El Amazonas m¨¢s salvaje y desconocido
Un recorrido por el oriente ecuatoriano, una inmensa regi¨®n donde habitan varias tribus ind¨ªgenas sin apenas contacto con el exterior y una prodigiosa variedad de fauna y flora ¨²nica en el planeta
Hay un Amazonas tur¨ªstico al que se puede llegar c¨®modamente, incluso en crucero. Pero hay otro Amazonas, el m¨¢s desconocido, que requiere?estar preparado para la aventura. Es el oriente ecuatoriano, la zona m¨¢s salvaje del pa¨ªs, una regi¨®n inmensa y una de las menos alteradas del planeta. Ocupa m¨¢s de la tercera parte del territorio de Ecuador y en ella viven muy pocos seres humanos, casi todos pertenecientes a pueblos ind¨ªgenas bajo amenaza de extinci¨®n, como los achuar, los secoya, los shuar, los siona, los huaorani o los zaparo, que luchan para conservar su forma de vida tradicional frente a las tentaciones (y presiones) de la vida moderna.
Pero la aut¨¦ntica riqueza de la regi¨®n es su apabullante biodiversidad. En el interior de la selva vive el 50% de los mam¨ªferos del pa¨ªs y el 5% de las especies de plantas de la Tierra. Los viajeros pueden llegar hasta los refugios m¨¢s remotos de la jungla, pescar pira?as en silenciosos lagos, o¨ªr el grito amenazador de los monos aulladores, ver los brillantes ojos del caim¨¢n de noche, admirar a los coloridos loros d¨¢ndose un banquete y,?con suerte, vislumbrar a un gran mam¨ªfero como el tapir o el jaguar. Pero esta regi¨®n no solo es jungla: tambi¨¦n ofrece los mejores ba?os termales del pa¨ªs, la cascada m¨¢s espectacular, los volcanes m¨¢s activos y formidables aguas bravas. No es f¨¢cil adentrarse en ella, y mucho menos conocerla en su totalidad, pero a continuaci¨®n ofrecemos opciones para vivir una verdadera experiencia amaz¨®nica llena de aventura.
Envolverse en las vaporosas aguas cristalinas de Papallacta
El pueblo de Papallacta, de 800 habitantes, es el primer punto de contacto con el oriente ecuatoriano si se llega desde Quito, la capital, donde es conveniente reservar previamente la estancia en los albergues de la selva. Ubicado en la provincia de Napo, 67 kil¨®metros al este de la capital, Papallacta es sobre todo un magn¨ªfico complejo termal rodeado de monta?as que alberga unos ba?os p¨²blicos bonitos y perfectamente cuidados en los que se tiene la impresi¨®n de estar en las nubes. Aqu¨ª podremos alternar, sin apenas transici¨®n, entre termas calientes y chapuzones en piscinas heladas. Con alrededor de 40 albercas burbujeantes, se trata sin duda de la mejor oferta balnearia del pa¨ªs. Pero las termas p¨²blicas de Papallacta no son las ¨²nicas y conviven junto a otras piscinas privadas, como las de La Choza de Don Wilson, la Hoster¨ªa Pampallacta y el Hostal Antisana, tres de los alojamientos m¨¢s recomendables en la zona.
Aunque pocos visitantes llegan aqu¨ª con la idea de moverse, a las puertas del balneario de Papallacta hay una entrada a la reserva ecol¨®gica Cayambe-Coca, donde se organizan excursiones guiadas por esta zona de prados y lagos solitarios que sobrevuelan especies como el c¨®ndor andino y el ¨¢guila parda. A 56 kil¨®metros por carretera de Papallacta est¨¢ tambi¨¦n?Baeza, un antiguo enclave comercial y misionero fundado en 1548, y convertido hoy en un incipiente destino tur¨ªstico por las posibilidades que ofrece para hacer rafting en aguas bravas. Y muy cerca de Baeza, entre las provincias de Napo y Sucumb¨ªos, emerge el m¨¢s activo de los volcanes del pa¨ªs, el Reventador, de 3.600 metros de altura, y cuyo nombre hace justicia a su fren¨¦tica actividad. La ¨²ltima vez que entr¨® en erupci¨®n fue en 2002 y desde entonces escupe humo y rocas varias veces al d¨ªa. Para verlo de cerca lo mejor es apuntarse a un circuito guiado por la reserva privada del Alto Coca.
Selva y volcanes en el Alto Coca y el Sumaco-Galeras
El Alto Coca es una reserva de gesti¨®n enteramente privada que abarca un territorio de bosques frondosos a una altura entre los 1.500 y los 2.000 metros. Una carretera asfaltada une las localidades de Coca y Tena pasando por Loreto, atravesando un gran tramo de bosque nuboso espectacular y pr¨¢cticamente virgen. En ninguna otra parte de Ecuador hay una zona tan vasta sin urbanizar, en la que conviven varios ecosistemas; desde una densa selva tropical, pasando por un bosque nuboso hasta cuevas ocultas, acantilados y un yermo altiplano volc¨¢nico. Tras una dura caminata de cuatro horas desde San Carlos, se llega a uno de los alojamientos m¨¢s remotos de Ecuador, con sencillas caba?as con hamacas y excelentes vistas del volc¨¢n Reventador.
El vecino parque nacional Sumaco-Galeras ocupa 2052 kil¨®metros cuadrados y su principal atractivo es otro volc¨¢n,?el Sumaco, de 3.732 metros,?que permanece dormido aunque podr¨ªa reanudar su actividad en cualquier momento. Es absolutamente imprescindible ir acompa?ado de un gu¨ªa, al ser la ¨²nica manera segura de abrirse camino entre la maleza por senderos mal se?alizados.?Los gu¨ªas huaman¨ª acompa?an a los visitantes hasta el volc¨¢n en una dura caminata a la cima que supone un viaje de ida y vuelta que se prolonga entre 3 y 5 d¨ªas. El esfuerzo compensa, pues es uno de los pocos senderos de Ecuador que pasa por tres zonas clim¨¢ticas diferentes: selva tropical, bosque nuboso y p¨¢ramo. De noche se pernocta en uno de los tres nuevos refugios del volc¨¢n. La mejor ¨¦poca para emprender la ruta es en oto?o (entre octubre y diciembre), cuando los caminos est¨¢n un poco m¨¢s secos. Para planificar la excursi¨®n lo mejor es contratar todos los servicios necesarios en la reserva de la Biosfera de Sumaco. Una buena base para escalar el volc¨¢n es el albergue Wildsumaco Logde , en lo alto de una colina con vistas panor¨¢micas de la monta?a.?
El para¨ªso de aguas negras de Cuyabeno
Hay que adentrarse mucho m¨¢s hacia el este, en el v¨¦rtice que forman las fronteras con Per¨² y Colombia, para encontrar uno de los espacios protegidos m¨¢s excepcionales de Ecuador, la reserva de producci¨®n faun¨ªstica Cuyabeno, una selva inundada que cubre 6.034 kil¨®metros en torno al r¨ªo hom¨®nimo, y habitada por incre¨ªbles especies ornitol¨®gicas y acu¨¢ticas, entre ellas?el delf¨ªn amaz¨®nico. Cada temporada se llena de agua y el bosque se convierte en hogar para varias especies acu¨¢ticas y aves. Adem¨¢s de los delfines rosados de r¨ªo, se hallan manat¨ªes o vacas marinas, caimanes y serpientes anacondas, as¨ª como varias especies de gatos y monos, y mam¨ªferos como tapires, pecar¨ªes y agut¨ªes. Las copas de las ceibas (¨¢rboles de gran envergadura de ra¨ªces tabulares) sobresalen del bosque subacu¨¢tico y crean un impresionante efecto visual. Los llamados r¨ªos negros, caracter¨ªsticos de este espacio natural, deben este color a la descomposici¨®n de la vegetaci¨®n y forman un laberinto de v¨ªas fluviales que alimentan las lagunas de la zona.
La reserva se cre¨® en 1979 para proteger su flora y fauna y para salvaguardar un santuario en el que sus habitantes ind¨ªgenas (sionas, secoyas, cofanes, quechuas del oriente y shuar) pudieran seguir con su modo de vida tradicional. Pese a ello, sigue siendo un lugar con un precario equilibrio que trata de protegerse de la explotaci¨®n petrolera y otras amenazas. As¨ª, la reserva ha ido ampliando su superficie y desplazando sus fronteras hacia el este y el sur, en un intento de los grupos ind¨ªgenas de la zona de protegerse y hacerse o¨ªr, con el apoyo de ONG ecuatrorianas e internacionales, turistas y grupos ecologistas.
Debido a su aislamiento, y para proteger a las comunidades que la habitan los viajeros solo deber¨ªan visitar la reserva mediante circuitos guiados que, de hecho, son bastante m¨¢s baratos que los del parque nacional Yasuni y adem¨¢s permiten ver m¨¢s fauna. La parte sur de la reserva de Cuyabeno es el hogar de los cofanes, etnia de las que apenas quedan 2.000 individuos. No fueron contactados hasta 1960, pero ahora son excelentes gu¨ªas con un gran conocimiento sobre los usos pr¨¢cticos y medicinales de las plantas de la selva. Algunas agencias de Quito ofrecen excursiones organizadas a los campamentos y refugios de la zona.
Dormir en la jungla del parque Yasun¨ª
Una de las experiencias m¨¢s inolvidables del viaje a la selva ecuatoriana es participar en un safari o expedici¨®n por el r¨ªo Napo, adentr¨¢ndose en el parque nacional Yasun¨ª, a 250 kil¨®metros al sureste de Quito. Esta enorme extensi¨®n de selva protegida alberga una biodiversidad deslumbrante, casi sin parang¨®n. Adem¨¢s, Yasun¨ª es una de las ¨²ltimas zonas sin explorar de Ecuador, en la que todav¨ªa viven algunos pueblos aislados, al margen del resto del pa¨ªs. Pero, al igual que pasa con las tribus de la reserva de Cuyabeno, el descubrimiento reciente de petr¨®leo en la zona ha puesto en peligro su supervivencia.
En Yasun¨ª se pueden hacer emocionantes traves¨ªas en canoa por riachuelos frondosos y cruzar la jungla a pie con gu¨ªas expertos, para descubrir toda clase de flores, plantas y criaturas de las que nunca habremos o¨ªdo hablar previamente y, menos a¨²n, observado. Con 9.620 kil¨®metros cuadrados de pantanos, lagos, r¨ªos y jungla tropical, es el mayor parque del Ecuador continental y por su inigualable biodiversidad fue?declarardo Reserva de la Biosfera en 1979 y, poco despu¨¦s, adquiri¨® la categor¨ªa de parque nacional. Aqu¨ª habitan m¨¢s de 600 aves, algunas de ellas desconocidas en el resto del mundo. Tambi¨¦n otros animales dif¨ªciles de ver en la jungla, como el jaguar, la arp¨ªa mayor, el puma y el tapir. Para alojarse dentro del parque, son recomendables el Napo Wildlife Center?o el Yasun¨ª Ecolodge.
Pescar pira?as y buscar delfines rosados en la laguna Pa?acocha
Al norte del Yasun¨ª, la laguna Pa?acocha es otro de los lugares interesantes del oriente ecuatoriano, una serena y oculta mancha de aguas mansas a la que se llega desde el r¨ªo Napo en barca, por una salvaje red de riachuelos llenos de fauna. Pa?acocha, que significa lago de pira?as en quechua, recibe muchas visitas de grupos procedentes de los refugios circundantes, que acuden en excursiones de un d¨ªa a pescar pira?as y observar a los delfines rosa de aguas dulces, pues asoman a menudo por la laguna. Solo los m¨¢s aventureros se adentran m¨¢s all¨¢, navegando por el Napo hasta Per¨² y el Amazonas, en una traves¨ªa exigente. Al final, en la frontera con Per¨², Nuevo Rocaforte es un punto que parece fuera del mapa, un paso fronterizo en el que apenas hay un par de hoteles b¨¢sicos.
Rafting en las aguas bravas de Tena
Rodeada de monta?as, Tena, en el centro de la regi¨®n amaz¨®nica,?es una encantadora ciudad de 23.000 habitantes en la que los viajeros suelen descansar unos d¨ªas antes o despu¨¦s de adentrarse en la selva. En los ¨²ltimos tiempos, ha ganado prestigio y fama como centro neur¨¢lgico del?rafting en aguas bravas, pues cuenta con abundante infraestructura para mochileros y operadores de kayak. Una de las excursiones m¨¢s populares que se pueden realizar desde aqu¨ª tiene como destino el curso alto del r¨ªo Napo, donde los remeros se enfrentan a un divertido tramo de 25 kil¨®metros de r¨¢pidos, aptos para todos los niveles.
En un d¨ªa claro, desde Tena es posible ver la silueta del volc¨¢n Sumaco alz¨¢ndose sobre la jungla, a 50 kil¨®metros de distancia. Para empaparse de su ambiente hay que darse una vuelta por el mercado que se celebra los viernes y los s¨¢bados, y por el malec¨®n. Un puente peatonal conecta el centro de la ciudad con el parque amaz¨®nico La Isla,?centro de interpretaci¨®n ambiental?desde cuyo mirador futurista se aprecia el espectacular terreno que rodea Tena.
Convivir con tribus nativas mediante un circuito desde Macas
El oriente meridional de la selva del Amazonas es la envidia de su hermana del norte. La jungla es m¨¢s salvaje y m¨¢s primitiva. Los r¨ªos serpentean entre el bosque tropical sembrado de diminutos asentamientos ind¨ªgenas, y no hay carreteras. Es un territorio casi innacesible por la falta de industria y de actividad econ¨®mica, aunque las exploraciones mineras y petrol¨ªferas quiz¨¢ cambien el panorama en un futuro no muy lejano. Casi todos los visitantes que llegan a Meca, lo hacen para convivir con tribus nativas como los shuar, lo que supone toda una aventura con muy pocas comodidades, ya que en esta zona la industria tur¨ªstica a¨²n est¨¢ por florecer.
Macas es una ciudad en medio de la selva, con ruidosos mercados y algunos restaurantes sencillos entre casas de cemento. Pero tiene un par de hoteles que son la base de los circuitos que exploran los rincones menos conocidos de la selva tropical ecuatoriana y que incluyen visitas a los pueblos shuar y achuar. La oferta tur¨ªstica tambi¨¦n atrae a los aficionados al kayak, ya que se explora el tramo continuo de aguas bravas m¨¢s largo?del pa¨ªs. Adem¨¢s, el rafting aqu¨ª se practica en r¨ªos mucho menos demandados que el Tena y sus?r¨¢pidos. A 22 kil¨®metros de Macas est¨¢ la ciudad de Suc¨²a, de calles limpias y anchas, que hace las veces de transici¨®n entre la bulliciosa Macas y la tranquilidad de la selva. Resulta mucho m¨¢s agradable, con ambiente provincial y domingos de mercado.
En esta zona de Ecuador los servicios no son tan amplios como los del norte, pero hay m¨¢s bosque tropical virgen y menos turistas. En definitiva, es m¨¢s aut¨¦ntico. De hecho, hay pueblos shuar que, en un intento de mantener a toda costa su autenticidad, se niegan a recibir turistas, a no ser que estos vayan acompa?ados de un gu¨ªa profesional.
Descubriendo el Amazonas m¨¢s remoto con los achuar
Si lo que queremos es adentrarnos en lo m¨¢s rec¨®ndito de la selva amaz¨®nica, podemos vivir una experiencia aut¨¦ntica en el alojamiento ecol¨®gico Kapawi, en pleno coraz¨®n del territorio de la tribu achuar, en el sureste de Ecuador, junto?a la frontera con Per¨².?Kapawi es una reserva con actividades culturales y medioambientales, en un terreno que fue alquilado a los achuar, a los que se form¨® como gu¨ªas en su propio territorio. El refugio se compone de 18 caba?as sobre pilotes frente a una laguna. Aqu¨ª podremos conocer a los ind¨ªgenas achuar y sus costumbres ancestrales. Para desarrollar las actividades diarias se utiliza tecnolog¨ªa de bajo impacto, con el empleo exclusivo de energ¨ªa solar, detergentes biodegradables y una?gesti¨®n eficiente de residuos, reciclaje y tratamiento de aguas. Los visitantes aqu¨ª no se limitan a hacer fotos a los achuar, sino que se integran en su vida diaria, comen con ellos, beben cerveza de yuca y, acompa?ados por un naturalista biling¨¹e y un gu¨ªa achuar, descubren los secretos de la selva tropical.
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