Noche entre bosques, vi?edos y obras de arte
La casa modular que Prouv¨¦ dise?¨® en 1944 para alojar a afectados por la guerra es ahora una 'suite' envuelta en naturaleza en los dominios del Cha?teau La Coste

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Jean Prouv¨¦ inici¨® en los a?os cuarenta la construcci¨®n de casas desmontables con fines funcionales y solidarios haciendo justicia a su apelativo favorito: constructeur. Autodidacta, fiel a una est¨¦tica libre de artificios, lleg¨® a ser uno de los ingenieros y arquitectos m¨¢s humildes y determinantes del siglo XX. Su obra es fruto de la experimentaci¨®n con los materiales y la industria sin dejar de lado la producci¨®n. Su modelo de casas desmontables tra¨ªa impl¨ªcitas unas ideas de sistema, ligereza y movilidad innovadoras y demasiado visionarias. Ahora, el modelo 6¡Á6 (concebido con urgencia en 1944 para alojar a damnificados de guerra) se ha reconvertido en suite hotelera gracias a una iniciativa de la Galerie Patrick Seguin de Par¨ªs y del Cha?teau La Coste, en Le Puy-Sainte-R¨¦parade, cerca de Aix-en-Provence, con lo que se puede pernoctar en ella, poner a prueba los niveles de sensibilidad y vivir una experiencia arquitect¨®nica ¨²nica.
Ante la construcci¨®n, emplazada en plena naturaleza a la sombra de magn¨ªficos robles centenarios, el pensamiento vibra. El constante canto de las cigarras de la Provenza no impide evocar a Huckleberry Finn y la caba?a en la que viv¨ªa en lo alto de un ¨¢rbol a orillas del r¨ªo Misisipi. Pero esta no es una caba?a cualquiera: no hay mejor lugar en el mundo para despertar que en esta superficie de 36 metros cuadrados. El problema, m¨¢s bien, es para qu¨¦ salir. Est¨¢ equipada con mobiliario de Prouv¨¦, que consideraba que no hab¨ªa diferencia entre la construcci¨®n de un mueble y la de una casa, y por ella resbala la vista siguiendo el ¨¦nfasis de la luz entre tanta simplicidad y perfecci¨®n t¨¦cnica.
El proyecto viene acompa?ado de una ampliaci¨®n de cocina y ba?o a cargo de Richard Rogers, de ah¨ª que en el ch?teau se la conozca como Maison Prouv¨¦/Rogers. Para no alterar el dise?o original, esos espacios se han concebido como sat¨¦lites a un lado de la casa. Los arquitectos Richard Rogers y Renzo Piano deben mucho a Prouv¨¦, pues fue ¨¦l, como miembro del jurado, quien m¨¢s apost¨® por su proyecto para dar forma al Museo Pompidou de Par¨ªs en 1977. No es casual, pues, que la presentaci¨®n de la maison se llevase a cabo en el Pavillon d¡¯Exposition, la construcci¨®n que realiz¨® Piano para el Cha?teau La Coste en 2017.
Ubicado en un vi?edo de 200 hect¨¢reas y compuesto por un centro de arte, un hotel, cuatro restaurantes y m¨¢s de 30 instalaciones de arte contempor¨¢neo al aire libre, el Cha?teau La Coste es el lugar de Europa donde mejor dialogan naturaleza y sensibilidad art¨ªstica. El hecho de que arquitectura, arte y enolog¨ªa se expresen libremente en un entorno privilegiado de colinas, olivos, pinos y robles, tan poco com¨²n, lo convierten en un destino (no en un simple lugar) que recibe unos 200.000 visitantes al a?o.

Por este paisaje provenzal se asume la conciencia de pasear por un espacio singular, arm¨®nico, que puede considerarse museo al aire libre, jard¨ªn de obras de arte y finca pionera en el encargo de bodegas a arquitectos contempor¨¢neos de renombre, como demuestra la Chai de Vinification de Jean Nouvel, erigida en 2008.
El propietario e ide¨®logo de este paraje es el coleccionista de arte irland¨¦s Patrick McKillen, que siempre crey¨® en un lugar para vivir, no para observar. El Ch?teau La Coste divide sus hect¨¢reas entre Le Village (puerta de entrada) y el Ch?teau (hotel). McKillen tiene la costumbre de invitar a artistas y arquitectos para intervenir en este paisaje. Cada uno de ellos se instala, se inspira lo que puede y desarrolla libremente su colaboraci¨®n. El itinerario (15 euros) entre las obras de arte articula un paseo de unas dos horas a todas luces extraordinario. Si empezamos la visita en Le Village, se observa el inconfundible centro de acogida del arquitecto Tadao Ando (museo, restaurante, tienda), que con su habitual espiritualidad, simetr¨ªa y austeridad de hormig¨®n y agua da la bienvenida. Del agua emergen tres obras: Crouching Spider (2003), de Louise Bourgeois; Mathematical Model, de Hiroshi Sugimoto, y Small Crinkly, un delicado m¨®vil de Alexander Calder.
Dos rincones deliciosos
En las inmediaciones hay dos tentaciones gastron¨®micas. La Terrasse es la m¨¢s econ¨®mica, una terraza en la que es obligado probar la c¨¦lebre tarta de cebolla, acompa?ada de verduras de un huerto propio. Tras ¨¦l se encuentra el restaurante argentino de Francis Mallmann en la Provenza (cuya terraza incluye la obra Une Pause color¨¦e, de Daniel Buren). Pese a los precios elevados de la carta, encandila por su r¨²stica cocina sobre fuegos abiertos a partir de piedras calientes, hojas y cenizas, su famoso ¡°rescoldo¡±. Desde la vecina cava de degustaci¨®n de vinos empiezan los recorridos por las bodegas (12 euros). M¨¢s all¨¢ se extienden las vi?as de cabernet sauvignon, syrah, garnacha, vermentino, chardonnay, cinsault y agandau.
Frente al Pavillon de Musique, de Frank Gehry (levantado en 2008 para albergar conciertos y cine de verano), est¨¢ el huerto del Ch?teau, un lugar privado pero decisivo, pues demuestra la estrecha relaci¨®n entre la obra de Prouv¨¦ y Patrick McKillen. Y es que al final del huerto destacan dos peque?os pabellones del constructeur que albergan sendas bibliotecas, obras de un nivel superior.
A partir de este momento empieza la experiencia art¨ªstica en plena naturaleza. Solo hay que seguir las indicaciones. Aqu¨ª un pabell¨®n de Tadao Ando (Orgam Benches) y m¨¢s all¨¢ una campana meditativa de Paul Matisse; la Grand Croix Rouge, de Jean-Michel Othoniel; el impactante Wall of Light Cubed, de Sean Scully, o Donegal, un puente de Larry Neufeld. Tambi¨¦n hay que detenerse a escuchar los cantos agudos de los zorros de bronce de Michael Stipe, tiernos animales que parecen corretear entre arbustos y que el cantante del grupo REM dise?¨® para poner m¨²sica a un camino ¨²nico. Escuch¨¢ndolos, la pausa parece un todo.
Use Lahoz es autor de la novela ¡®Jauja¡¯ (Ediciones Destino).
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