos sagrados, el Doi Suthep y el Doi Pui, ambos accesibles y rodeados de una densa jungla, marcan el perfil de Chiang Mai. Los centros de recuperaci¨®n de elefantes son otra de las grandes atracciones de esta zona. Los enormes paquidermos no han dejado de ser reclamo tur¨ªstico, pero hoy su vida parece m¨¢s placentera gracias a estas granjas donde, aunque se les exhibe, tambi¨¦n se les cuida y protege. Hay much¨ªsimas, as¨ª que antes de elegir es mejor consultar cu¨¢les son las m¨¢s fiables en materia de respeto animal.
Los karen son uno de los grupos ¨¦tnicos m¨¢s numerosos del norte de Tailandia, con medio mill¨®n de almas. Con una forma de vida sedentaria, lengua propia y una organizaci¨®n social basada en la comunidad, se han organizado para acoger a visitantes y mostrarles su forma de vida. Tras unas tres horas en veh¨ªculo todoterreno hacia la zona de Mae Tam, en el oeste de Chiang Mai, nos detenemos en un claro, punto de partida de la excursi¨®n que nos llevar¨¢ hasta el poblado karen. Atravesamos el bosque por caminos sinuosos en una agradable y accesible ruta salpicada de bancales de arrozales, cascadas y pozas de agua. Son unas seis horas de trayecto durante el que se disfruta de un pintoresco almuerzo sobre hojas de platanera y se van descubriendo los sonidos y colores de este rec¨®ndito lugar. Al caer la tarde llegamos al poblado y nos instalamos en la casa que va a ser nuestro alojamiento las pr¨®ximas dos noches ¡ªde madera, con el piso elevado y una parte baja para guardar herramientas y animales¡ª, los gu¨ªas nos muestran c¨®mo es la vida en comunidad con una visita a la escuela, los campos, los establos¡ La cena elaborada a base de verdura, arroz y carne especiada y muy sabrosa es el preludio de una velada en la que el paisaje y el silencio se imponen. Desde una agradable terraza que cuelga sobre el campo, uno se queda boquiabierto con tanta belleza mientras el sol se oculta.
El colof¨®n del viaje son las islas de Ko Lanta, Ko Lipe o Ko Tao, con playas id¨ªlicas para amantes del buceo
Para culminar la l¨ªnea recta trazada a trav¨¦s de la Tailandia continental, desde Bangkok hasta el norte, queda una ¨²ltima parada en Chiang Rai, capital de la regi¨®n m¨¢s septentrional del pa¨ªs. Esta ciudad puede conocerse en un d¨ªa en una excursi¨®n desde Chiang Mai ¡ªdistan unas tres horas en coche¡ª, pero merece la pena alargar la estancia. El recorrido b¨¢sico debe abarcar el espectacular Templo Blanco (Wat Rong Khun) y el Templo Azul (Wat Rong Seua Ten), ambos en las afueras. Tambi¨¦n aqu¨ª hay un colorista mercado nocturno que los fines de semana abarca numerosas calles y en el que se puede encontrar de todo y disfrutar de la afamada cocina norte?a, con especialidades como el khao soi (fideos al curri), el kaeng hang le (curri con especias) o el khanom chin nam ngiao (fideos de arroz picante), todos ellos platos deliciosos.
Terminada la ruta, para volver a Bangkok hay que regresar primero a Chiang Mai y desde all¨ª tomar un vuelo de unos 80 minutos. Para quienes dispongan de m¨¢s d¨ªas, una gran idea es alargar el viaje en alguna isla tailandesa, una opci¨®n perfecta para descansar antes de volver a casa. Koh Lanta, Koh Lipe, Koh Tao ¡ªideales para los amantes del buceo¡ª o Koh Samui aguardan con sus aguas claras y playas de arena blanca.
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